Las imágenes son tan inéditas como bochornosas. Policías discuten y empujan a personas que se mueven como pueden en sillas de ruedas o con muletas. Hay gritos, pedidos de cordura. Las fuerzas no quieren dar el brazo a torcer y hacen cumplir a rajatabla el protocolo antipiqutes que les obligan aplicar. Pero los piqueteros, esta vez, no son piqueteros. Son personas que rechazan el veto a la Ley de Emergencia en discapacidad. Grandes, chicos, hombres, mujeres. Muchos de ellos deportistas que no saben si van a poder continuar con sus tratamientos médicos y, mucho menos, si van a poder seguir compitiendo.
Stefanía Ferrando tiene atrofia muscular espinal (AME) y es medallista paralímpica. Ganó la presea de bronce en los últimos Juegos Paralímpicos de París 2024 en Boccia (una práctica similar a las bochas pero adaptadas). Y, como una de las máximas referentes del deporte paralímpico en el país se manifestó, obvio, en contra del veto. ´´Esta decisión pone más en riesgo nuestra calidad de vida. La ley pretende resolver de alguna manera el problema de los profesionales que nos atienden. Eso incluye a terapistas, kinesiólogos, docentes, transportistas. A quienes nos aportan sus servicios´´, explica.
´´Te doy un dato solo: desde finales de 2024 los honorarios de quienes trabajan prestando servicios para personas con discapacidades, están congelados. Son, además, profesionales que la mayoría de las veces cobran sus facturas con varios meses de retraso. Yo, por ejemplo, utilizo una silla de ruedas y necesito un transporte que me pueda llevar… Y esa gente nos está dejando de atender porque no le dan los costos. La emergencia está y por eso hay que decir no al veto´´, agrega y al rato sube una historia en su cuenta de Instagram (stefaniaferrando) dando su opinión porque, además de todo, es influencer y tiene miles de seguidores.
Si bien es cierto que vivimos en un país que nunca puede resolver sus crisis que repiten en loop, hay temas y temas. Unos más sensibles que otros. Simplemente, porque no todo puede ser lo mismo. El martes se manifestaron personas con discapacidades frente al Congreso de la Nación. Fue en reclamo por el veto del presidente Javier Milei a la ley. Y hubo, como suele suceder, personal de la Policía Federal y Gendarmería cuidando que nadie corte las calles. Se produjeron enfrentamientos con los manifestantes. Entre ellos, varios deportistas. Gente que practica deportes adaptados en sillas de ruedas. Sordos, ciegos, atletas con síndrome de Down. Algunos, paralímpicos, que representan a la Argentina cada cuatro años, cuando terminan los Juegos Olímpicos...
No es una novedad que la discapacidad cayó en la volteada general de la pobreza. De las cuentas que no le cierran al país. Y tampoco que esa no es una prioridad para el Gobierno, que alega que no puede sostener su plan económico si atiende ese reclamo. Mucho menos, el de la gente que busca en los deportes adaptados un salvoconducto para mejorar sus vidas.
José Montenegro fue a la protesta. Y contó que, durante unos minutos, su silla de ruedas fue rodeada por policías quisieron sacarlo del lugar. "Mientras esté acá abajo, a una persona con discapacidad no se la va a avasallar", se defendió. Montenegro es integrante del Centro de Discapacitados de La Matanza (CEDIMA) y juega al básquet adaptado. Las imágenes que se vieron por TV no lo dejaron mentir. Fue una burda exageración movilizar diferentes fuerzas para frenar a un grupo de gente con discapacidades.
"Que seamos menos no significa que seamos menos", fue el lema de los postergados desde que se conoció el veto del Presidente. Las familias de las personas con discapacidad les agradecieron a los diputados y senadores por haber votado la ley pero tuvieron que salir esta semana a pedirles que, ahora, no los abandonen.
CEDIMA, el espacio en el que juega Montenegro, sufre la tristeza de los deportistas que lo habitan y ven como se deterioran sus calidades de vida, más allá de las dificultades físicas de cada uno. Allí, además de básquetbol también hay tenis de mesa y atletismo adaptados, entre otras actividades.
Hace unos meses, por mi trabajo, tuve la oportunidad de intentar ponerme, por un rato, en el lugar de ellos. De ellas, en realidad. Jugué al básquet en silla de ruedas con Las Lobas, la selección argentina femenina de la especialidad. Por supuesto, hice el ridículo. Y sólo pude ver de cerca la habilidad, la maravilla de esas mujeres que se entrenan y muchas veces se concentran en el lugar. Fue una experiencia inolvidable. Vi deportistas de elite... no personas discapacitadas. Jugué (es una manera de decir porque apenas me pude sentar en una silla e ir de un lado para el otro sin embocar una) con las mejores del país. Y descubrí lo felices que son jugando. Entendí como el deporte las pone en condición de igualdad, como las incluye. Hoy eso está en peligro.
Montenegro criticó la posición del Gobierno, que sostiene que una mejora de las ayudas estatales implica mayor déficit: "Nosotros no somos quienes generamos déficit al Estado. La ley tiene que ser vigente para que las personas con discapacidad tengan la ayuda que garantiza la Constitución", pidió todavía ofuscado por el trato que recibió el martes.
Nadia Báez, una de las mejores nadadoras argentinas de la historia, es ciega. Tiene el récord de haber participado en cuatro Juegos Paralímpicos de manera ininterrumpida y va por el quinto, porque ya le apunta a Los Angeles 2028. Agrega, sobre el tema, que ´´los deportistas paralímpicos tenemos la pensión y además una beca de ENARD o de la Secretaría de Deportes, según corresponda, pero son en negro... Y en algún momento vamos a dejar de cobrar... El que no alcance una medalla se va quedar con una jubilación mínima, pero el resto de los deportistas paralímpicos ni siquiera va a cobrar eso. Además, lo que nos dan es insuficiente, está claro´´.
Para cerrar, sobre el desfinanciamiento que padecen los deportes adaptados en general, agrega que ´´los fondos que llegan son cada vez más escasos y el presupuesto no es el adecuado. El veto nos afecta por todos lados. Por ejemplo, nosotros no tenemos la prepaga que sí les dan a los deportistas olímpicos convencionales´´, dice resignada.