No hay dudas de que el coronavirus ha tenido un efecto negativo en la economía mundial y por supuesto en La Argentina. Pero para saber dónde estamos tenemos que saber cuál fue la situación heredada por el Presidente Fernández a su llegada al poder. Ya la Argentina provenía de un proceso recesivo desde hace 10 años, que en el 2019 había conducido a una caída del PBI de un 2,5%.
Esa situación prevalecía como consecuencia del aumento de gasto público que habían iniciado los Kirchner y que Macri no había corregido. De acuerdo a mi estimación, el gasto público en el 2019 había alcanzado a un 48% del PBI. Al respecto, hace más de cuarenta años escribí: "Prefiero un gasto más bajo con un déficit más alto, que un gasto más alto con un déficit más bajo''.
Al respecto Milton Friedman escribió: "El peso total de los impuestos es lo que el gobierno gasta, no esos recibos llamados impuestos. Sin cortar el gasto público total, los cortes nominales en los impuestos meramente disimulan más que reducen el peso de los mismos''.
Una prueba fehaciente de esa realidad no solo es la Argentina de las últimas décadas sino también la Unión Europea, que como consecuencia del incremento del gasto público hace más de 10 años que no crece.
Voy a insistir en un tema que considero vital en los momentos que estamos viviendo. La pretensión de que la inflación es un problema monetario. En el año 2019 la inflación alcanzó al 53,8%, en tanto que la Base Monetaria en el año aumentó un 28,71% y la Oferta Monetaria un 23,26%.
Es obvio que la inflación fue determinada por el gasto público y al respecto voy a repetir un análisis de George Gilder quien en su Wealth and Poverty escribió: ``No es principalmente el déficit federal la causa de la inflación. Si el déficit se cierra con tasas de impuestos más altas y la oferta monetaria permaneciere constante, el nivel de precios subiría en la forma ortodoxa de la ley de costos''. Creo que ello explica lo ocurrido en la Argentina.
IGNORAN LA CURVA DE LAFFER
Los hechos que anteceden, a los que la política del gobierno ignora y teniendo en cuenta las manifestaciones del Presidente,respecto a que esas políticas de su Gobierno se basan en la necesidad de reducir el déficit y que por ello ha sido necesario aumentar los impuestos, prueban que la autoridad económica parecería ignorar la llamada curva de Laffer, de acuerdo con la cual, a partir de un cierto nivel de presión impositiva, cuando se aumentan los impuestos se reduce la recaudación. Esa predicción es tanto más realista ante la situación que ha generado el coronavirus y la decisión de implementar la cuarentena, la cual ha determinado una caída en el PBI esperado del año que de acuerdo con el FMI implica un derrumbre de 5,2%, que probablemente será mayor.
Es decir que nos encontramos ante una situación desconocida y por ello me atrevo a decir que la política a seguir tiene que tomar en cuenta la situación que enfrenta, por lo que no puede enfrentarse solo con la teoría económica tradicional. Por ello no me cabe la menor duda de que la decisión inmediata del presidente respecto a la cuarentena en el orden de la salud ha tenido un éxito evidente si se compara la situación actual de Argentina con la de Francia, Inglaterra, Italia y España y también con Brasil.
No me cabe la menor duda que el éxito manifiesto en el campo de la salud, no puede evitar el impacto negativo que tiene en la economía. Y por ello me atrevo a decir que la realidad que se enfrenta determina un cambio conceptual en la política monetaria.
Por ello insisto que el intento de mejorar la situación causada por la cuarentena requiere una política monetaria expansiva a fin de restaurar los niveles de ingreso de los desempleados. Y no creo que tenga un impacto sobre los precios que necesariamente estarían cayendo como consecuencia de la caída en la demanda.
Hay un aspecto favorable de la cooperación del FMI, pero no se pueden dejar de lado los factores señalados anteriormente. El Fondo está dispuesto a hacer lo necesario para ayudar a la Argentina a recuperar su economía. Por ello está tratando con sus acreedores y tiene la esperanza de llegar a un acuerdo. Pero la Argentina atacada por la recesión de los últimos años está en peligro de enfrentar el próximo default soberano. Y sigue expresando el Fondo: ``Nosotros estamos tratando de explorar cualquier avenida para ver qué podemos hacer para asistir''.
Esperemos que estas razonables medidas, desde el punto de vista de la salud, no ignoren las consideraciones económicas que hemos hecho previamente y que son un dato incontrovertible. Por supuesto que una potencial ayuda del FMI es un factor positivo importante, en tanto y en cuanto no se ignore la situación económica estructural que se padece. Lo que me preocupa en esa amable cooperación del FMI, es que parecería que se ignora el factor determinante del deterioro anterior de la economía que fue el aumento del gasto público y no el déficit.