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Santiago González
* Periodista. Editor de la página web gauchomalo.com.ar
Washington ofrece su apoyo pero espera que el gobierno asegure la gobernabilidad, promueva el desarrollo y restablezca el bienestar
¿Cuánto tiempo de gracia le conceden a Milei los poderes fácticos, cuánto le permiten sus propias encerronas?
Algunos gobernadores han recordado que las provincias preceden a la Nación y dan forma al gobierno central, no a la inversa
Desde hace medio siglo, sucesivos gobiernos vienen fracasando en el intento de crear un país subordinado a designios externos
El “Rodrigazo” puso fin al crecimiento, el ascenso social y el desarrollo, e inauguró la era de la inflación, la deuda y el atraso.
La incapacidad argentina para renovar su proyecto nacional e insertarse en el mundo la hundió en la división y la decadencia.
El papa Francisco fue un agudo lector de su tiempo y cumplió a cabalidad la misión eclesiástica de dar sentido, restañar vínculos y acercar a Dios.
La represión ha sido el instrumento favorito del Gobierno, primero contra la inflación, el gasto y el valor del dólar, y ahora contra el reclamo social.
¿Planea Milei una Argentina convertida en patio de juegos para los fondos de inversión y atendida por sus propios ciudadanos?
Abatida la inflación, controlado el gasto y con el reaseguro del FMI, el gobierno buscar ahora afianzar su dominio sobre la política.
Al describir los desacuerdos con su vicepresidenta, el libertario ofrece las primeras e inquietantes señales sobre su rumbo político.
Superado lo peor de la crisis económica, al gobierno le toca pasar de los números a las palabras: el contexto local y exterior lo favorece.
Intereses económicos y políticos alimentan los desórdenes estudiantiles que alteran la vida universitaria en todo el país.
Milei cuenta todavía con un par de meses para ordenar su gobierno y producir señales claras de recuperación.
El infortunio del pequeño Loan saca a la luz la degradación institucional de la Argentina, pero también insinúa sus remedios.
Entre el recelo de los globalistas y el interés de los soberanistas, Javier Milei ensaya en Europa una difícil posición independiente.
Superado el escollo legislativo, llega el momento de la gestión y con él la necesidad de consolidar un gobierno eficaz.
El Gobierno no logra consolidarse, las cuentas no dan bien, y las fuerzas del cielo envían tres poderosas advertencias.
La sociedad y la cúpula del poder experimentan radicales transformaciones que aun no logran entrar en sintonía.