Un tobogán hacia los '90

El proceso inflacionario parece haber iniciado de manera sorpresiva una pronunciada parábola descendente. El dólar en sus diversas variantes perforó a la baja la barrera de los 1.000 pesos. La recesión está obrando lo suyo y la fuerte caída del consumo empieza a funcionar como un freno para los precios en sectores determinados. 

Las empresas que se apuraron en este trimestre a subir precios pensando en el desastre que les aguardaba a la vuelta de la esquina, hoy en algunos casos retroceden, en otros arman ofertas y en servicios ponen a disposición descuentos y posibilidades de pago más amigables. El desplome de la actividad aún no genera despidos masivos pero dicen los que saben que eso podría comenzar a verse en el segundo semestre.

Poco a poco se va creando el escenario para que el Gobierno ensaye un cambio de esquema monetario, un salto hacia la tan mentada dolarización, a una canasta de monedas o bien a la vieja y conocida Convertibilidad. De ocurrir algunas de estas posibilidades, volveríamos a ver la foto de la década del ’90: baja inflación pero elevado desempleo.

La nota de tapa del suplemento de Economía es un reportaje a Matías Ghidini, consultor y especialista en el mercado laboral. Dice el experto que no debe temerse una reforma laboral, sobre todo porque hoy en día el 60% de la población trabaja en la informalidad. Incorporar a esa masa de trabajadores a la formalidad es el principal desafío, y para eso hacen falta cambios e incentivos para que la empresa privada contrate personal. Uno de ellos es clave: la eliminación de la industria del juicio.

Si el cambio monetario, tal como lo prometió el presidente de la Nación cuando estaba en campaña, finalmente se concreta y Argentina queda dolarizada o bien emparda al dólar con el peso, el país se volverá menos competitivo de cara al comercio exterior. Ya lo vivimos en los ’90. Ahí es donde se harán necesarias la reforma laboral y la poda de impuestos para el sector productivo. Sin estos instrumentos ninguna pyme nacional podrá sobrevivir ante el tsunami de productos importados.

Por ahora todo es ajuste, recorte y motosierra. Los libertarios han logrado números macro interesantes, entre ellos el retorno del superávit gemelo, bien que pisando el pago de importaciones y realizando algún que otro efecto maquillaje. Lo importante era hacer el anuncio, transformarlo en título de diarios y portales. Tan fanatizado está Milei con achicar el Estado –el que avisa no traiciona- que hasta el propio Fondo Monetario Internacional, quién lo diría, tuvo que pedirle que saque el pie del acelerador y brinde ayuda social a los sectores que más están sufriendo con la crisis.

Como un iceberg, está lo poco que se ve y lo mucho que se oculta por debajo de la superficie. Por encima está el cierre de empresas públicas, la eliminación de carteras, el despido de personal militante, acciones que los votantes de La Libertad Avanza aplauden a rabiar luego de décadas viendo cómo se despilfarran los erarios públicos.

Entre lo que pasa inadvertido, al menos para buena parte de los medios de comunicación y de la población, es el recorte de partidas sociales y de envío alimentos a muchos comedores que brindaban asistencia a los más necesitados entre los necesitados. Así lo denunció el padre Paco Olveira, que trabaja en la Fundación Isla Maciel: “La gente come salteado, y eso ya no es una metáfora. Hay familias donde comen una vez al día, y no todos los de la familia: los adultos no comen”.

TODO ROJO

Los datos de la caída de la actividad económica ya empiezan a encender alarmas. Los empresarios, sobre todo los que están al frente de una pyme, intentan resistir el embiste y conservar al personal. Pero es dable esperar que si los números siguen cerrando en rojo no tardarán en llegar los telegramas de despido. El miércoles el Indec informó que la Industria se retrajo en enero un 12,4% con respecto a igual mes del 2023, mientras que la Construcción se desplomó 21,7%.

El último informe del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina, difundido durante la semana –sobre un total de 700 empresas encuestadas- detalla que “en el primer relevamiento del año, el Monitor de Desempeño Industrial volvió a encontrarse en niveles de contracción (por debajo de 50). Se ubicó en 29,9, el nivel más bajo de la serie y tuvo una caída de 6,9% interanual”.

El documento explica que “el indicador se encuentra en niveles de contracción desde julio de 2022 y acumula 7 relevamientos consecutivos por debajo de 50, prácticamente dos años de caída”. Y agrega: “Esta situación redundó en más empresas con dificultades para hacer frente a los pagos. Se registró el porcentaje más alto de empresas con caída del empleo y un deterioro notable en relación a relevamientos previos”.

