La caída de la Bastilla fue un acontecimiento clave de la Revolución Francesa. Campesinos y pueblo llano mal armado, vociferante y ruidoso, finalmente vencieron a la corta guarnición del Rey Luis XVI bajo el mando de un jefe francés y de un mercenario suizo. Retirados del recinto, los dos jefes se encontraron a solas y el suizo dijo al francés: ¡Qué desastrosa nuestra defensa, un horror! ¡El colmo, haber sido vencidos por esta turba de desarrapados...! Bueno, contestó el francés: "No lo veo tan negativo, las órdenes y contra órdenes de Su Majestad crearon un tembladeral en nuestras filas. Finalmente, no sabíamos que deseaba ni pretendía!"
"Todo lo que quiera -respondió el suizo, muy molesto- pero nosotros somos militares profesionales, ¡y ellos eran una turba impresentable!"
Al oír esto, el jefe francés se atufó y agregó con dureza: "Es el colmo que un hombre que lucha por dinero se atreva a criticar a alguien que lucha por el honor."
El jefe mercenario suizo se quedó pensativo un instante y luego dijo, con mucha calma, cómo si hubiera hecho un descubrimiento: "Tiene razón, señor oficial, cada uno lucha por lo que le hace falta."
Por supuesto que ni los generales rusos Serguei Shoigú, Ministro de Defensa; ni Vitaly Gerashimov, Jefe del Estado Mayor del Ejército le contestan una sola palabra al jefe del Grupo Wagner de mecenarios. A palabras electrizadas, oídos desenchufados, parecen pensar ambos. Si el comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de la Federación Rusa, señor Vladimir Vladimirovich Putin no dice ni media palabra sobre las fuertes invectivas del señor Yevgueni Viktorovich Prigozhin contra dichos jefes militares, muchísimo menos dirán ellos. Subordinación y valor.... para servir a la Patria.
SOMBRÍO PANORAMA
Luego de haber tomado Bajmut, y de haber perdido 20.000 efectivos, después de ocho meses de sangrientos combates, Prigozhin ha trazado un panorama muy sombrío sobre la invasión rusa a Ucrania. No escatimó adjetivos para calificar como grave la situación militar, política y social donde se ha precipitado Rusia con esta guerra mal planteada y los peligros que la acechan en su futuro mediato.
En síntesis, el jefe del Grupo Wagner dijo lo siguiente:
"La invasión rusa a Ucrania fracasó y el enojo político y social podría terminar como en 1917, con una Revolución" (O sea, si Rusia fuera derrotada militarmente, produciría un terremoto político y social parecido al que provocó la Revolución de Octubre de 1917, y la caída del Zar).
Así se expresó Prigozhin de entrada: porque, luego de quince meses de guerra, no se había cumplido ninguno de los objetivos trazados: ni de su plan original, ni tampoco de su plan B.
"La operación militar se lanzó con el objetivo de desnazificar a Ucrania pero, en lugar de eso, convertimos a Ucrania en una nación conocida en todo el mundo y los ucranianos son ahora como los romanos y los griegos en los tiempos del florecimiento (en la Antigüedad Clásica)."
"En cuanto a la desmilitarización de Ucrania -agregó Prigozhin- la otra misión planteada por el Gobierno ruso, también es un gran fracaso.
"Si antes del comienzo de la operación militar especial, “ellos (los ucranianos) tenían, digamos, 500 tanques, ahora tienen 5.000. Si antes salían a combatir, digamos, 20.000 efectivos, ahora son 400.000. ¿Así la desmilitarizamos? ¡Ahora resulta que nosotros militarizamos a Ucrania, y de qué manera!, resumió."
Aseguró que “el Grupo Wagner es el mejor ejército del mundo. Y aunque para ser correcto debiera decir que el segundo es el ruso, creo que los ucranianos tienen uno de los ejércitos más fuertes del mundo y, además, las tropas ucranianas manejan exitosamente cualquier sistema de armamento, ya sea de origen soviético o de la OTAN."
También agregó que “los ucranianos están notablemente motivados para pelear, porque luchan por su propio territorio, como pasaba con nosotros los rusos en la Gran Guerra Patriótica (así llaman ellos a la Segunda Guerra Mundial) contra Alemania. Es la misma motivación”.
El jefe mercenario más poderoso de Rusia, dijo también que: "su perspectiva política estaba dominada por el amor a la Patria y al presidente Putin, pero advirtió que Rusia corría el peligro de una gran agitación política."
