La ciudad donde nació el Papa Juan Pablo II alberga una bella casa-museo que lo homenajea

Wadowice: cuna de un gigante espiritual

Por medio de muebles y objetos personales, se narra la infancia de Karol, el menor de tres hijos. También se exhibe la primera sotana que utilizó cuando fue elegido Pontífice y la Browning calibre 9 mm con la que Alí Agca le disparó.

Es un sábado lluvioso en Wadowice, Polonia. A pesar de la paz que se respira en esta ciudad, ubicada a pocos kilómetros de Cracovia, el murmullo de los motores de las combis que traen a decenas de turistas de todo el mundo rompe por un momento con la monotonía cerca de un edificio de dos plantas.

El principal interés es visitar allí el Museo de la Casa Familiar del Santo Padre Juan Pablo II. El establecimiento resguarda detalles desconocidos de la vida de uno de los Papas más influyentes de la historia reciente, quien es también uno de los santos más venerados por el pueblo polaco.

Es en el primer piso de esta modesta casa que el 18 de mayo de 1920 nació Karol Józef Wojtyła y donde pasaría su infancia. Wadowice no solo lo forjó como persona, sino que también lo preparó para los desafíos y las tragedias que marcarían su vida y ministerio.

El recorrido comienza en la planta baja, lugar donde funcionó un comercio regentado por el propietario del edificio, así como otras tiendas y talleres de artesanías. Mediante video e imágenes, la exposición adentra al visitante a una época de guerra en que el Ejercito Rojo avanzaba hacia Varsovia y fue detenido por las fuerzas militares polacas.

A través de tres vitrinas, se narran los primeros años de Karol, el menor de tres hijos, conocido en su círculo íntimo por el afectuoso apodo de "Lolek".

Una serie de fotografías de la familia permiten visualizar a su padre, Karol Wojtyła senior, que era un oficial retirado del ejército, una figura estricta pero profundamente devota que le inculcó la fe desde muy temprano. Su madre, Emilia Kaczorowska, de ascendencia lituana y eslovaca, fue una mujer de gran piedad, cuyo papel en su vida fue fundamental, a pesar de su temprana muerte.

La niñez de Lolek estuvo marcada por el dolor y la pérdida. Su hermana mayor, Olga, murió en la infancia antes de que él naciera marcando de cierta tristeza su hogar. Pocos años después, en 1929, la tragedia impactó de nuevo en su vida. Mientras se preparaba para su primera comunión a los 9 años, su madre falleció. El profundo impacto de esta pérdida quedó inmortalizado en una fotografía del museo que muestra al pequeño Karol mirando a la cámara con una sobrecogedora tristeza en sus ojos, una emoción que eclipsa por completo la supuesta alegría de la celebración. Tres años más tarde, su hermano mayor, Edmund "Mundek", un joven médico, contrajo escarlatina mientras trataba a un paciente y murió a los 26 años.

Estas muertes dejaron a un joven Karol y a su padre solos, lo que fortaleció el vínculo entre ellos y profundizó la espiritualidad del futuro pontífice. Una de las salas en la primera planta del edificio recrea la modesta habitación que compartieron padre e hijo, en la que solo había dos camas, una estufa y un escritorio con libros. Además, se suma al recorrido otros recintos que recrean el salón y la cocina familiar totalmente amueblados con objetos como los que hubieran usado en esa época. Como detalle aún se conservan allí dos servilletas tejidas por Emilia Wojtylowa y su bolso y colgante de oro que Juan Pablo II tenía en el Vaticano. En el salón el niño Karol jugaba a la pelota y a los soldaditos de plomo.

AMOR POR LAS ARTES

A pesar de las tragedias, su infancia estuvo llena de vitalidad. Era un niño atlético, apasionado por el fútbol (jugando a menudo como arquero), la natación y el esquí. Basta ver los pasillos del museo con innumerables fotos del joven Karol en actividades deportivas. También las imágenes de la planta baja muestran su paso por la escuela primaria en Wadowice y luego por el Instituto de Educación Secundaria Marcin Wadowita, donde fue un alumno brillante y diligente, destacando en asignaturas como historia y literatura.

