Reglas en crisis

Tras medio año lectivo dentro del aula, 25 observadores compartieron sus impresiones sobre lo que ocurre en el día a día. En gran parte de ellas, se ha perdido algo valioso: el cumplimiento de las reglas.

En una sociedad atravesada por una exposición constante a estímulos digitales, en algunas aulas también se experimenta una sobrecarga sensorial, ya que el desorden se ha vuelto parte del entorno habitual. 
El clima áulico, estrechamente relacionado con la disciplina, ha sido estudiado por su comprobada influencia en el rendimiento académico de los estudiantes (León, Mendoza y Gilar, 2021). 
A través de un estudio exploratorio descriptivo, indagamos qué sucede en clases de primaria y secundaria. La investigación, que codirigí y analizamos junto a la Ing. Patricia Sosa, consultora independiente, exdirectora senior de Nielsen y de CCR Argentina, se llevó a cabo a través de un cuestionario con preguntas abiertas y cerradas que fue compartido en un grupo de profesionales que trabajan dentro del aula. 
La encuesta fue respondida por 25 docentes de apoyo (de primaria y secundaria). La mayoría optó por contestar en forma anónima. De este modo, se recopilaron percepciones por parte de observadores con bajo efecto de intrusión (menor sesgo que visitas externas o autoridades). La presencia de un observador externo suele modificar la conducta de los alumnos, especialmente si se trata de un directivo o supervisor; en cambio, cuando el observador es parte de la dinámica habitual, la información recopilada es más genuina y no pertenece a una única visita puntual. Dentro de las limitaciones del estudio, es importante señalar que, dado el tamaño y la composición aleatoria de la muestra, las cifras no representan al “total de escuelas argentinas” sino que reflejan al “total de respuestas de los observadores”, brindando datos cualitativos.
Una de las 25 participantes, que optó por no responder de forma anónima, Constanza Sisto, con cinco años de experiencia acompañando en el proceso de aprendizaje a alumnos en aulas de primaria y secundaria, observa acerca del clima áulico: “Los alumnos no conocen el respeto, ni hacia los adultos ni entre pares. En el aula se perdió el deseo de aprender. Las familias, en algunos casos, ven a la escuela como un espacio de cuidado y no de aprendizaje; no se involucran”. La opinión de Constanza no es una excepción. 

CONCLUSIONES
Entre las principales problemáticas que arroja la encuesta, se visualiza que, casi la mitad de los observadores manifiestan que las reglas han dejado de cumplirse en el aula. Eso modifica sustancialmente el ambiente de aprendizaje, provocando desorden, dificultad para prestar atención y facilitando la aparición de conflictos interpersonales. 
*Hay una estrecha interrelación entre disciplina y atención. Allí donde se cumplen las normas, los estudiantes muestran mayor atención; en cambio, la ausencia de reglas claras o su incumplimiento se traduce casi inevitablemente en desatención.
*El desorden se intensifica en clases donde las normas carecen de peso y apareció en la mitad de las observaciones como algo demasiado frecuente. 
*La participación espontánea no es común y se resiente aún más en contextos sin disciplina.
*Entre la modalidad de las clases observadas, la actitud que aparece con más frecuencia por parte del docente es intentar imponer orden sin éxito, seguida por “pone orden y se lo respeta.” Un menor porcentaje de observadores percibe que el docente “no interviene mucho frente al desorden”.
*Los conflictos entre pares suceden a menudo. Son más visibles en entornos donde las reglas no están claras y suelen ocurrir mayormente entre los propios estudiantes.
*Al consultar sobre las actividades más usadas en el aula, la mayoría se inclina por 'Explicación oral del docente'; seguido por 'Uso del pizarrón / copiado mecánico'.  La mayoría nota al grupo más atento 'Al hacer experimentos/ mirar videos/ leer' y en segundo lugar, 'Al realizar tareas individuales escritas', es decir con actividades con estímulo y producto.
*Ante la pregunta, “¿Qué le falta a la escuela actual en comparación con la del pasado?”, la respuesta más repetida es “respeto y disciplina”. Le siguen, en orden de importancia, la falta de confianza en la educación y la pérdida de autoridad de la figura docente, la merma en la calidad académica y la falta de contención familiar.

