Una noche de leyendas en la indomable Catedral del Rock

‘The Big Finish Tour’. Concierto de Mr. Big: Eric Martin, voz; Paul Gilbert, guitarra; Billy Sheehan, bajo; Nick de Virgilio, batería. Músicos invitados: Sebastian Bach, voz; Brent Woods, guitarra; Clay Eubank, en bajo; Bobby Jarzonbeck, batería. El miércoles 1° en el estadio Obras Sanitarias.

“Acá hay más canas que en protocolo de Pato Bullrich”, se oyó decir a un asistente a Obras en la previa al show que brindaron Sebastian Bach y Mr. Big el Día del Trabajador, y tenía razón. La Catedral del Rock, que sólo habilitó el campo y la platea, gozaba de un lleno compuesto en su inmensa mayoría por un público que, salvo excepciones, contaba con no menos de cuarenta y tantos años, y que, seguramente, fue a disfrutar de artistas que gozaron de una gran popularidad en la década del ‘90 y que hoy, aunque no son los de hace años, se resisten al paso del tiempo a base de su música.

LA FURIA
Sebastian Bach encendió la noche con su sola presencia en el escenario, demostrando su energía inigualable como el legendario vocalista de Skid Row. Aunque su voz ha cambiado, el carisma sigue siendo inigualable. Interactuó con la multitud, compartió anécdotas y creó un vínculo único con los espectadores, incluso bromeando con su español rústico. Su actuación fue un espectáculo completo, pasando de la melosidad de ‘18 and Life’ a la furia de ‘Slave to the Grind’ sin intermedios. ‘What Do I Got to Lose?’, de su último lanzamiento, inició un viaje a los ‘90 para el público. Con una voz imponente y una presencia escénica incomparable, Bach desató un torbellino de emociones, principalmente con canciones de Skid Row como ‘Big Guns’, ‘Slave to the Grind’ y ‘Monkey Business’. Incluso cuando el show se detuvo por problemas con la guitarra, Bach hizo gala de su destreza cantando a capella ‘Wasted Time’, mostrando su experiencia y dominio del escenario.
El clímax llegó con dos temas inolvidables de Skid Row que desataron el delirio. ‘I Remember You’, dedicada a músicos que fallecieron, fue lo que prendió la mecha, que hizo explosión con ‘Youth Gone Wild’, himno de su exbanda y que lleva tatuado en el antebrazo.
Y así, entre luces y aplausos, llegó el final. Sebastian Bach volvió a dar una experiencia única de rock en su forma más pura y apasionada, dejando satisfechos a los espectadores.

IMPECABLES
Y luego de tanta tempestad llegó la calma con la presencia de Mr. Big en el escenario, algo que prometía mucho y dio todavía más. ‘The Big Finish’, el tour con el que la exitosa banda cierra su carrera, fue la excusa para un show que derrochó talento de principio a fin.
Desde el momento en que las luces se apagaron y sonaron los primeros acordes quedó claro que se estaba en presencia de algo extraordinario. ‘Addicted to That Rush’ fue el inicio de un set compuesto por 22 temas minuciosamente elegidos, que abarcaron los grandes éxitos de la banda.
La prestancia instrumental de cada miembro fue impresionante, riffs de guitarra vertiginosos, solos de bajo magistrales (Billy Sheehan fue uno de los más aplaudidos) y una batería que no desentonaba demostraron la coordinación del grupo.
El carismático Eric Martin elevaba cada canción con su voz inconfundible. Así fueron pasando clásicos como ‘Just Take My Heart’, ‘A Little Too Loose’, ‘To Be With You’ y ‘Wild World’, el cover de Cats Stevens, que fueron recibidos con entusiasmo por la multitud.
Incluso en momentos que pueden ser tediosos para algunos, como los instrumentales, Mr. Big siguió brillando: el solo de guitarra de Paul Gilbert y luego las improvisaciones de Billy Sheehan en el bajo demostraron su calidad como músicos.
Cuando llegó el momento final con ‘Good Lovin'’ y ‘Baba O'Riley’, covers de The Olympics y The Who, respectivamente, la emoción del público y la gratitud de la banda se pudieron palpar en el aire. Mr. Big dio un adiós definitivo logrando una experiencia inolvidable que demostró por qué esta banda fue una de las más importantes en la escena del rock.