SIETE DIAS DE POLITICA

La pelea Milei-Macri convirtió la elección porteña en nacional

La votación de hoy en CABA definirá la jefatura política de la capital nacional del antiperonismo. También funcionará como un plebiscito sobre las reformas económicas del Gobierno.

Hay elecciones que institucionalmente son una cosa, pero políticamente, otra. En abril de 1931 hubo elecciones municipales en España. El gobierno las perdió y la consecuencia fue la caída de la monarquía y el surgimiento de la segunda república. Lo que estaba en disputa no eran concejales. Esos modestos escaños municipales fueron la excusa para liquidar un pleito de mayor importancia. En rigor, a ese pleito no se puso fin mediante la voluntad popular expresada en las urnas, sino por la vía de una guerra civil.

Salvando las correspondientes (y amplias) distancias, los comicios de hoy en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires son para elegir legisladores locales (exconcejales del extinto Concejo Deliberante), pero en la práctica dirimirán el enfrentamiento entre el ganador de las presidenciales de 2023, Javier Milei, y el de las de 2015, Mauricio Macri, que se niega a pasar a retiro por lo que resolvió medir fuerzas con quien aglutinó a todo el antiperonismo en la segunda vuelta de las elecciones de hace un año y medio.

El enfrentamiento dio lugar a una campaña que se intensificó en los últimas quince días con estrategias distintas que reflejaron en buena medida personalidades políticas distintas ya que las diferencias ideológicas entre ambos son mínimas.

En primer lugar, Macri anduvo en zigzag. Separó las elecciones de la ciudad de las nacionales, pero no hizo campaña con la gestión del PRO de los últimos 17 años, sino con un asunto nacional: la ley de Ficha Limpia. No consiguió que el proyecto fuera sancionado y, a pesar de que contó con el apoyo masivo de medios y periodistas, tampoco consiguió instalar que ese fracaso fuera consecuencia de un pacto oscuro entre el Gobierno y el kirchnerismo.

Cometió varios desaciertos. Primero, la elección de una candidata poco atractiva; segundo, el intento de instalar un asunto que está lejos de las prioridades de los votantes y, tercero, el recurso a denuncias entre irrelevantes y poco verosímiles. En suma, no ensució mucho y solo resultó creíble para quienes ya tiene una opinión siniestra de Milei, el peronismo y los periodistas, sin sumar mucho más.

¿Cómo reaccionó Milei? Aumentó la apuesta. Aprovechó los cuestionamientos generales por la supuesta falta de transparencia y nacionalizó la campaña con una frase simple: “Adorni soy yo”. Se jugó todo a una carta, mientras Macri admitía la derrota de antemano y dejaba librada a su suerte a Lospennato que tuvo que aclarar que nunca había pensado en renunciar a su candidatura.

Por su parte, el Presidente asumió el riesgo de jugarse el futuro del Gobierno en una elección municipal, lo que dio lugar a la hipótesis de que cuenta con información más precisa que las que difunden medios y consultoras, dando por hecho un triunfo del candidato peronista y una disputa por el segundo lugar entre LLA y el PRO.

La nacionalización fue tan fuerte que en la última semana el Gobierno hizo campaña con la economía. El martes anunció una rebaja de aranceles de productos electrónicos que alcanza a celulares y otros bienes que en el país cuestan el doble de su precio internacional por la protección otorgada a ensambladores fueguinos. Al día siguiente del anuncio y de la fuerte rebaja que implicaría la medida había largas colas ante los comercios de electrónica de la ciudad.

Conclusión: mientras Macri lo acusaba de falta de transparencia y de colusión con CFK, Milei le respondía con medidas económicas bienvenidas por los votantes. Los únicos indignados eran el gobierno K de Tierra del Fuego y la UOM de Río Grande.

Al día siguiente, el Indec anunció una baja de la inflación, 2,8%, después del aumento al 3,7% en marzo. En ese plano lo que quedó ratificado fue el éxito de la salida del cepo y la fortaleza de la política cambiaria y fiscal. Habían sido varios los economistas y los periodistas que después del registro de marzo habían pronosticado una inflación del 5% para abril.

Entusiasmado por el resultado positivo y rápido de la eliminación del cepo, el Gobierno exageró con los anuncios de campaña y anticipó que se podrían usar los dólares atesorados para consumo sin rendir cuentas de su origen. Esa pretensión tropieza, sin embargo, con obstáculos legales importantes y la promesa quedó en la bruma. Pero la voluntad estaba expresada y ya había tenido su efecto en la clase media porteña que es la que decidirá la suerte de la elección.

En el acto de cierre de campaña, el jueves pasado, el ánimo en el macrismo no era el mejor y lo había empeorado el anuncio de que Milei (que no se pierde un viaje internacional) faltaría a la coronación del nuevo Papa (ver “Villarruel excluida”). La pregunta obligada era si se quedaba en Buenos Aires para festejar esta noche ante las cámaras de televisión.