Una joya nórdica, de esas que rompen los esquemas

El guion de ‘Un día y medio’ tranquilamente podría ser una comedia absurda con Jim Carrey y alguna actriz nueva, de esas que tienen proyección de taquilla al menos una vez al año. Porque si bien arranca de manera imperiosa, después va teniendo quiebres inverosímiles que hacen que uno se pregunte ‘qué estoy viendo’. Pero de humor no tiene nada, dos de sus actores son verdaderos desconocidos para nuestro cine, y todo se vuelve un drama. El relato está inspirado en una historia real, entonces ya no tenemos dudas. Pasó. Pero más creíble son las actuaciones a centímetros de la cámara, lo que nos convierte en testigos casi presenciales de este inquietante relato.

El filme nos trae a un hombre que desesperado por no ver a su hija se presenta en el centro médico donde trabaja su exmujer y en una secuencia de destrato y desequilibrio la termina secuestrando. En principio parecería una toma de rehenes de quien está fuera de sí y cree que el mundo está contra suyo. Luego entendemos que el conflicto es punto a punto con la madre de su hija.

CULTURA SUECA

Dos reglas importantes redireccionan la cinta. La primera, que no es una historia norteamericana donde todo se resolvería con un francotirador que deposite una bala en la cabeza de este enajenado padre, sobre lo cual el personaje de Artan hace referencia en varios diálogos; y segundo, que la cultura sueca -la cual desconocemos- tal vez permite complacer todos los pedidos de un secuestrador con tal de que no mate a su víctima. Para ello dieron vueltas en auto por toda la ciudad escoltados por varios patrulleros, buscaron a la hija en común, cargaron combustible -entre otras cosas- y negocian una escapatoria con final feliz para todos.

‘Un día y medio’ se potencia por tener dos grandes actores para nosotros vírgenes de referencias. Otro, como Fares Fares, también en el rol de director, es conocido por participar en películas como ‘Rogue One’ y ‘Soldado de élite’. Pero con Alexej Manvelov (Artan) y Alma Pöysti (Louise) es nuestra primera vez y lo que padecen, lo aceptamos.

Otro punto fuerte es no poder visualizar qué sucederá por no tener experiencia en la cinematografía sueca. Aquí todo es inédito, hasta la forma de filmar. La escena del encuentro entre Artan y su exfamilia política, en un cine como el español o mexicano, sería un paso en falso de humor negro; en el sueco, máxima tensión.

‘Un día y medio’ es una historia que merece nuestra atención. Tal vez es la puerta a un cine poco conocido o una pequeña joya en sí misma. De todas formas, resalta con creces por sobre un catálogo de Netflix que día a día multiplica la velocidad de su caída libre.

Calificación: Buena