DETRAS DE LAS NOTICIAS

Vuelve el fantasma de 1997

Por Diego Barceló Larran *

En 1997 la economía argentina estaba en plena expansión, mientras disfrutaba del cuarto año consecutivo con una inflación similar a la de los países avanzados. Todo iba a mejor: el crédito, el empleo, las exportaciones, la construcción, las inversiones extranjeras, etc.

Muchos creyeron entonces que la estabilidad ya era algo conquistado, por lo que podíamos, como sociedad, pasar a preocuparnos de otras cosas. En ese contexto apareció la Alianza, un rejunte de radicales (incompatibles entre sí, como se vería con los años), peronistas de ideas obsoletas y algunos izquierdistas, que alentó y capitalizó ese cambio de percepción social.

Lo que vino después fue una sucesión de problemas económicos: tras las devaluaciones de varios países del sudeste de Asia en 1997, Rusia devaluó y cayó en default en 1998; en 1999 también devaluó Brasil.

De la Rúa ganó las elecciones apoyado de la Alianza, que solo se mantuvo en pie unos meses, hasta que Chacho Álvarez renunció a la vicepresidencia, con la ridícula situación de que los ministros de su partido mantuvieron sus cargos. Malgastado el capital político inicial con una errónea política económica ejecutada por Machinea (además, uno de los responsables de la hiperinflación de 1989), De la Rúa solo fue capaz de apoyar durante unos días los necesarios ajustes que intentó llevar adelante el nuevo ministro de Economía López Murphy.

Incapaz de reconducir la situación, De la Rúa, en la práctica, entregó el gobierno a Cavallo. Pese a tener las ideas correctas, un esfuerzo heroico y grandes costos personales (recordemos la agresión sufrida en el casamiento de su propia hija), Cavallo no pudo doblegar la conspiración devaluatoria de Duhalde, Alfonsín y el empresariado deseoso de ver pesificadas sus deudas en dólares.

Como si no le hubiera bastado el daño provocado por darse el gusto de decir en el Congreso, en su primer discurso como presidente, que “la Convertibilidad no existe más”, Duhalde abrió las puertas del poder al kirchnerismo.

EL ULTIMO AÑO

"1997 fue el último año en que la economía funcionó dentro de lo que se puede considerar normal". El error de creer que la estabilidad ya estaba conquistada llevó a la gente a apoyar a demagogos insolventes que destruyeron todo lo que se había construido. Desde entonces, solo hubo crisis, recuperaciones momentáneas, inflación y desorden económico.

Han bastado dos meses seguidos con una inflación mensual inferior al 2% (algo que, exceptuando la pandemia, no ocurría desde noviembre de 2017), para que vuelva a aparecer el fantasma de 1997: “algo hay que hacer con los jubilados”, “a Milei le falta empatía”, “no me gustan sus modales”, “¿por qué no hace una reforma laboral?”, “¿por qué no elimina completamente las retenciones?” y muchas cosas más se escuchan cada vez más habitualmente. La gente se acostumbró a una inflación baja (en términos argentinos) y quiere más, ahora mismo.

Milei y Caputo consiguieron el milagro de 18 meses seguidos de superávit fiscal con recuperación económica y reducción de impuestos. Las reformas microeconómicas del Ministerio de Desregulación se cuentan por centenas. La bomba de tiempo del Banco Central fue desactivada. Todo, pese a contar apenas con el apoyo del 10% del Senado y el 14% de la Cámara de Diputados. Un Congreso que conspira contra la estabilidad, al aprobar proyectos a sabiendas de que no pueden ser financiados.

IMPACIENCIA INFANTIL

"La mayor estupidez que podríamos cometer como sociedad es repetir el error de 1997, que nos costó 25 años de decadencia económica y social. La economía se destruye fácil; lo difícil es reconstruirla. Lo infantil es perder la paciencia."

Inglaterra soportó cartillas de racionamiento desde 1940 hasta 1954; Francia, desde 1940 hasta 1949; Italia, hasta 1953; Japón hasta 1952; España, desde 1939 hasta 1952. No es fácil reconstruir una economía devastada. En Argentina, afortunadamente, no cayeron bombas. Pero si Duhalde-Alfonsín-Remes Lenicov la redujeron a escombros, el kirchnerismo se encargó de pulverizarlos.

Milei comenzó la tarea de reconstrucción literalmente desde cero. Nuestros hijos y nietos no nos perdonarían repetir el mismo error de 1997, perder otra oportunidad e iniciar otra fase de 25 años de decadencia. Solo por impacientes.

* Economista (@diebarcelo).