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Santiago González
* Periodista. Editor de la página web gauchomalo.com.ar
Con una ingenuidad que ya nos costó cara en el pasado, la Argentina elige aliarse a una potencia en retroceso y de dudosa lealtad.
Carente de programa, experiencia y equipo Milei aprende a gobernar gobernando, un drama político y humano hasta ahora sin resultados.
Milei redobla la apuesta para imponer a una población abatida políticas de disciplina económica y social que ya fracasaron dos veces.
Al mejor estilo K, Javier Milei entretiene a sus votantes mientras apuesta a que la economía se recupere a tiempo para las legislativas del 2025
Milei defiende en Davos la concentración capitalista pero fustiga al mismo tiempo las políticas promovidas por las grandes corporaciones.
Agregados de dudosa razonabilidad y coherencia desdibujan y empañan las necesarias reformas políticas y económicas de Milei.
La derogación de la ley de protección deja al país desguarnecido frente a una amenaza de acaparamiento advertida mundialmente.
Aún escuchando y explicando, Milei deberá imponer su programa cuanto antes porque sus enemigos corren contra el mismo reloj.
Un nuevo pacto de Olivos amenaza a la Nación Argentina y llama al patriotismo de su gente para evitar un previsible colapso.
La Argentina afronta una instancia decisiva que la pone a prueba en términos sanmartinianos: serás lo que debas ser, o si no…
Si un Milei triunfador y emocional forja un lazo afectivo con una sociedad desgarrada no habrá fuerza capaz de enfrentarlo o resistirlo.
Si votamos masivamente y a conciencia, no por el ‘mal menor’, éstas podrían ser efectivamente las elecciones más decisivas de la historia.
La reconstrucción de la democracia argentina, y la recreación de la confianza en ella, pasa por la regeneración de los partidos políticos.
En parte convencida y en parte presionada, Cristina Kirchner acepta la candidatura de Sergio Massa y plantea nuevos retos a sus rivales.
La degradación de la educación pública y del docente ha sido obra de una camarilla ideológica instalada desde la recuperación democrática.
Malas decisiones políticas y económicas restan credibilidad a la divisa estadounidense e impulsan a buscar alternativas.
El escepticismo político y la incertidumbre económica que acosan a los argentinos tienen dos responsables: Macri y Cristina.