Por la Orquesta Sinfónica y el Coro Polifónico Nacionales
Una justa evocación de Mendelssohn
Orquesta Sinfónica Nacional. Sinfonía Nº 2 ‘Lobgesang (Canto de alabanza)’, de Félix Mendelssohn-Bartholdy. Dirección: Hernán Schvartzman. Solistas vocales: Marisú Pavon y Ayelén Isaía (sopranos), Ricardo González Dorrego (tenor). Con el Coro Polifónico Nacional (direc.: Fernando Tomé). El viernes 24 en el Auditorio Nacional del Palacio Libertad.
La personalidad de Félix Mendelssohn-Bartholdy (1809-1847) se plantea como una vida de éxitos facilitados por apoyos propios, podría decirse, a diferencia de tantos músicos del romanticismo musical del siglo XIX signados por esfuerzos y luchas vitales. Este compositor entronca históricamente en la primera ola musical romántica.
Fue hijo de un acaudalado banquero, nacido en Hamburgo, y se reveló como un prodigio del piano juvenilmente. A los nueve años ya era un reconocido talento, y a los diecisiete lo reafirmaba también cuando compuso la música incidental de ‘Sueño de una noche de verano’, una de sus obras más conocidas, sorprendiendo en su época.
Y podría agregarse que, como compositor sinfónico también, porque esta segunda sinfonía que fue ejecutada en el concierto que nos ocupa, en Mi bemol mayor opus 52 titulada ‘Lobgesang (Canto de alabanza’), es una pieza estrenada en Leipzig en 1840 conteniendo una importante parte coral que produjo atracción y que, además, por su duración de algo más de una hora, muchas veces recibió la calificación de “cantata sinfónica” por contener esa importante parte coral y la presencia de solistas vocales.
DESCALZO
Se podría anticipar que la versión dirigida por el maestro Hernán Schvartzman, que curiosamente se presentó descalzo en el podio dando una nota verdaderamente atípica, fue en general discreta, demostrando alguna falta de ensayos en ciertos sectores del orgánico.
Entre tanto, cabe elogiar con creces el muy efectivo desempeño del Coro Polifónico Nacional ocupando toda la balconada superior con sus diferentes registros, y que contó con la dirección del maestro invitado Fernando Tomé. Voces y emisiones parejas dieron lucimiento a los pasajes corales.
Ahora bien, también requiere esta obra, cuya duración es -como señalamos- mayor de una hora, la presencia de tres voces solistas, dos sopranos y un tenor que en la ocasión cumplieron un competente desempeño.
Fueron los cantantes Marisú Pavón, muy vinculada al Teatro Argentino platense con una trayectoria prolongada, en tanto la también soprano Ayelén Isaía, nacida en la ciudad de las diagonales y también incorporada al coro del teatro platense, respondieron con efectividad a los textos cantados; lo mismo que el tenor Ricardo González Dorrego, de una prolongada experiencia en estos repertorios con el Coro Polifónico Nacional.
En resumidas cuentas, una jornada musical meritoria en rescatar una obra importante del repertorio mendelssohniano, poco transitada en los repertorios locales, que el público premió con su aplauso efusivo.
Calificación: Bueno
FOTO: GENTILEZA SANTIAGO GARCIA
