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Sergio Crivelli
@CrivelliSergio
El candidato libertario abusa de un discurso violento de regeneración política en la campaña, pero en el Congreso sus posturas terminan encolumnándolo detrás del massismo.
Para ayudar a Massa candidato, Massa ministro armó un “plan platita” que baja impuestos, desfinancia al Tesoro y reparte fondos entre aliados (piqueteros y otros) por $3 billones.
Como su campaña se hunde en un tembladeral inflacionario, Massa pide auxilio al peronismo. Milei, que va adelante, tiene que dar explicaciones sobre la dolarización a votantes y banqueros.
La campaña cambió de protagonistas. Bullrich sumó a Melconian para refutar el discurso económico de Milei, mientras Massa tomaba medidas que ni siquiera los gobernadores peronistas acataron.
La oferta electoral dividida en tres cambia las reglas de juego para octubre. Milei quiere suplantar a Bullrich en el rol opositor mientras Massa prefiere al libertario como rival.
El triunfo de Milei expresa tanto un repudio mayoritario al gobierno como insatisfacción con la oposición. Massa y Bullrich deben reformular sus campañas para entrar en el balotaje.
Para pagar vencimientos de la deuda el ministro tuvo que pedir un préstamo a Qatar que por su bajo monto ratificó el estado crítico de las reservas y el riesgo de una corrida a corto plazo
El organismo forzó al gobierno a una devaluación indirecta que impactó el en el “blue” y tendrá consecuencias inflacionarias. Larreta cuestiona a Bullrich más de lo que cuestiona a Massa.
Reveses en dos frentes para Massa: en Santa Fe la oposición aplastó al peronismo y en Washington el FMI se le plantó exigiendo nuevos parches para que las reservas no desaparezcan
El ministro-candidato recurrió a una campaña negativa con ataques a la oposición para consolidar el voto de la vice. Cree que así llegará al balotaje y podrá polarizar con Bullrich.
El ministro consiguió un alto el fuego entre el presidente y la vice y se esperan más fotos de unidad, pero el FMI no le da tregua y los transportistas lo apretaron por los subsidios
El desfile de dirigentes peronistas por el despacho de la vice fue una escenificación de poder para camuflar su derrota en la interna. Una “centralidad” para consumo de medios adictos.
Ante el abismo electoral que abría la candidatura de De Pedro se formó una coalición de gobernadores, intendentes, Massa y Fernández que impuso una fórmula sin representantes de la vice.