“Las empresas consideraron que su situación económica está peor que hace un año y esperan el impacto de la caída del consumo, la obra pública y la menor actividad de otras empresas. Sin embargo, encuanto a las expectativas para dentro de un año, aproximadamente el 50% de las empresas espera que la situación económica de su empresa, del sector y del país, mejore en el próximo año”.

EXCESOS

Ordenarás con dolor parece ser la máxima del Gobierno. Tal vez no había muchas otras maneras de amortiguar el golpe de tener que poner en caja los desvíos de la economía. Quizás se le podría pedir a los libertarios algo de dosificación a la hora de soltar los precios, habida cuenta de la lentitud con que crecen los ingresos.

Corregir todas las distorsiones de la economía, con una inflación superior al 200% -pensemos que en Estados Unidos se rasgan las vestiduras por llegar a la meta del 2% anual-, no es una tarea menor. En la última década el uso de los recursos ha sido más que discrecional, tanto que el empleo privado formal no creció pero sí se disparó el público.

Basta con ver los números. De acuerdo a un informe de la Fundación Libertad y Progreso, la cantidad de empleados públicos provinciales cada 1.000 habitantes aumentó de 36 hasta 49 en las últimas dos décadas. Entre los años 2002 y 2022 (último dato disponible), el empleo público dependiente de las 23 provincias y CABA se incrementó en un 69%, aumentando de 1,34 a 2,27 millones.

“La expansión en el empleo público fue transversal, en otras palabras, no hubo una sola jurisdicción donde el empleo público se mantuviese estable o se redujera –recalca el paper-. El mayor crecimiento se registró en Tierra del Fuego (+197%), provincia que casi triplicó la cantidad de trabajadores estatales. Mientras que la menor expansión se dio en Formosa (20%). Según los especialistas este aumento inédito se debe a un desorden en la administración de fondos provinciales, que a lo largo de 20 años comprometieron las cuentas públicas y que hoy deben afrontar sus obligaciones”.

El economista Valentín Gutiérrez explica: “Así como en los sistemas de pensiones es necesario tener más aportantes que beneficiarios, en la composición del empleo es fundamental que la parte privada supere a la pública, ya que la primera soporta a la segunda, y de otra forma el sistema se vuelve insostenible”.

Este panorama explica en parte la rareza estadística de tener provincias con muy baja desocupación pero altos índices de pobreza. Se trata de empleo precario, trabajos que no sacan de la pobreza pero redundan en clientelismo político.

Bajar el gasto en estas administraciones requiere de decisión. Más ardua se vuelve aún la tarea cuando la economía en estado de recesión no genera motivo alguno para crear empleo en el segmento privado. 

PALEOLIBERTARISMO

No es sencillo descifrar el mediano plazo en la Argentina, pero viendo lo hecho hasta el momento quien busque certidumbre podrá hallar en la campaña presidencial de Javier Milei datos de lo que vendrá. El mandatario, paso a paso, está cumpliendo con sus promesas. Le falta dolarizar y cerrar el Banco Central.

Otra manera de discernir el futuro es revisar la biblioteca, visitar las fuentes adonde abrevan los libertarios. Una de ellas es el economista Murray Rothbard, nacido en el Bronx de Nueva York y considerado uno de los principales referentes de la Escuela Austríaca, de la cual Milei forma parte.

Milei se considera parte del movimiento paleolibertario, que originalmente impulsaron Rothbard y su colega Lew Rockwell durante la década del ’90. El propio Rothbard escribió en 1992 acerca del populismo de derecha y destacó puntos clave en el programa:

+  Reducción drástica de impuestos. 

+ Desmantelar el Estado de Bienestar.

+ Abolir privilegios raciales o de grupo. 

+ Recuperar las calles, triturar a los criminales, deshacerse de los vagos.

+ Abolición de la Reserva Federal, atacar a los banqueros criminales (léase en la Argentina, Banco Central).

+ Defender valores familiares. Lo que significa sacar al Estado de la familia y reemplazar el control del Estado mediante el control parental. 
Leer y analizar en clave política los cambios económicos es relevante para comprender que lo que impulsa el gobierno libertario no es solamente la recuperación de la economía, sino un auténtico cambio de matriz. La ejecución de un modelo que, de prosperar, pondrá patas para arriba a la Argentina que hemos conocido.