TESTIMONIOS
Ante la pregunta ¿qué le falta a la escuela de hoy?, estos fueron algunos de los testimonios recogidos:
* “Falta más disciplina, hay una relación más de confianza con los profesores, el límite se desdibuja.”
* “Se perdió el respeto por el adulto responsable”
* “Limites....desde la casa”
* “Disciplina, respeto por las autoridades, límites claros, No se da mucho contenido, alumnos pasan de año sin adquirir los conocimientos de las materias” 
* “Despertar el interés de los estudiantes es difícil dada la dispersión general que se observa en la mayoría de los chicos.”
* “Se observa que el estudiante no presta atención o solo lo hace cuando se muestran videos. Hay muy poco trabajo escrito en asignaturas que lo único que hace es sobreestimular a los estudiantes. Hay faltas de respeto hacia el docente, se necesita más disciplina. Una tarea muy difícil para los docentes es poner límites a los estudiantes que vienen a recrearse a la escuela y no aprender a estudiar.”

DISCIPLINA Y ATENCIÓN

Así como advertí en su momento que el uso del celular en el aula favorece la distracción https://www.laprensa.com.ar/La-peligrosa-distraccion-del-telefono-538193.note.aspx , la falta de orden y disciplina también lo hacen, aprender en un entorno con múltiples distracciones -ruidos, conversaciones paralelas no relacionadas con el tema, interrupciones constantes, chistes, etc.- sería algo así como buscar un objeto a oscuras: si bien es posible hacerlo, el proceso requerirá mayor tiempo, esfuerzo y aumentará el riesgo de tropiezos. 
Según varios autores, Monte de Oca Recio, N., & Machado Ramírez, F. (2011), la falta de normas, o el desconocimiento de su importancia, genera un medio desfavorable para el aprendizaje y reduce la realización eficiente de las tareas y actividades. Woolfolk (2001) expresa que “la disciplina en el aula es un conjunto de técnicas empleadas para mantener un ambiente adecuado para el aprendizaje, relativamente libre de problemas de conducta.”
Un experimentado docente de secundaria, Bruno Videla, quien además es abogado y politólogo, manifiesta acerca del tema: “las normas no son claras en la escuela (lo que implica necesariamente una consecuencia ante la transgresión), cada hecho particular nos pone a discutir qué se puede hacer o no hacer en el aula, esta situación de anomia impide que los docentes podamos enseñar. Si entre todos los actores del sistema escolar no existen acuerdos elementales, como, por ejemplo, llegar a horario, respetar a los demás, mantener el orden y la limpieza o no distraerse con el celular, no es mucho lo que los docentes podemos hacer. Un proceso virtuoso de enseñanza y aprendizaje sólo es posible acatando las normas que permiten alcanzar un objetivo común. Lo racional es cumplir la ley, no hacer excepciones frente a cada particularidad porque eso nos lleva al colapso, la educación es tarea de todos”.

UN RESPETO QUE SE ESFUMÓ
Hace unas décadas ser docente era suficiente para inspirar respeto a los alumnos, ahora no a todo docente se lo respeta, ni se lo escucha ni se lo atiende. Modernizar pareciera que significó, para algunas escuelas, flexibilizar límites, aniquilar ciertas reglas, debilitar la figura del docente y disminuir la exigencia. Se siguen viendo las mismas sillas delgadas y rígidas, pero se están desvaneciendo la disciplina, el orden y el respeto.  La figura del docente, que era visto como una especie de héroe poseedor de conocimientos a quien se respetaba y escuchaba, hoy, en ocasiones, no es más que un estorbo en aquello que va a buscar el alumno a la escuela: la interacción con su grupo de pares.
Cuando un niño inicia la escuela primaria es porque está en condiciones de respetar normas. Trabajar para que éstas se cumplan es colaborar con su madurez y aprendizaje, es crear las condiciones necesarias para la escucha, atención, comprensión, razonamiento; ejercitación, actividades que requieren de un ambiente tranquilo y ordenado. 

NdR: Este artículo ofrece datos que formarán parte del próximo libro de la autora “Tiempos disfuncionales”. En Ig @solanaenie