Buena Data en La Prensa

¿Y ahora qué?


La Argentina es, desde hace muchos años, impredecible. Para bien o para mal todo puede ser.

El 13 de agosto ocurrió lo que ningún analista esperaba. Ganó las PASO la fórmula Javier Milei /Victoria Villarruel de "La Libertad Avanza".

Si bien estas elecciones son una gran encuesta nacional que pagamos todos, sirven para dirimir internas y ver que agrupaciones llegan a convocar al 1,5% de los votantes empadronados.

La cuestión innegable es que los resultados fueron sorpresivos. También lo fue para los encuestadores quienes, supuestamente más imbuidos en las preferencias de los ciudadanos, erraron con los resultados… y bastante lejos, al menos respecto del agrupamiento que tiñó de violeta a casi todo el mapa argentino. La que más se acercó fue Zubán Córdoba que le presagió el 24,5% de los votos. El resto de las encuestadoras navegaron entre el 16,70% (Circuitos) y el 23% (Política en redes).

Puede haber encuestadoras que no trabajen muy profesionalmente ¿pero qué pasó que ninguna previó este resultado? Quizás la respuesta puede estar dada por lo que llaman el voto vergonzante o voto oculto. Esto pasa cuando el encuestado prefiere contestar que todavía no decidió su voto o simplemente se niega a responder, pero ya lo tiene decidido. Las personas muchas veces prefieren dar una respuesta que suena bien para la “corrección política” y evitar ser rechazadas por los que las rodean o para no exponerse públicamente. El votante de Milei también corría el riesgo de que lo califiquen de reaccionario, de “facho” o de ultraderechista, como lamentablemente lo designan los medios.

CONJUNTO HETEROGÉNEO

Como primera lectura podemos ver un claro voto castigo al gobierno y el rechazo total a los partidos declaradamente de izquierda. También podemos pensar que Milei con su estilo confrontativo y por haber presentado un plan de gobierno que pretende hacer cambios profundos, es seguramente el que más supo captar el hartazgo de la sociedad con los malos gobiernos que venimos soportando y con los políticos tradicionales o casta política como él los califica. Por eso, los medios se inclinaron a pensar que el aluvión se debió a que Milei congregó al “voto bronca”. Es posible que en parte esto sea así: el postergado “que se vayan todos” sigue esperando desde 2001 como una expectativa nunca cumplida. Pero delimitar la preferencia por este candidato solo por el enojo es menospreciar al votante. Situarlo como meramente irracional y asociarlo al mito de “el loco” al que “le salta le térmica” ante la mínima controversia.

Es verdad que siempre coexisten muchas razones y motivos por los cuales se elige a un candidato. Pero en este caso, Milei reúne a un conjunto muy heterogéneo que incluye diversidad de edades, niveles económicos y estratos sociales. En algunos casos por rechazo al establishment político, en otros por convicciones ideológicas, por probar algo nuevo, para asustar a los oponentes, y un largo etcétera.

MÁS ALLÁ DE LOS PERSONALISMOS

Dejando de lado las personas, se evidenció un corrimiento hacia la derecha. La libertad, en su avance, impuso agenda. No casualmente en las internas perdieron las posiciones más socializantes: en las contiendas internas de “Juntos por el Cambio” - tanto en Nación como en CABA- quedaron descartados Rodriguez Larreta, Lousteau y en la de “Unión por la Patria”, Grabois.

La Libertad Avanza recibió votos de liberales, de conservadores y de independientes, de los que piden orden en las calles, bajar los impuestos, tener estabilidad monetaria y que el “que las hace las pague”.

Podríamos decir que también se le dijo un no al aborto. Milei y Villarruel fueron la única opción viable decidida y declaradamente celeste. Independientemente de quien encarne estas ideas, se le dijo que no al totalitarismo de género, al adoctrinamiento en las escuelas y a la deformación del idioma. Se rechazó la distribución planera, el clientelismo y la inutilidad de los políticos.

DE AQUÍ EN MÁS

Estamos ante una situación casi anárquica. No se visualiza quien gobierna. Un presidente que hace tiempo que no tiene credibilidad ni poder, un ministro de economía que pretende ser Presidente de la Nación y que en un año de gestión llevó la inflación al 120%. con casi la mitad de la población sumida en la pobreza.

En estos cuarenta años de gobiernos constitucionales, los argentinos ya hemos pasado por dos situaciones en que la economía explotó. La hiperinflación de Alfonsín y la salida de la convertibilidad.

Un dólar imparable, y las remarcaciones diarias de los precios, la falta de insumos y la parálisis de ventas en varios rubros, como consecuencia de la gran devaluación de la moneda, están llevando la situación a un lugar que hace dudar de cómo se llegará hasta las generales de octubre. Ni que decir a diciembre.

No sabemos qué será de ese aproximadamente 30% de empadronados que no fue a votar ¿no encontró un candidato que lo satisfaga? ¿se fue del país? ¿no le interesó participar? ¿no estaba informado? ¿piensa hacerlo en la próxima elección?

La noche del domingo muchos se habrán ido a dormir con el alma esperanzada, otros con pánico. No existe un candidato ideal, ni uno que conforme a todos. Pero nadie puede negar que algo que nunca vimos está por venir.

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