Wat Tyler y las torres de marfil

Wat Tyler fue el emergente inglés de un movimiento que se dio en Europa después de la Peste Negra. La plaga que mató al 20% de la población europea actuó como un factor equiparador: el príncipe y el mendigo morían de la misma forma. ­

Wat Tyler encabezó a miles de campesinos que fueron hasta las afueras de Londres para reclamar dicha equidad.

“No debería existir la servidumbre y todos los hombres deben ser libres en una condición: ser libres para siempre, como así nuestros herederos y nuestras tierras”.­

El destinatario de este pedido era un muy joven Ricardo II ,quien, ante las siempre exiguas arcas del tesoro había determinado que toda persona mayor de 15 años de cualquier rango social debía pagar 4 peniques al rey para soportar los gatos de la Guerra de los Cien Años.­

El mundo vivía momentos convulsionados por los cambios surgidos como consecuencia de la Peste Negra: escaseaba la mano de obra y los supérstites pedían un mayor resarcimiento económico. Este proceso se dio en toda Europa, especialmente en Francia y los Países Bajos. ­

En Inglaterra el vocero del movimiento fue este Walter Tyler, herrero de profesión, que había peleado para Inglaterra durante la Guerra de los Cien Años. Tyler se había retirado pensando que sus días de aventurero habían llegado a su fin hasta que las circunstancias lo llevaron a liderar este movimiento popular, llamado la revuelta de los campesinos.

El origen de los reclamos obedecía a dos causas generadoras de descontentos populares que los políticos nunca terminan de aprender: la inflación y la presión impositiva.­

Hasta 25.000 campesinos se reunieron en las afueras de Londres para presenciar la entrevista entre Tyler y Ricardo II. Dicen que fueron los malos modales de Tyler los que hicieron fracasar la conciliación y tanto el dialogo como la vida de Tyler llegaron a un abrupto final. Siguió una violenta represión que dio por tierra con el reclamo de los campesinos.­

Cuando se vive un episodio tan conmovedor como la muerte de millones de personas por una enfermedad tan violenta como la Peste Bubónica, nada vuelve a ser igual para aquellos que son testigos de semejante espectáculo. Las perspectivas de vida cambian.­

El fin de la Peste Bubónica fue el inicio de una nueva era en la cultura europea. Renacieron los ideales grecorromanos, la religión abandonó los severos cánones del medioevo, y los campesinos sometidos a la servidumbre de sus señores, presenciaron como ellos morían igual que sus vasallos. Nada era igual que antes, la vida era única y era corta y la promesa de un mundo mejor después de la muerte a no todos convencía...­

­LAS SECUELAS­

Si bien la experiencia de la presente pandemia no tiene las connotaciones dramáticas de las anteriores, el confinamiento obligatorio dejó secuelas que recién ahora, al final de la tercera ola, empiezan a evidenciarse. Existe menos tolerancia a las restricciones y un mayor cuestionamiento a las medidas con las que se combatió el Covid-19.­

A lo largo del confinamiento se recurrió a otras formas de trabajo, especialmente a distancia para evitar contactos directos. El teletrabajo hoy es un hecho que ha demostrado tener ventajas e inconvenientes pero, para muchos, las primeras sobrepasan con crecer las segundas. En varias empresas se ha empezado a manifestar una mayor conflictividad cuando la dirigencia vuelve a exigir un retorno a la actividad presencial. Muchos se preguntan si las oficinas, esos enormes espacios llenos de cubículos son necesarios para el funcionamiento de algunos sectores. ¿Vale la pena que miles o cientos de miles de personas se trasladen diariamente en medios de transporte atestados, que compartan ascensores y finalmente hagan sus trabajos en computadoras en oficinas asiladas?­

No hay una sola respuesta a este cuestionamiento, cada cual deberá valorar cuál es la necesidad de estar bajo un mismo techo, aunque no tengan ni sea estrictamente necesario un contacto personal. Eso queda al criterio de cada empresa que deberá contemplar esta situación bajo una nueva perspectiva.­

MUNDILLO DE CONFORT­

Después de cada crisis es natural hacer un balance. Pero también (siempre hay un pero) este aislamiento hogareño es probable que acarre problemas entre las personas que no querrán dejar su mundillo de confort, el espacio propio que no ofrece otro vinculo enriquecedor más que el constante bombardeo de noticias -verdaderas o falsas- antiguas o de último momento que asolan nuestras vidas, reducidas a cuatro paredes en la mayor parte de los casos.­

¿Cómo será convivir todo el día con toda la familia? Está forzada convivencia aparejó una cantidad de divorcios y separaciones ¿Cómo sería el homeworking

Si bien el teletrabajo puede ser un adelanto en muchos aspectos, probablemente lleve muchos a un autismo limitado, a una vida de monótona agorafobia, de paraísos personales que no siempre son acordes a la vida de todos los días que implica éxitos y fracasos, novedades y monotonías, roces y entreveros, interacción y vinculación más allá de lo que Eduardo Mallea llamaba nuestra Torre de Marfil.­