Son de 10

El baúl de los recuerdos. En la Argentina está el mejor polo del mundo. Adolfo Cambiaso es el jugador más destacado de la actualidad. Tomó la posta que dejó Juan Carlos Harriott, una gran figura de otros tiempos.

Hace muchos años, el polo era el juego de los reyes. Se lo veía como un entretenimiento de familias reales y altas clases sociales. Actualmente, nadie duda de que se trata de un deporte que tiene a sus más grandes exponentes en la Argentina. En estos días, el jugador más destacado es Adolfo Cambiaso, heredero de un prócer del pasado, Juan Carlos Harriott. No hay en el mundo un polista como Adolfito, así como no existió quien se pareciera a Juancarlitos. Representan lo mejor de lo mejor. Hoy y siempre.

Cuando los británicos dispersaron la semilla del polo en la Argentina a fines del siglo XIX, no tardaron en comprobar que ese juego nacido como divertimento tribal en Asia Central hacía más de dos mil años les resultaba bastante sencillo a los jinetes de estas latitudes. Los gauchos demostraron una sorprendente habilidad y sus caballos una combinación casi científica de destreza, resistencia y reacción en sus desplazamientos.

Por eso, la tierra de la birome, el colectivo y el dulce de leche se convirtió en un abrir y cerrar de ojos en la cuna de los grandes polistas a lo largo y a lo ancho del mundo. No bien se insertó en el calendario olímpico, este deporte le permitió a la Argentina cosechar las medallas doradas en París 1924 y Berlín 1936.

Los cuatro grandes del sur, ganadores de la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de París, en 1924.

Arturo Kenny, Juan Diego Nelson, Enrique Padilla y Juan Bautista Miles se ganaron un lugar en la historia como Los cuatro grandes del sur. Ellos treparon a lo más alto del podio en la capital francesa, del mismo modo que 12 años después lo hicieron Luis Duggan, Roberto Cavanagh, Andrés Gazzoti y Manuel Andrada.

En aquellas lejanas épocas surgieron los primeros grandes equipos y jugadores que les dieron vida a rivalidades eternas. El Trébol y Venado Tuerto fueron los protagonistas estelares en la década del ´40. De un lado estaban Luis Duggan, Julio Menditeguy, Heriberto Duggan y Carlos Menditeguy, y del otro, Juan Cavanagh, Roberto Cavanagh, Enrique Alberdi y Juan Carlos Alberdi.

EL TIEMPO DE EL INGLÉS

Enrique Padilla, uno de los dueños del oro olímpico de 1924, viajó a Coronel Suárez, una ciudad ubicada en el centro-sur de la provincia de Buenos Aires. Allí se encargó de enseñarles a los estancieros locales los secretos del polo. El juego prendió de tal manera, que en 1929 nació uno de los equipos más emblemáticos del país: Coronel Suárez.

Juan Carlos Harriott (hijo) con los colores de Coronel Suárez. 

Con su camiseta azul y rojo dividida en triángulos, surgió a comienzos de la década del ´50 Juan Carlos Harriott (hijo). Tenía el mismo nombre que su padre, también integrante de ese equipo. Así, en familia, fue descubriendo que ese juego era demasiado fácil para él. En 1953 consiguió su primer punto de hándicap, es decir la calificación que recibe un polista de acuerdo con su habilidad.

Llevaba en la espalda el 3 y no se trataba de una casualidad. Ese número está reservado a los encargados de comandar las acciones ofensivas de su equipo. Sería algo así como el enganche en el fútbol. El 3 diseña los ataques que deben definir el 1 y el 2, los delanteros. Por si fuera poco, además debe ordenar los movimientos defensivos. Harriott poseía las características ideales para ese puesto: buen golpe de la bocha, visión de juego, habilidad y liderazgo.

Le tomó apenas cuatro años inscribir su nombre entre los ganadores del principal torneo de polo del mundo. En 1957 obtuvo el Campeonato Argentino Abierto, junto con su padre, Bertil Andino Grahn y Enrique Alberdi. Fue el primero de los 20 que logró y que lo convirtieron en el máximo vencedor en Palermo. Sus otras conquistas fueron en 1958, 1959, 1961, 1962, 1963, 1964, 1965, 1967, 1968, 1969, 1970, 1971, 1972, 1974, 1975, 1976, 1977, 1978 y 1979.

Juancarlitos reunía las características ideales que debe poseer el número 3 de un equipo de polo.

