Claves de la política­

Bienio crítico­

 

­Todo indica que para la Argentina el bienio crítico será el que incluye los años 2023 y 2024. La serie de elecciones que tachonan el calendario del presente para las más diversas instancias del poder y las características del desafío que, desde el vamos, deberán afrontar los electos por la ciudadanía bastan para acreditarlo.

Y ello cualquiera fueren los resultados. La eventual continuidad de la supremacía del actual oficialismo, improbable pero no imposible, hace difícil imaginar los grados de autoritarismo y descomposición simultáneos que caracterizarían el ciclo próximo. Pero nos interesa más concentrarnos en la hipótesis hasta ahora más probable, es decir, la de un acceso al poder de las fuerzas hoy opositoras, acceso que todavía tiene rostros, proyectos y modalidades difusos.­

En el caso bajo análisis, el próximo gobierno no tendrá opciones entre gradualismo y shock, como creyó tenerlas el que asumiera en 2015. No solo porque la situación del país es objetivamente peor, sino porque todo indica que el núcleo duro del elenco que sería desplazado se prepara para una verdadera lucha de resistencia, que pasa por deslegitimar la autoridad de sus adversarios y utilizar todos los recursos administrativos, institucionales y fiscales que pudiere retener como instrumentos en ese conflicto. Piénsese en la plausible hipótesis de que ellos incluyeran el control de la provincia de Buenos Aires y nos hallaríamos frente a la eventualidad de una verdadera guerra civil fría desde el 11 de diciembre de este año.

Gobernar la Argentina a partir de entonces va a requerir hondísimas reformas orgánicas, macroeconómicas, securitarias, educativas y laborales, entre tantas. Cada una de ellas afectará a un grupo de interés en las áreas más corporativizadas y con mayor aptitud de movilización de la sociedad argentina. En tales condiciones no es exagerado suponer que el próximo equipo de poder deberá dedicar tanto tiempo a gobernar como a afirmarse y defenderse. En el Congreso, ciertamente, pero también en medios, en las redes y en la calle.  Ello requiere prestar atención al tipo de recursos de los que va a necesitar si no quiere que su empeño no pase de un fugaz paréntesis de mucho menos que cuatro años.­

­LOS RECURSOS­

­Ante tan cargada prospectiva, resulta oficioso plantearse cuáles son los recursos de producción de poder capaces de afrontar el reto. Como se sabe, Maquiavelo indicaba que el nuevo Principe debía hacer todo el mal al comienzo de su reinado, entendiendo por tal disponer aquellas medidas más severas e impopulares para sustentar las cuales debería consumir parte del quantum de  poder disponible. Con mayor razón ello es así en el caso de una sociedad en la que está vigente la legitimación electiva de los gobernantes. Al día siguiente de su asunción ellos gozan de aquella plenitud de consenso que difícilmente los acompañe con igual intensidad a lo largo de su mandato. Y allí comienza la insoslayable tarea de gobernar. Entonces aparece el costo político de cada decisión que, como agudamente observara Indalecio Gómez, es siempre "una opción entre incertidumbres''. 

Por eso probablemente hará falta que tal legitimidad de origen sea recargada en más de una ocasión por apelaciones directas al pueblo, de modo de cortocircuitar resistencias anidadas en la Clase Política o en enclaves corporativos resistentes a los cambios que la realidad torna ineludibles (véase al respecto en este mismo medio El camino referendario).­

Paralelamente, el futuro Gobierno deberá recuperar plenamente el monopolio de la coacción, proveyendo para ello la adecuada capacitación y equipamiento de unas fuerzas de seguridad que puedan trabajar en coordinación activa y sin prejuicios con las fuerzas armadas nacionales. 

Recuperar el control del espacio, desde Rosario hasta Villa Mascardi, pasando por la 9 de Julio, no sólo será un deber institucional para el futuro gobierno, sino, literalmente, una condición de su supervivencia. Ahora bien, como ha observado Gianfranco Miglio al revisitar la célebre definición de Max Weber, "en la fórmula monopolio de la coacción el acento debe ser puesto sobre el monopolio que genera la legitimidad (al menos en el momento de la adquisición del poder)''.

Tengamos siempre presente que el cuadro que describimos es el escenario más positivo dentro de los que pueden delinearse para el presente y el futuro inmediato de la Nación.­

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