La belleza de los libros

Una singular novela argentina

Apocalíptico es otro de los términos degradados en el lenguaje usual. Se lo emplea por lo general sin darle más sentido que asimilarlo a lo catastróficamente decadente, en el mejor de los casos. De ahí que lo primero sea sorprenderse frente a la aparición de una novela bien hilada, atractiva, que se hace leer, acerca de los Ultimos Tiempos (1). Además, escrita con Fe, pero sin empalago.

La historia se enlaza en el barrio porteño de Tribunales; más precisamente en la plaza Libertad, haciendo cruz con la iglesia de Las Victorias. Allí, de modo imprevisto, un accidente de homeless arranca hasta transportarnos al Fin de los Tiempos. Natural, sencilla y profundamente.
Por supuesto, la trama fundamental no puede variar. Tiene el sello de San Juan. Y sin embargo guarda un fundamental acento argentino a pesar de su esencia universal. Algo similar a lo que pasa -sin superposición ni comparaciones forzadas- con el infierno del Adán Buenosayres de Marechal.
Implica por otra parte un explícito homenaje a Robert Benson, de cuyo Señor del Mundo toma el nombre de Juliano Felsemburg para señalar al Anticristo. Pero presenta una serie de caracteres locales bien dibujados que se van encontrando con bien pintada dosis de azar a lo largo de una trama tan inteligentemente urdida como para mantener el interés del lector a lo largo de quinientas páginas.

Insistir en detalles haría correr riesgo de estropear la sostenida sorpresa de la novela. Una obra, por otra parte, escrita con sencillez que trasunta verdadera elegancia. Claro que al autor le viene de lejos: nieto de Ignacio Braulio Anzoátegui -con la dosis de talento y gracia que eso implica-, Javier contaba apenas nacido con una lindísima zamba escrita por su padre.
 

(1) Javier Anzoátegui. ‘La hoja de la higuera (Más de lo mismo)’. Ed Vórtice, Buenos Aires, 2023.