En los años ´60 nació el clásico más famoso del polo argentino. Coronel Suárez y Santa Ana se midieron 17 veces en la final de Palermo, con diez triunfos consecutivos del equipo de Juancarlitos, a quien llamaban así para diferenciarlo de su padre, aunque también le decían El Inglés. Se medían Alberto Pedro Heguy, Horacio Antonio Heguy y Juancarlitos y su hermano Alfredo Harriott con Gastón Dorignac, Héctor Merlos, Daniel González y Francisco Dorignac.

Los títulos llegaron a raudales. Cosechó triunfos en el Abierto de Tortugas en 1958 (jugó para Hurlingham con su padre), 1966 (con los colores de Tortugas) y luego en 1968, 1972, 1974, 1975 y 1977, con Coronel Suárez. Y venció 15 veces en Hurlingham: 1957, 1961, 1962, 1963, 1964, 1965, 1966, 1967, 1968, 1969, 1971, 1972, 1974, 1975 y 1977.

En este deporte existe un halago que no va acompañado de título alguno, pero supone la concreción de un éxito inmenso. Se trata de conseguir la Triple Corona, que consiste en ganar el mismo año los abiertos de Tortugas, Hurlingham y Palermo. El Inglés lo hizo en cuatro ocasiones (1972, 1974, 1975 y 1977) y fue el primero en lograrlo dos veces seguidas.

El equipo perfecto: Coronel Suárez con 40 goles de hándicap. 

Ganar en Palermo es el momento cumbre para cualquier equipo de polo. Y para un jugador, alcanzar el 10 de hándicap es la confirmación de que alcanzó su máximo nivel. Harriott recibió esa calificación en 1961 a los 26 años (nació el 28 de octubre de 1936) y la mantuvo hasta su retiro, en 1980. Era el mejor y los números lo demostraban.

Junto con Alberto Pedro y Horacio Antonio Heguy y su hermano Alfredo se erigieron en el primer equipo que reunió 40 goles de hándicap, el ideal en el polo, pues sus cuatro integrantes tienen 10. Sucedió en 1974, 1975, 1977 y 1979. Bastan con los dedos de una mano para contar la cantidad de cuartetos con ese registro.

También representó a la Selección argentina, con la que fue campeón de la Copa América en 1966, 1969, 1979 y 1980 y de la Copa Sesquicentenario en 1966. Sí, ganaba todo cuanto jugaba. Por eso era el mejor. El Círculo de Periodistas Deportivos le concedió por esa razón el Olimpia de Plata en su disciplina en 1970, 1975, 1976, 1977 y 1978 y lo entronizó como el primer polista que se quedó con el Olimpia de Oro, en 1976.

También festejó con los colores de la Selección argentina.

El repaso de la triunfal carrera de El Inglés es abrumador en cuanto a títulos y distinciones. Sin embargo, también se puede vincular al extraordinario polista con uno de los golpes más celebrados del tenis: La Gran Willy. Guillermo Vilas, el mejor jugador argentino de todos los tiempos, se inspiró en una acción muy común de Harriott para crear esa maravilla que cada tanto se observa en los distintos courts del mundo.

Juancarlitos se lucía con el backhander, que es un impacto de revés con el taco, pero él lo hacía más espectacular al ejecutarlo entre las piernas del caballo. Willy lo imitó y cambió para siempre el antiguamente denominado deporte blanco.

ADOLFITO, EL MEJOR DE HOY

Cuando Adolfo Cambiaso llego al mundo el 15 de abril de 1975, Harriott estaba todavía en su esplendor. Y el niño, hijo del polista Adolfo Marcelo Cambiaso y de Martina de Estrada Láinez, no tardó en mezclarse en un universo de caballos, bochas y tacos. A los 8 años ya compartía equipo con su progenitor, quien creó La Martina y en 1986 se dio el gusto de ganar la Copa Bartolomé Mitre en una formación que se completaba con Adolfito, su medio hermano Marcial Socas y Horacio Heguy.

Adolfo Cambiaso es el mejor de la actualidad. Está a punto de batir todos los récords en el polo.

A los 12, recibió su primer gol de hándicap. Jugaba y conseguía títulos con ese equipo que llevaba el nombre de la estancia familiar en Cañuelas. A los 13 su hándicap ya era de seis y a los 16 viajó para competir en Estados Unidos, un país que, junto con Argentina e Inglaterra, constituye el trío de principales centros del polo a nivel mundial.

