El columnista invitado

Una idea para Aerolíneas Argentinas

 

En lo que llevamos de gestión de Javier Milei, Aerolíneas Argentinas ha dado un vuelco extraordinario. De pérdidas recurrentes y ser una carga para las cuentas públicas, su línea de resultados ha pasado a ser positiva. Se me ocurre una manera de aprovechar ese cambio favorable para potenciar otros objetivos del plan económico en marcha.

La idea es tan simple como ofrecer un porcentaje del capital de Aerolíneas Argentinas en la bolsa. ¿Qué porcentaje? El mínimo (¿20%, 25%, 30%?) que permitiera realizar una operación significativa y exitosa, de manera de matar varios pájaros de un solo tiro.

En primer lugar, lo recaudado por la venta de acciones de Aerolíneas Argentinas debería destinarse a reforzar las reservas internacionales en el Banco Central. Eso contribuiría a mejorar una de las variables que recurrentemente se señala como un factor de desconfianza.

La apertura del capital de Aerolíneas Argentinas en la bolsa serviría también como símbolo de que se avanza en la privatización de compañías estatales con empresas muy relevantes.

HECHO PUBLICITARIO

Una oferta pública inicial de acciones es, en sí mismo, un hecho publicitario. En la medida en que la operación sea un éxito, ayudaría a dar más confianza a empresarios e inversores del exterior que, además, tendrían un instrumento de inversión adicional.

Para garantizar el éxito de la oferta pública, la compra inicial de acciones podría vincularse con beneficios a la hora de viajar en Aerolíneas Argentinas. También, por el mismo motivo, podría reservarse un pequeño porcentaje de acciones para los empleados de la empresa.

La propia obligación de presentar balances públicos trimestrales no solo sería un aporte a la transparencia, sino que actuaría también como un estímulo para profundizar el progreso financiero y operativo de Aerolíneas Argentinas, cosa que debería verse reflejada de manera paulatina en la cotización de sus acciones.

A medida de que el valor de la empresa crezca, podrían venderse nuevos paquetes de acciones, hasta llegar en algún momento, según las condiciones del mercado lo permitan, a su privatización total.

Lo mismo podría hacerse progresivamente con AySA, Enarsa, Correo Argentino y Trenes Argentinos, entre otras empresas públicas, con los mismos objetivos. Por supuesto que también podría repetirse el mismo esquema con empresas públicas provinciales que tengan un tamaño suficiente. En esos casos, en lugar de engrosar las reservas internacionales, lo recaudado podría destinarse a amortizar deuda pública.

El punto es que la privatización parcial inicial podría enfrentar menos resistencia política que una venta completa. Resistencia que también podría verse reducida porque, previsiblemente, los compradores de las acciones serían mayoritariamente los propios argentinos.

La privatización parcial con la venta de acciones en la Bolsa permitiría mostrar hechos concretos relevantes en el área de privatizaciones, reforzando las reservas internacionales y la confianza, reduciendo el tamaño del aparato estatal y dando nuevos instrumentos de ahorro, con potenciales efectos positivos en la prima de riesgo.

Se trataría, en síntesis, de una forma de consolidar la política económica en marcha, impactando simultáneamente de forma favorable en diversas variables económicas.