A pocos metros de la Avenida Córdoba se encuentran múltiples historias de la medicina argentina

Un museo escondido en el Clínicas

El primer caso de “nostalgia” del que se tiene registro en el país, el microscopio del cirujano Ignacio Pirovano, el proyector del pediatra Juan Pedro Garrahan y el historial terminal de Horacio Quiroga son algunos objetos expuestos.

El ingreso para conocer el reciente inaugurado Museo del Hospital Clínicas se da por la entrada que el nosocomio tiene en Avenida Córdoba al 2351. Accediendo al primer piso, al lado de la biblioteca, se sitúa el recinto cultural de la institución que permite, apenas se ingresa al lugar, trasladarse al año de 1882 al observar un libro de registro de ingresos usado por los primeros médicos que allí trabajaron.

“Todos los pacientes eran varones porque el hospital originariamente era para hombres, pero después se abrió también a las mujeres. Tenemos un cuaderno con anotaciones en distintas columnas donde se detalla la cama, la sala, el nombre del paciente, el estado civil, si tenía hijos, su edad, color de piel y procedencia. La mayoría eran inmigrantes y muchos tenían profesiones que ya no existen como los colchoneros, canasteros y los carreros, que eran los que llevaban los carros”, señaló a La Prensa Silvana Benítez, jefa de Biblioteca del Hospital de Clínicas, durante un recorrido por el lugar.

Entre las páginas de este documento histórico figuran tratamientos en su mayoría por enfermedades venéreas como sífilis, pero también otras como la fiebre tifoidea, cáncer de cuello y afecciones por el trabajo intensivo como lumbalgia y agotamiento. Sin embargo, una anotación se destaca de las anteriores. “Está registrado un caso de “nostalgia” que hoy llamaríamos depresión. Es de un joven italiano llamado Donato Lomando que era jornalero y debía extrañar mucho su hogar, su idioma, quizás no comprendía aún el español”, reflexionó Benítez, que es una de las responsables del flamante museo.

A pocos centímetros en la misma página del documento también se ubica el ingreso de un niño de 12 años registrado como indígena “y no como argentino con su cuerpo lleno de contusiones. Suponemos que habrá recibido algún escarmiento”

TRAGEDIA MASIVA

El recinto también trae el recuerdo de la primera tragedia masiva que debió afrontar el hospital. Mucho antes de Cromañón y de la explosión de la Amia los médicos de este nosocomio debieron hacer frente a su primera catástrofe en la Ciudad. En la Revolución del Parque en 1890, durante el gobierno de Miguel Juárez Celman, debido a la extensa disconformidad que había con su gestión es que se generó una revuelta liderada por Leandro N. Alem, entre otras personalidades políticas.

El 26 de julio se produjo un enfrentamiento que motivó a la joven de 23 años Elvira Rawson, segunda médica en recibirse en la Argentina, que atendiese heroicamente por tres días consecutivos, junto a otros facultativos en el lugar del enfrentamiento, a los heridos sin importar su procedencia. Posteriormente, los 78 lesionados por el combate fueron derivados al nosocomio y los registros expuestos demuestran que “hubo un incremento de ingresos de personas con heridas de bala Remington y algunos llegan muertos. Un ejemplo, es que se detalla el deceso de un niño de ocho años víctima del enfrentamiento”

Por otra parte, entre los registros de pacientes que fueron personalidades reconocidas está el diagnóstico de cáncer de próstata avanzado del famoso escritor Horacio Quiroga. “Luego de la noticia decidió suicidarse y compró cianuro en una farmacia. Su muerte no ocurrió en el Hospital como algunos sugieren”, afirmó la bibliotecaria.

COLECCIÓN

En varias vitrinas del salón se exponen objetos utilizados por grandes eminencias argentinas de la medicina. El instrumental quirúrgico utilizado por el médico Pedro Chutro, que viajó a Francia para colaborar con los heridos de la Primera Guerra Mundial, se mezclan con un microscopio adquirido por el facultativo Ignacio Pirovano en París en 1873. También se pueden observar las anotaciones de Alejandro Posadas en el registro de pase de guardia que incluían fotografías de los casos atendidos que servían de archivo para luego mostrar a los estudiantes que hacían sus prácticas en el hospital.

En tanto, las mejoras tecnológicas en la atención médica son visibles al admirar las dimensiones de un electrocardiógrafo que venía en una valija de gran volumen y que hoy en día su nueva versión se ha reducido notablemente a un tamaño más pequeño y liviano que permite ser transportados rápidamente. También está expuesta una cámara de fotos de los hermanos Lumiere traída desde Francia como equipamiento para sacar fotos de los procedimientos quirúrgicos realizados en el hospital y que posteriormente servirían para mostrar en las conferencias.

Una esquina del salón recrea un consultorio de época que permite imaginar cuando el destacado médico Mariano Castex atendía a sus pacientes acostados en la camilla original del facultativo. A esto se le suma varias obras del pintor Roberto Fantuzzi que retrató con detalle a grandes facultativos argentinos como Ramón Carillo junto a sus discípulos.

Los talleres del nosocomio también son homenajeados con objetos expuestos que remiten a distintos oficios. Así, se puede observar una cardadora de colchones, que permitía reciclar la lana de su relleno para seguirlo utilizando, y el instrumental para la esterilización de biberones usados para la alimentación y dietética.

DONADO

En otro punto del recinto, en una vitrina se muestra una curiosa colección de objetos vinculados a las toxinas y venenos. Pertenecen a la colección personal de Eduardo Scarlato, quien fue jefe del Servicio de Toxicología del hospital y actualmente es director del museo.

“Contamos con ciertos elementos de trabajo que distintos profesionales le han ido agregando alguna modificación propia”, explicó a La Prensa

Scarlato que señaló durante el recorrido varias fotos que muestran el primer edificio de dos plantas donde funcionaba originariamente el hospital, que fue construido en 1877 para luego ser reemplazado por la estructura actual en 1971.

El Museo del Hospital de Clínicas puede ser visitado por el público en general los martes, miércoles y jueves de 9 a 12 y cuenta con visitas guiadas con inscripción previa al mail museo@hospitaldeclínicas.uba.ar.