El joven creció en una vecindad tranquila que integraba a dos culturas y dos religiones que convivían en armonía. Por aquella época, la comunidad judia en Wadowice representaba el 20 por ciento de la población local. Karol tuvo muchos amigos judios durante gran parte de su vida y ya como Papa esa experiencia y lazos marcarían su trabajo para fomentar la integración religiosa en el mundo.

Fue durante sus años de escuela que floreció su gran pasión por el teatro y la poesía, una afición que mantendría durante toda su vida. Participó activamente en la vida cultural de su escuela y de la comunidad, demostrando un talento precoz que muchos de sus compañeros y maestros creyeron que lo llevaría a una carrera en las artes.

En 1938, tras la graduación con honores, Karol y su padre se mudaron a la cercana Cracovia para que él pudiera estudiar Filología Polaca en la prestigiosa Universidad Jaguelónica. Sin embargo, la llegada del nazismo al país, el cierre de los establecimientos educativos y la posterior muerte de su padre cambiarían los planes del joven que finalmente se volcaría a la vida religiosa. Así, en esa urbe polaca, donde viviría por casi 40 años, fue ordenado sacerdote, ejerció como obispo y arzobispo, y sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial.

ESPIRITUALIDAD

Una de las salas de la planta baja del museo está dedicada al desarrollo espiritual del joven Karol que estuvo fuertemente vinculado a varios sitios cercanos a Cracovia. El monasterio de los carmelitas de Wadowice, donde se le impuso el escapulario que llevaría toda su vida, y la ciudad santuario de Kalwaria Zebrzydowska fueron destinos que profundizaron su desarrollo espiritual. Fotos de peregrinaciones desarrolladas allí marcan el contexto de la vocación de Wojtyla que llegó a afirmar que su corazón había quedado allí para siempre.

Llaman la atención las numerosas fotografías del ya sacerdote durante sus múltiples excursiones al aire libre en Polonia. El monte siempre lo había fascinado hasta el punto de que cada año durante su pontificado visitaría las montañas. En una vitrina se puede observar el equipo de esquí del obispo Wojtyla y en otra la chaqueta y gorra blanca térmica con la que Juan Pablo II esquiaba.

PAPADO

La muestra también expone múltiples objetos que abarcan los distintos momentos de su vida religiosa. En 1958 fue consagrado Obispo Auxiliar de Cracovia y seis años después se convirtió en Arzobispo de la misma ciudad. Durante aquellos años su vida estuvo bajo el escrutinio del servicio secreto polaco que buscaron durante años enjuiciarlo pero sin éxito ya que nuca lograron conseguir nada que lo implicara en algo.

Un salón también muestra las distintas vestimentas que utilizó Wojtyla, como la primera sotana de Papa con la que saludó a los fieles en la Plaza de San Pedro el 16 de octubre de 1978 luego de ser elegido.

Sin embargo, uno de los momentos que mayor impacto generó en la salud del Santo Padre fue el atentado del que fue victima el 13 de mayo de 1981. La muestra expone la Browning calibre 9 mm con la cual Alí Agca disparó contra el Papa y la ropa de uno de los guardaespaldas con visibles rastros de sangre del Pontífice.

También se incluyen objetos que le regalaron en los distintos países que visitó y un espacio que genera mucha emoción a los visitantes, una vitrina en el piso con tierra proveniente de los lugares visitados por el Papa durante sus peregrinaciones. Allí, entre tantas otras, se encuentra tierra argentina de Lujan.

El recorrido se puede completar con una visita a la Basílica de la Presentación de María, situada a pocos metros del museo. Allí se puede ver la pila bautismal donde fue bautizado Karol. Finalmente, no habría que dejar de probar el pastel favorito del Papa llamado "Kremówka".

Sin duda, un viaje que dejará a muchos reflexionado sobre los aspectos desconocidos de este destacado líder espiritual.