- Inicio
- Dardo Gasparré
Dardo Gasparré
@dardogasparre
Los argentinos acaban de descubrir que más de la mitad son pobres y buscan desesperadamente un culpable de la mayor de todas las grietas.
La reducción de los tipos de interés americanos está muy lejos de ser una buena noticia, aunque a algunos les convenga circunstancialmente
El nuevo presupuesto obliga al gobierno a mostrar en números concretos sus planes, a explicitarlos claramente y a mantenerlos. Y obliga al Congreso a pensar y definirse. Si quiere
Los graves problemas de la sociedad ocultos e ignorados por una maraña de banalidad y bastardización delberada que resulta muy difícil atribuir a la casualidad.
Una figura que, como la de Rasputin, más allá de su existencia o no, sirve para explicar lo inexplicable.
La ley que nunca debió tratarse ni sancionarse que inventa más subsidios en contra de los legítimos aportantes y en contra de la sociedad.
Cuando se acalle el griterío y la indignación del escándalo tal vez haya que volver a preocuparse de los problemas de la sociedad.
Los partidos estadounidenses son diferentes y tienen distintas ideologías, pero sus propuestas e ideas pueden llevar al mismo resultado no deseado.
Como en una sinusoide enloquecida, el gobierno cambia de rumbo a cada paso, pero la sociedad compró la idea de que hay un plan inalterable que se cumple a rajatabla
Como en una vieja novela policial de quiosco, la columna intenta explicar la misteriosa evaporación de la deuda del Banco Central.
El proverbio griego copiado por los chinos bien podría aplicarse al Gobierno en al actual momento pos Ley Bases.
La nueva receta del FMI que no se debe seguir para no caer en el mismo colapso que la Unión Europea y otros principios más importantes a respetar.
El difícil equilibrio entre la lucha antiinflacionaria, el crecimiento, los pactos y promesas electorales, la turba sediciosa contratada y el aguante de la sociedad.
Esgrimiendo una vez más la bandera facilista y cínica de la justicia social, la oposición mina eficazmente el terreno de una recuperación.
El programa de gobierno para salir del destino fatal ya está formulado. Es sólo cuestión de tener el coraje de aplicarlo.
Hay quienes analizarán el acto como un modo de hacer política o como un golpe de efecto para cambiar el foco del debate. La columna se limita al análisis técnico del contenido.
Otra burocracia supranacional que juega a la política con su poder de préstamo y pretende dar dudosos y peligrosos consejos económicos
Áspera y dura semana que sembró demasiadas dudas, cuestionamientos y reacciones de buena o mala fe.
La celebración del oficialismo de la media sanción de los despojos de su proyecto es efímera y algo apresurada. El peronismo la seguirá emasculando.
El gobierno está ante una urgente instancia de inflexión que no puede ni debe ignorar. Un cambio para poder hacer el cambio
El riesgo de que la sociedad empiece a pensar que no se está haciendo lo que se prometió, sino todo lo contrario
Como en ese viejo bolero, la tiranía del tiempo empieza a presionar al Gobierno y también a la sociedad, más allá de los fanatismos y partidismo.
Nada mejor que una contienda bélica mundial para alcanzar de una sola vez todos los objetivos del proyecto woke.
La postulación para ocupar el cargo de ministro de la Corte pone en peligro la tolerancia de la sociedad y la credibilidad del gobierno.
Quizás la mejor manera de describir la situación sea imitando un cuento de Bradbury o Asimov, aunque ya queden pocos que los hayan leído.
Lo peor de las intempestivas y desubicadas actitudes del mandatario es que son innecesarias y no cumplen ningún objetivo. Sólo el de empalidecer un diagnóstico acertado.
Cobra vida la mayor de todas las distopías. La excusa perfecta, en nombre de la defensa de la democracia que bastardearon, la ofrece el diabólico Putin, el enemigo a medida