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Un tiro por la culata en Bahía Blanca

El intendente de Bahía Blanca, Héctor Gay, lanzó una encuesta entre los bahienses buscando cambiar el nombre del Parque Campaña del Desierto por otro que, según palabras de la dirección de Laboratorio de Participación Ciudadana y Gobierno Abierto, Ana Doria, "no reivindique hechos de violencia o que atente contra los derechos humanos o tenga connotaciones religiosas o de gobiernos de facto o partidos políticos ".

Lo anecdótico del asunto fue el resultado de la votación. Los 3 primeros puestos en la consideración de los ciudadanos de Bahía Blanca fueron: Julio Argentino Roca con 1.400 votos, luego mantener el nombre Parque Campaña del Desierto con 580 votos y tercero Barranco de los Loros con 160 votos. Los dos nombres que había propuesto el intendente, Parque del Bicentenario y César Milstein (premio Nobel bahiense) no figuraron ni en los títulos.

Pero como los políticos son seres superiores que saben mejor que vos mismo qué es lo que más te conviene y qué es lo que vos querés, aunque vos no lo sepas; desde el municipio anunciaron que vetarán el nombre que los bahienses eligieron por mayoría abrumadora. ¡Muy democráticos!

Con respecto al resultado, el director de Espacios Públicos, Pablo Bianco dijo: “Nos sorprende porque queremos sacarle a un nombre una connotación negativa y que se proponga a Julio Argentino Roca es raro. Me cuesta mucho creer que sea algo natural porque está dentro de los nombres que no pueden ser ”. “Espero que esto sea una burla y que no marque la idiosincrasia de Bahía Blanca. Esto es sin hacer ningún juicio ideológico. El que está proponiendo Roca, o cree que lo que hizo Roca está bien o es una tomada de pelo, espero que sea esto último y no algo que defina una forma de pensar ”. 

Como buenos dictadorzuelos, ya censurado los nombres que no les gustaba antes de la votación. Por otra parte, este inmaculado funcionario, dejó en claro su juicio ideológico al definir a Roca como un ser oscuro y maléfico cuya elección solo responde al humor negro y macabro de los vecinos, o quizás, los bahienses fueron influenciados por el lado oscuro de la fuerza en la votación.

Verdades y mentiras de la Campaña del Desierto

Aprovechando las patéticas reacciones de estos funcionarios de cuarta, daré un brevísimo pantallazo de lo que fue la campaña del desierto y de lo que hizo Roca.

La frontera sur de Buenos Aires tuvo conflictos permanentes con las tribus de los Borogas, de los Ranqueles y de los Araucanos desde antes de la Revolución de Mayo. Los aborígenes robaban ganado, incendiaban pueblos, asesinaban pobladores y tomaban cautivas a mujeres y niños.
Del lado de enfrente, los blancos tampoco eran unos santos. Sin duda has escuchado hasta el hartazgo sobre Roca el genocida, pero creo muy importante aclarar que los nativos tampoco eran inocentes palomitas.

A partir de 1820, se alternaron procesos de paz con estados beligerantes entre el gobierno argentino o el de Buenos Aires y los caciques de diferentes tribus, sea por el avance de las líneas de frontera de unos o por la falta de cumplimiento de los acuerdos de los otros.

Había caciques pacíficos como Cachul y Catriel y otros muy agresivos como Rondeau, Yanquetruz, Payne y Chocory; también blancos, como los hermanos Pincheira, que convivían con los aborígenes y que promovían los malones. 

En 1827 Juan Manuel de Rosas es nombrado general de las milicias de Bs As y Dorrego le encarga una nueva expansión y la creación de un puerto, Rosas levanta una llamada "Protectora Argentina", antecesora de la actual Bahía Blanca, ciudad que me llevó a escribir este artículo.

En 1832 se organizó la primer gran campaña del desierto. Participaron de ella Juan Manuel de Rosas, Facundo Quiroga, Felix Aldao, los hermanos Reinafe y Estanislao López (quien colaboró ​​con caballada). Si repasamos los nombres de los jefes, verán que todos eran federales, lo cual demuestra que “el problema indio” iba más allá de la guerra entre unitarios y federales.

En esa primera campaña del desierto se conquistaron 7.829.000 hectáreas, murieron alrededor de 10.000 aborígenes y se recuperaron 2.000 cautivos. 
Tras la victoria, Rosas fue premiado con una medalla de oro, una espada guarnecida de oro y con la isla Choele Choel. Pero Juan Manuel, ni lerdo ni perezoso, pidió cambiar la isla por 161.990 hectáreas en Buenos Aires.

Te cuento que no siempre ganaron los blancos. En 1855 Mitre fue derrotado por Catriel, Cachul y Cafulcurá, mientras que, en 1856, el derrotado fue el general Hornos.

En 1872, Cafulcurá, al frente de 6.000 indios, condujo uno de los malones más sanguinarios cometidos hasta ese momento, robaron 200.000 cabezas de ganado, tomaron 500 cautivos y asesinaron a 300 pobladores.

En 1876, durante la presidencia de Avellaneda, Alsina propone mejorar los fortines y ampliar su número, comunicarlos con telégrafo y escavar una zanja de 600 km de largo, de 3 metros de ancho por 2 de profundidad. Se construyeron 374 km del total programado.

En 1878, Roca es designado ministro de guerra. Este, ante los reclamos chilenos por la Patagonia y la ineficacia de la zanja, propone pasar de la defensiva a la ofensiva, su plan es aprobado por el congreso de la nación y se establece a tal fin un presupuesto de 1.600.000 pesos fuertes.
Las operaciones comenzaron con 26 ataques relámpago que concluyeron con varios caciques presos, junto a 4.000 aborígenes, 400 indios de lanza muertos, 15.000 cabezas de ganado y 150 mujeres y niños cautivos recuperados.

Finalmente, en 1879, Roca realiza su campaña del desierto. La misma se extiende por tan solo dos meses y, según la Memoria del Departamento de Guerra y Marina de 1879, da los siguientes resultados: la anexión de 50.000.000 de hectáreas, 5 caciques principales prisioneros, 1 cacique principal muerto (Baigorrita), 1.271 indios de lanza prisioneros, 1.313 indios de lanza muertos, 10.513 indios de chusma prisioneros. 

Finalmente, en 1881 comienza la última etapa que se extenderá por 4 años. Caen prisioneros los caciques Reuque Curá, Namuncurá, Inacayal, Foyel y Sayhueque, y mueren unos 2.500 indios de lanza.

Este es una cronología muy resumida de lo sucedido. Toda muerte es repudiable, pero es fundamental analizar la historia con los parámetros del momento en el que se desarrollaron los acontecimientos, de no hacerlo, estaremos siendo anacrónicos, el peor pecado que puede cometer en el repaso del pasado.

Ahora bien, si Roca mató 1.313 indios de lanza, mientras que Rosas mató unos 10.000, pregunto, ¿por qué se acusa de genocida a Roca y no a Rosas?

Claramente el motivo es ideológico, pero mi intención no es acusar de genocida a Rosas, quien, a pesar de los 10.000 muertos, era partidario de negociar antes que de pelear. Ninguno de los dos fue genocida, pues el concepto de genocidio apareció recién en 1944 y aplicarlo a actos previos es caer en el pecado de anacronismo.