Debuta una innovadora propuesta performática para redescubrir el emblemático museo

Una carta de amor al Bellas Artes

En ‘Un paisaje para mí’, las directoras Silvia Gómez Giusto y Aliana Alvarez Pacheco proponen un recorrido inusual por ese templo de las artes visuales a través de un relato ficcional.

Sin dudas, la escena del teatro off porteño es diversa y de las más destacadas del mundo. Pero el escenario no es el único ámbito en el que puede transcurrir una obra y eso es algo que ‘Un paisaje para mí’ se propone demostrar.

Se trata de una puesta que fusiona lo escénico con las artes visuales y tiene como locación el mítico Museo de Bellas Artes. La excusa es un recorrido por el museo y sus alrededores, pero en lugar de ir oyendo la usual audioguía, los espectadores escucharán un relato ficcional para el cual la actriz Pilar Gamboa prestó su voz.

“El planteo sería: ¿cuántas cosas de la ciudad que recorrimos millones de veces, tienen nuestra huella? Entonces, en este recorrido que emprende ella se va encontrando con distintos momentos de la vida”, asegura a La Prensa Silvia Gómez Giusto, directora de la obra junto con Aliana Alvarez Pacheco.

Convocada por el director de Amigos del Bellas Artes, Andrés Girbnicow, y a través del Laboratorio de Artes Vivas, Giusto se unió a Alvarez Pacheco, quien ya había montado una puesta similar el año pasado con ‘Jardín sonoro’, otra obra de recorrido pero que transcurría en el Jardín Botánico.

‘Un paisaje para mí’ también incluye a los performers Mariela Puyol, Valeria Polorena y Lucas Minhondo, quienes se pusieron a las órdenes del destacado coreógrafo Gustavo Lesgart, actual director de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea. Con estreno previsto para hoy a las 17, la propuesta se repetirá los viernes 25 de agosto y 1 de septiembre, a las 17 y a las 19, y el 22 del próximo mes a las 17. Se recomienda a los espectadores acudir con celular, auriculares y calzado cómodo. El punto de encuentro es la sala Prisma del Museo Nacional de Bellas Artes (Av. Figueroa Alcorta 2270).

DEJAR HUELLA

-¿Cómo surgió la idea de ‘Un paisaje para mí’?

-Esto surge de una propuesta mía anterior, ‘Un cuerpo salvaje’, basada en la obra ‘La vuelta del malón’, que es parte de la colección del Museo Nacional de Bellas Artes. Con ‘Un cuerpo salvaje’, que escribí junto a Aliana Alvarez Pacheco, recorrimos distintas provincias por medio del programa federal Ciudades en Escena. Con cada elenco local, en cada lugar que viajábamos, armábamos un recorrido por lugares icónicos de las provincias. Esa experiencia trajo las ganas de seguir explorando las obras de recorrido y cuando Andrés Gribnicow me llamó para trabajar a través del Laboratorio de Artes Vivas, le dije que me encantaría desarrollar ese proyecto y que la persona con la que me gustaría hacerlo era con Aliana. Además, me imaginaba que si debíamos revisitar la audioguía del museo, para poder armar una ficción con ese formato, en Aliana tenía toda esa experiencia porque ella hizo ‘Jardín sonoro’. Ahí empezamos a explorar cómo sería este recorrido que es una audioguía que trabaja sobre algo ficcional, una creación completamente original para este recorrido.

-¿Cuál fue el mayor desafío a la hora de fusionar artes escénicas con artes visuales?

-Encontrar una unidad narrativa, porque tenés un montón de partes y de formas de expresar. Por un lado están las obras del museo, que son de un poder muy grande, un montón de agentes que de alguna manera están compitiendo. Para nosotras lo más importante fue encontrar una unidad narrativa, una voz que de alguna manera pueda ir haciéndose de lo que se encuentra en el camino. Hubo una selección muy fuerte acerca de qué obra elegir del museo también, porque no podemos abarcar todo. Tuvimos que seleccionar, encontrar un recorrido orgánico. Pensamos mucho qué obras provocaban acción sobre el pensamiento del personaje, sobre su caminar, sobre su deriva.

MOMENTOS DE VIDA

-El recorrido también incluye los alrededores.

-Si, el recorrido por los alrededores tiene que ver también con este juego de que para este personaje el museo y lo que hay dentro representan todas esas cosas en las que uno está. El planteo sería: ¿cuántas cosas de la Ciudad que recorrimos millones de veces, tiene nuestra huella? Entonces, en este recorrido que hace ella se va encontrando con distintos momentos de la vida.

-El público tendrá que sumergirse en la experiencia para poder disfrutarla al ciento por ciento.

-Para nosotros lo importante es que sea lo más abierto posible, en el sentido de capitalizar esto de que uno viene de las artes escénicas y que no estamos viniendo ni con un clásico, ni nos metemos con la información relacionada con la historia del arte. Nos vamos a colocar en la historia de este personaje, que puede ser cualquiera de los que va a hacer esta caminata. Este en particular tiene una relación con cada uno de los espacios, y queremos que la gente haga empatía con que si caminás tu barrio también te puede pasar lo mismo que a ella le está pasando acá. Tal vez la gente entra al museo para ver ‘Un paisaje para mí’ y después tiene ganas de recorrerlo todo o ir a otros. Nos gustaba poder vivenciar las obras de arte desde otro lugar. Nuestra gran pregunta era qué se puede aportar desde las artes escénicas a la experiencia del museo. Justo, tanto Aliana como yo tenemos en común que venimos de familias de clase media y nuestros padres encontraban en una salida cultural un tiempo para pasar con los hijos. Por suerte eso era como un refugio que encontramos en común en la infancia de las dos. Para mí esta obra es como una carta de amor al museo.