Se exhiben en Buenos Aires pertenencias e imágenes de Karol Wojtyla desde su infancia hasta su muerte.
Vida y objetos de Juan Pablo II en una muestra
Una exposición diferente con verdaderas reliquias que pertenecieron al primer Papa polaco. Su boletín de calificaciones, los recuerdos de sus viajes a nuestro país, el "papamóvil, sus vestimentas pontificias, su vieja bicicleta y decenas de fotos oficiales del Vaticano, entre otras cosas.
"No tengan miedo", reza la frase con la que uno se encuentra cuando ingresa a la muestra de Las reliquias de Juan Pablo II, exhibidas -por primera vez en la Argentina- desde el 29 de junio hasta el 29 de agosto de 2012 en el Centro Municipal de Exposiciones, ubicado en avenida Figueroa Alcorta y Pueyrredón. El homenaje a Karol Józef Wojtyla, que parte de la frase pronunciada en su primer discurso como Papa en 1978, puede visitarse todos los días de 10 a 22.
Esta presentación es organizada por el productor internacional Giancarlo Iappolo, asociado a Andrzej Nowobilski, director del Museo de la Arquidiócesis Cardenal Karol Wojtyla de Cracovia. Se trata de la exhibición más importante de objetos personales originales pertenecientes al Papa Juan Pablo II, beatificado el 1º de Mayo de 2011 por su sucesor, Benedicto XVI.
Son 140 objetos de la infancia y Papado de Wojtyla, y registros del fin de su existencia física. La muestra, que coincide con la conmemoración del 25º aniversario de su última visita a nuestro país, recorre los momentos más importantes del hombre y líder que cambió la historia.
ORIGEN
Todo lo exhibido fue donado en vida por el mismo Juan Pablo II al Vaticano y a la Arquidiócesis de Cracovia, y fue pedido exclusivo del Pontífice que sus posesiones recorrieran el mundo, tal como él lo hizo en sus más de cien viajes internacionales. En diálogo con La Prensa, Ana Cabuli -una de las organizadoras-, explicó que la realización general se inició con un viaje a Cracovia, donde obtuvo una audiencia con el Cardenal Stanislaw Dziwisz -secretario personal de Juan Pablo II durante 40 años-. Fue así que Nowobilski y Ioppolo decidieron llevar estas reliquias al mundo entero.
"El Papa se dio a conocer libremente, sin ningún tipo de preferencia; eso es lo que se honra", recalcó Diego Quintero, asistente de Giancarlo Ioppolo y representante de Andrzej Nowobilski. El primer destino fue México -donde, aseguran, hubo una gran concurrencia-, luego llegó a Argentina, y seguirá rumbo a Chile, Brasil, Ecuador, entre muchos otros lugares. El itinerario es realmente extenso, lo que habilita a pensar que la muestra en Buenos Aires es una experiencia única en la vida de muchos.
Se trata de una exhibición que da testimonio de un hombre clave que supo llegar a la gente, y que deja ver objetos que retratan su contacto con las distintas realidades del mundo. Se exponen sus más cotidianos elementos, los que lo muestran humano, tangible, accesible; su bicicleta, la carpa que utilizaba durante los veranos, sus zapatos, su lapicera personal, además de su boletín de calificaciones de los exámenes de la enseñanza clandestina entre 1941 y 1945.
Casi concluido el recorrido, se puede observar la vestidura que usó en sus últimos días -recortada al frente, debido a su postura encorvada-. Asimismo, cobran especial protagonismo las imágenes de la Virgen de Czestochowa -patrona de Polonia-, Jesús Misericordioso y San Estanislao.
PRIMER PLANO
Se exhibe la muestra de Arturo Mari, fotógrafo oficial del Vaticano durante el papado de Juan Pablo II, un documento detallado y fiel de su inmensa tarea. Es la cobertura que hace foco en la emotividad del instante en el que Karol Wojtyla se hace Papa, hasta su muerte, en 2005.
Sin dudas, captan la atención las imágenes y objetos de sus dos viajes a la Argentina. El primero, en 1982, para ayudar al cese de la Guerra de Malvinas; el segundo, en 1987, durante el gobierno de Raúl Alfonsín.
Se echa un vistazo a la historia mundial y a la más íntima espiritualidad subjetiva. Son imágenes santas, videos e inclusive el papamóvil que utilizó en la Argentina, que dan evidencia del niño, cura, Papa y Beato.