Como no podía ser de otro modo, en 1994 recibió los 10 goles de hándicap y ya lleva casi tres décadas con esa calificación. Nadie se mantuvo tanto tiempo en lo más alto. Al igual que a Harriott, el 10 le queda a la perfección. Por eso es el mejor en estos tiempos y, para muchos, el mejor de todos los tiempos.

Su irrupción en los grandes torneos del país fue casi inmediata. Con La Ellerstina fue campeón en Palermo en 1994, 1997 y 1998 y luego repitió con La Dolfina -el equipo de su creación- en 2002, 2005, 2006, 2007, 2009, 2011, 2013, 2014, 2015, 2016, 2017, 2018, 2019, 2020 y 2022. Se quedó con el Abierto de Hurlingham en: 1994, 1995 y 1999 (con La Ellerstina) y en 2000, 2001, 2002, 2006, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015, 2019 y 2022 (con La Dolfina). En Tortugas ganó en 1992, 1994 y 1995 (con La Ellerstina) y en 2013, 2014, 2015, 2016, 2017 y 2018 (con su actual cuarteto).

Con La Dolfina sigue escribiendo páginas memorables de este deporte.

A los 48 años se mantiene en el primer nivel y se encamina a no dejar récords en pie. Tiene 18 títulos en Palermo, dos menos que Juancarlitos; 14 en Hurlingham contra 15 de Harriott y 9 en Tortugas (dos más que el símbolo de Coronel Suárez). Además, con más de mil goles es el máximo anotador de la historia del Argentino Abierto. Y aquí surge una de las principales diferencias con El Inglés, a quien admiró desde siempre: Adolfito juega de 1, es decir que es un definidor nato.

Solo él puede jactarse de haberse adjudicado la Triple Corona tres veces seguidas. Fue de 2013 a 2015 con La Dolfina. Ya en 1994 la había alcanzado con La Ellerstina. Junto con Juancarlitos, son los jugadores que en más ocasiones se quedaron en el mismo año con los campeonatos de Palermo, Hurlingham y Tortugas.

No le quedan demasiados récords por batir. Hace unos meses, en noviembre de 2023, igualó a Eduardo y Alberto Pepe Heguy al completar 31 temporadas consecutivas participando en el Abierto de Palermo. No perderse por tanto tiempo el torneo más importante del mundo es solo para algunos elegidos.

En 2014 ganó el Olimpia de Plata en polo y además se llevó el de Oro que lo consagró como el mejor deportista del año.

En los tiempos de Harriott no era tan común que los jugadores argentinos mudaran su talento a otros torneos en los recesos de la actividad local. En cambio, hoy en día es habitual y por eso Cambiaso posee una colección interminable de éxitos en Estados Unidos (ganó nueve veces el US Open, 13 la Copa de Oro de la Asociación Estadounidense -USPA-, en dos oportunidades la Triple Corona de ese país y en siete la C.V. Whitney Cup) y en Inglaterra (ocho títulos en el Abierto británico y 10 en la Copa de la Reina, entre otros certámenes).

Por supuesto vistió los colores argentinos para ganar la Coronation Cup en 2009 y 2014. Fue 12 veces seguidas Olimpia de Plata en polo (de 1997 a 2018) y, al igual que a Harriott, también lo distinguieron como el deportista del año en 2014 al otorgarle el Olimpia de Oro.

Cambiaso es más que un formidable goleador y el más grande referente del polo mundial de la actualidad. Se afianzó como un pionero en la clonación de caballos cuando en 2006 creó ejemplares a imagen y semejanza de Aiken Cura -que había sufrido una fractura- y más tarde al obtener copias perfectas de Cuartetera, considerada la mejor yegua de polo de la historia. Se destaca en la cancha y fuera de ella, apostando al futuro.

Adolfito lleva casi tres décadas con diez goles de hándicap. Eso demuestra que su talento resiste el paso del tiempo.

“Se fue el uno”, se lamentó el 11 de septiembre de 2023 al enterarse de la muerte de El Inglés. Adolfito siempre fue consciente de lo que representó Juancarlitos para el polo. En ese deporte no hay espacio para las discusiones estériles que son moneda corriente en el fútbol. Nadie se bate a duelo para definir si Diego Maradona es mejor que Lionel Messi o viceversa. En el polo saben que tanto Cambiaso como Harriott son de 10.