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El último clavo fue para otro ataúd

Ayer el electorado porteño confirmó el rumbo tomado por todo el país en la segunda vuelta de 2023: ratificó la voluntad de un cambio drástico de modelo económico, eligiendo nuevamente la boleta de Javier Milei que llevaba el nombre de Manuel Adorni.

La elección no fue municipal, sino nacional y definió el liderazgo del antipopulismo a favor del presidente en su puja con Mauricio Macri. Lo resumió en pocas palabras la hermana del presidente, Karina Milei: “Dijimos que éramos los únicos capaces de ganarle al kirchnerismo”. Lo dijeron y lo hicieron.

La primera conclusión del triunfo libertario es que los porteños apoyaron el éxito del plan de estabilidad. Mauricio Macri, el principal derrotado, había intentado desgastar al gobierno con un discurso moralizador agitando el proyecto de ficha limpia. Fracasó en toda la línea. Se equivocó como hace más de 30 años el radical Juan Carlos Pugliese cuando, al borde de la hiperinflación, reprochó a los compradores de dólares que huían del peso que “les había hablado con el corazón y le había contestado con el bolsillo”.

El fundador del PRO jugó mal sus cartas y su futuro electoral es 0,00%. Su candidata, Silvia Lospennato, prometió seguir con su autoasignado papel de guardiana de la moral pública. Demostró así que está más perdida que su jefe político. “Se lidera desde las convicciones, aseguró, no solo desde la victoria”. Increíble. Volvió a la carga con una estrategia aplastada en las urnas, en las que Adorni la dobló en votos.

Pero Macri no fue el único perdedor. También desaparecieron la UCR (2,31%) y la Coalición Cívica de Elisa Carrió (2,50%). En resumen, Milei no sólo derrotó al peronista Santoro, sino que también le puso el último clavo al ataúd de Juntos por el Cambio y a sus líderes, es decir a los de la ancha avenida del medio. El único woke que sobrevivió fue Horacio Rodríguez Larreta (8%), ex socio de Sergio Massa que sigue desaparecido desde su derrota electoral ante Milei.

EL PAPEL DE LOS MEDIOS

Capítulo aparte merece el papel de la mayoría de los medios y periodistas que apoyaron claramente al macrismo en su tarea desgastar al gobierno con denuncias de corrupción. Una vez más quedó a la vista la pérdida de influencia de lo que en otros tiempos fue llamado cuarto poder y que hoy, por tratar de ocupar el lugar de los políticos, ha perdido credibilidad.

En materia económica el éxito en una elección municipal puede parecer irrelevante, pero es una prueba más de que la sociedad sigue dándole crédito al gobierno. Ese test lo viene aprobando todos los días Luis Caputo en los mercados, pero la reacción de las urnas también es fundamental: el fuerte ajuste sigue contando con apoyo mayoritario.

Por último, derrotado Macri, se allana la posibilidad de un acuerdo entre LLA y el PRO en la provincia. Parece poco probable que Ritondo o Santilli se dejen llevar al matadero electoral por la intransigencia de un jefe político muy devaluado.