Una segunda vuelta sin kirchnerismo

Señor Director:

Ante todo he de decir que milito ( según la expresión en boga usada para indicar la adhesión de uno a cierta idea o persona) a Patricia Bullrich y que estoy decidido a votarla en las generales. Sin embargo declaro enfáticamente que estoy más cerca de las ideas de Javier Milei en cuanto a economía y forma de encarar la reconstrucción del país, que de las de Patricia y sobre todo, de su referente económico Carlos Melconián. Me preguntarán, pues , por qué no voto derechamente a Milei. Muy sencillo; si como nos aseguran las encuestas, éste estaría cerca de ganar en primera vuelta, es claro que le van a sobrar votos para entrar al balotaje. No ocurre lo mismo con Patricia, a quien según las mismas fuentes no le alcanzaría para aspirar a una segunda vuelta.

Yo pretendo que la elección se dirima en una segunda vuelta entre no kirchneristas. Voto pues al más débil de los dos aspirantes para ayudarlo a llegar. Y trato de convencer a algunos indecisos a que hagan lo mismo. Con todo imagino que lo mejor que podría ocurrir aquí sería un triunfo de Milei en el balotaje. ¿Por qué? No tengo nada contra Bullrich y en realidad su personalidad me gusta acaso más que la del libertario. Pero el triunfo de Milei estaría respaldado por votos unánimes que de ninguna manera pueden decirse desinformados de la vocación privatizadora del candidato, que lo autorizarían a encarar los cambios que algunos llaman “ el salto al vacío “.

En la gente de JxC , en tanto, lamento percibir una pertinaz negativa a decidirse a anunciar valientemente las reformas que inevitablemente deberán hacerse sino queremos a vivir un nuevo fracaso. Con verdadera desazón he oído a referentes de ese espacio señalar la necesidad de la búsqueda de la eficiencia en la gestión de las empresas públicas. Inútil y desgastante esfuerzo en pos de un logro que contradice la naturaleza de las cosas. Seguramente algunos dirigentes, especialmente provenientes del PRO y de Avanza libertad (José Luis Espert), apoyarían a Patricia si se decidiera a avanzar en la privatización de Aerolineas, Télam , Televisión pública, por citar sólo algunos de los monstruos sagrados del estatismo argento. Pero no dudo que muchas voces propias se levantarían en defensa de esos verdaderos antros de corrupción o, cuando menos, refugio de ineptos premiados desde el poder con cargos y prebendas en mérito a su lealtad o complicidad.

En esas condiciones, cualquier promesa de reducción de déficit naufragaría y el gobierno reincidiría en el viejo vicio de la emisión de moneda espuria y el país naufragaría en brazos de la inflación. En cambio me animo a imaginar que si gobernando Milei, éste mandara al Congreso proyectos de ley acerca de esas imprescindibles privatizaciones, no tendría resistencia en sus filas, y en las Cámaras, donde su apoyo propio será seguramente bajo, confío en que contaría con el apoyo de los sectores de JxC más comprometidos con la búsqueda de la austeridad y reducción del déficit fiscal. Allí cuento con la capacidad de liderazgo de Mauricio Macri a quien imagino gestionando el apoyo de los de su partido al desafío de Milei. Entonces podría jugar el ex presidente, el segundo tiempo al que pareció renunciar al abandonar, lamentablemente, su aspiración presidencial. Creo que viene preparándose para ese papel cuando, desafiando el disgusto de los propios, ensaya fórmulas de acercamiento a Milei.

Javier Bulló

DNI: 7595962