INVERSION
Quintero manifestó que todos los objetos tienen un cuidado muy especial desde que salen de Polonia hasta que llegan al lugar de destino. Hay mucho movimiento de capital volcado a seguros, personal de seguridad, cámaras de vigilancia, limpieza y preservación de piezas, además de traslados. Si bien no mencionó cifras, aclaró que "el concepto de "reliquia" habla de que sólo hay una, de que son piezas irremplazables, por lo que hay un constante seguimiento de seguridad de lo que se exhibe", detalló.
Paralelamente, mucho se dijo respecto del valor de la entrada. En referencia a eso, Quintero expresó que "la idea es lograr un valor asequible para todos. Los representantes de la Iglesia no pagan, los estudiantes reciben un precio especial, hay promociones 2x1, los mayores de 65 años pagan un 50% de la tarifa, entre otros descuentos para grupos".
MENSAJE
Quintero sostuvo que se busca acercar las reliquias de Juan Pablo II a la gente, y no esperar que se tenga que viajar a Polonia. "Es un momento oportuno para revivir el encuentro con el Santo Padre, es recordar su vida y obra, y ver todo lo que perteneció a él; por ejemplo, la gente ve el papamóvil y se conmueve. La idea principal es darle vida a un Papa que nunca murió", expresó.
Por su parte, Cabuli estableció que se trata de una muestra para todos, no exclusiva para católicos, y que hace honor a cómo este hombre trascendió religiones. "Uno no ingresa para rendir culto a las reliquias, sino que viene a sentir la energía, la bondad, el amor de esta persona que cambió la historia", enfatizó la organizadora.
DESPLIEGUE
Existe un staff fijo -que consta de un grupo de ocho especialistas polacos-, que viaja para instalar la muestra. Este equipo es el encargado de preparar el ambiente con la temperatura y humedad precisas, y regula las luces adecuadas para evitar el deterioro de los cuadros, telas, metales y demás materiales exhibidos.
Estos especialistas habilitan la apertura de la muestra y, concluida la exhibición, viajan con la exclusiva tarea de levantar y acompañar su traslado a la siguiente ciudad. También se dispone de un equipo que espera por las piezas en cada país, para acondicionarlas y preservarlas.
Cada reliquia, dependiendo de su materialidad, requiere de cuidados especiales. Hay objetos, como los papeles y telas, que son resguardados dentro de vitrinas selladas, que sólo son manipuladas por el grupo de especialistas polacos. También hay cuadros en óleo sobre tela y madera que se limpian con un paño nuevo cada día para evitar su contacto con polvo y humedad.
UNICO
Las reliquias de Juan Pablo II es una exposición que honra mucho más que al primer Papa polaco, mucho más que al primer Papa no italiano en 400 años. Es un homenaje al hombre que logró once doctorados honoris causa, quien dominaba quince idiomas, quien se quedó sin ningún familiar directo a los 20 años de edad. Es un tributo a quien, en 1940, decidió bajar a los subterráneos de Cracovia, el único lugar donde se podía estudiar, y se unió al Sacerdocio Clandestino, comenzando así una nueva vida. Se obtiene un encuentro cercano con su historia, como podían todos acercársele en vida.
Se da luz al registro de que a las 17:17 del 13 de mayo de 1981 (aniversario en fecha y hora de la aparición de la Virgen a los tres pastorcitos de Fátima), el Papa Juan Pablo II recibió un disparo del ultraderechista turco Mehmed Alí Agca. Se accede a los objetos del Papa que, en 1983, visitó en la cárcel y perdonó a quien fuera autor del atentado contra su vida; y de quien, ese año, también anunció la revocación a la condena al astrónomo Galileo Galilei (condenado 400 años antes por afirmar que la Tierra giraba alrededor del sol). La exhibición es el acceso más visual al hombre que, en 1986, visitó la Gran Sinagoga de Roma; quien, en 1992, asumió los errores de la Iglesia y pidió perdón.
Se logra un recorrido por los distintos momentos del Papa más inquieto de la Iglesia Romana, un cualitativo muestrario de la esencia de uno de los más importantes comunicadores del Siglo XX.
Se expone el retrato que abarca al intelectual, sacerdote y Beato; al hombre que entendió de qué trata el liderazgo moderno, que medió en el mundo como pocos políticos y miembros de la Iglesia lo hicieron, quien promovió la reconciliación en todas sus formas. Es el detalle de la movilizante palabra y figura que marcó Juan Pablo II para los cinco continentes que lo vieron pasar.