Una Corte sin kirchneristas
La aprobación del presupuesto 2026 en el Senado no fue sólo un indicio del fortalecimiento de la gobernabilidad a causa del triunfo de Javier Milei en las elecciones de renovación parlamentaria, sino también de algo menos previsible: la posibilidad de que el Poder Ejecutivo reúna una mayoría de dos tercios en una cámara dominada por el kirchnerismo durante las últimas dos décadas.
La “ley de leyes” fue sancionada por 46 votos a favor, 25 en contra y una abstención, la de la cordobesa Alejandra Vigo, esposa del flamante diputado Juan Schiaretti que ingresó a la Cámara baja a pesar del fracaso electoral de Provincias Unidas.
La legisladora cordobesa está en soledad en la Cámara alta después de haber formado parte de un bloque que perdió uno de sus tres miembros a manos de la justicia paraguaya y el otro a las de la laberíntica política correntina.
En su primera intervención en el Senado Patricia Bullrich quedó a sólo dos votos de los 48 que representan una mayoría de dos tercios. La mayoría exigida, por ejemplo, para nombrar los dos jueces de la Corte que faltan, así como al procurador general de la Nación. Con el apoyo de Vigo, que en su provincia representa al peronismo antikirchnerista, habría quedado eventualmente a uno.
Lo que en aritmética puede ser una diferencia mínima, en política puede resultar un abismo, pero también debe tenerse presente que el desgranamiento del peronismo es un hecho en progreso. Tres de los cinco miembros del bloque peronista Convicción Federal -Moisés, Mendoza, Andrada- votaron junto al mileismo. Sandra Mendoza está alineada políticamente con el gobernador de su provincia, Osvaldo Jaldo, de muy fluida relación con el Poder Ejecutivo. Había abandonado al kirchnerismo para unirse a Convicción Federal, poco antes de la votación del presupuesto.
Otro hecho que reveló la votación del jueves fue la errónea estimación de la fuerza del kirchnerismo. Los medios calculaban que disponía de 28 votos seguros, pero a la hora de apretar el botón en las bancas, resultaron ser tres menos. A lo que hay que agregar que, de los 25 votos opositores, 3 responden políticamente al Gerardo Zamora. Dos de ellos integrados en el bloque Frente Cívico por Santiago, y el restante -José Neder- en el Justicialista.
Zamora fue en los últimos años aliado de Cristina Kirchner. Pero demostró una prudencia política acorde con los nuevos tiempos de incertidumbre al armar bloque propio, mientras dejaba a uno de sus hombres en el de José Mayans, lo que habilita la pregunta: ¿se convertirá Zamora un nuevo Jaldo?
De la situación descrita puede inferirse sin demasiada arbitrariedad que el gobierno está en condiciones de proponer a los dos jueces que faltan de la Corte sin un acuerdo con Cristina Kirchner. El presidente del tribunal, Horacio Rosatti, opinó que con candidatos de prestigio inobjetable su normalización debería ser posible. Lo que falta, por lo tanto, es la ingeniería política que repare esa deuda institucional.