Según expresó: "Existe una supuesta visión optimista, según la cual Occidente se cansará de esta guerra y China mediaría en un acuerdo de paz”..., pero que él no creía realmente en esa interpretación.
"En lugar de esto -dijo- Ucrania está preparando una contraofensiva destinada a empujar a las tropas rusas de vuelta a sus posiciones anteriores a 2014, cuando Rusia anexó la Península de Crimea."
También manifestó "que Ucrania intentaría cercar Bajmut, foco de intensos combates en el Este, para atacar Crimea".
"Lo más probable de todo esto -añadió- es que este escenario no sea favorable para Rusia, así que tenemos que prepararnos para una guerra muy ardua."
"Estamos en tales (malas) condiciones -afirmó Prygozhin- que podríamos perder a Rusia.. ¡ese es el principal problema! Tenemos que imponer la Ley Marcial."
El jefe mercenario arremetió también contra los hijos de la élite del país, "por la vida de lujo que exhibían en las redes sociales, cuando a la gente de a pie les devuelven sus hijos, despedazados, en ataúdes de zinc."
"Y no hay que pensar -agregó- que son (solamente) cientos; ahora son decenas de miles los familiares de los muertos. Y seguramente (en el futuro) serán cientos de miles."
Tampoco se privó de criticar la política postsoviética de Rusia hacia Ucrania y también acusó de poco clara, contradictoria y confusa la puesta en marcha de lo que el Kremlin denomina "operación militar especial".
“La cúpula militar rusa -aseguró- ha metido la pata repetidamente" durante la guerra. El objetivo declarado de desmilitarizar Ucrania había fracasado completamente."
Preguntado por su credo político, Yevgueni Viktorovich Prigozhin dijo: "Amo a mi Patria, sirvo a Putin. Shoigu (el ministro de Defensa ruso) debe ser juzgado y debemos seguir luchando. Rusia necesita reclutar más hombres y orientar la economía exclusivamente hacia la guerra."
Estas no son declaraciones alegres ni antojadizas de un lejano observador situado en los confines del Planeta. Son las observaciones de un jefe calificado: el único que logró tomar Bajmut, y Soledar, los únicos y raquíticos resultados de una contraofensiva de invierno rusa que avanzó a razón de unos tres kilómetros por mes. Por lo menos, sus tropas no huyeron, ni tuvieron que ocultar sus carreras hacia el fondo con el eufemismo de "reagrupaciones en la retaguardia" como pasó con las tropas rusas que debían defender los flancos en Bajmut, mientras los mercenarios sostenían el centro de esa ciudad a través del trágico precio de los combates urbanos.
No lo dice alguien que jamás estuvo en Ucrania, ni en los países del Este europeo, sino un jefe de mercenarios acostumbrado a muchas tareas non sanctas que, desde antes de 2014, operaba en secreto en contra de Ucrania. Un jefe que, además, con su Grupo Wagner, ha contribuido con el despliegue exitoso de los intereses militares rusos en muchos países de África y de Cercano y Medio Oriente.
Pero, evidentemente, el 24 de Febrero de 2022, casi todos los jefes militares nombrados en la primera parte de este artículo se movieron empujados por "cartas de ilusión", como en el famoso tango Suerte Loca, con letra de García Giménez.
Ni hablar del presidente checheno, Ramsan Kadirov, con un protagónico de aquellos; ni el ministro de Defensa, Shoigu; el jefe del Estado Mayor, Gerasimov; el jefe de los mercenarios, Prigozhin y, por supuesto, el presidente de la Federación Rusa, Putin, máximo responsable de toda esta debacle, de todo este terror, de toda esta inquietud planetaria.
En estos momentos, el Grupo de Mercenarios Wagner ha buscado descanso en el territorio de Ucrania ocupado por el ejército invasor. Sus posiciones en Bajmut y sus aledaños han sido ocupados por los 7.000 soldados chechenos de Kadirov, llamados comúnmente kadirovitas
.
No pueden reemplazar completamente al Grupo Wagner, por varias razones. Una de las principales razones: su escaso número, pues las fuerzas de Prigozhin superaban holgadamente los 50.000 hombres. De todas maneras, luego de un año casi completo en la retaguardia rusa, no han vacilado en ocupar las "posiciones de sacrificio" que ocupaban los mercenarios de Wagner. Se llaman así las posiciones más expuestas al fuego enemigo, ya sea en la vanguardia, o en la retaguardia, según el caso.
Las cartas de ilusión, como vaticinó el poeta, son todas, ahora, cartas de dolor, desazón, preocupación. Alea jacta est.