La belleza de los libros

Un filólogo algo travieso

En mi artículo Las cambiantes aguas del idioma me referí a la existencia del librito de Luis Canossa titulado Secretos y sorpresas del idioma, publicado en Buenos Aires por la Editorial Atlántida en 1961. ­

El autor, con prosa fluida y sencillez didáctica me reveló una considerable cantidad de construcciones y/o términos mal utilizados en nuestro diario trajinar por el mundo de las palabras, tanto escritas como orales.

Además, lo hizo con muy simpático estilo y con sentido del humor, de manera que, no sólo impartió sanos consejos al lector sino que, inclusive, encontró tiempo y lugar para relatar un cuentecito que, según creo, no estará de más reproducir a continuación (págs. 130-131):­

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¿SORPRENDIDO O AVISPADO?­

­La función del verbo sorprender y de su participio está bien definida en esta anécdota:­

"Noé Webster, un filólogo norteamericano del siglo XVIII, fue descubierto una noche por su mujer cuando se besaba en la cocina con la sirvienta. La desdichada señora, que lo creía a su cónyuge tan buen marido como lingüista, se llevó las manos a la cabeza y exclamó en el colmo de la incredulidad:

-¡Oh, estoy sorprendida! ­

A lo que Webster, que cuidaba en todo momento de la pureza del idioma, replicó con solemne seriedad: ­

-¡No! ¡El sorprendido he sido yo; tú estás estupefacta!'' ­

Tal vez sea útil saber algo más sobre este atildado caballero que, no por gustar de intríngulis y quisicosas gramaticales, se privaba de cometer alguna diablura. ­

Noah Webster (1758-1843) es considerado el padre de la educación de su país. En la entrada correspondiente, redactada por L. R. Lind, de cierto diccionario (1), se enumeran los títulos (que no reproduciré) de algunos de sus libros, dedicados a cuestiones lingüísticas y pedagógicas. A continuación se expresa:­

"Tales textos, que contribuyeron a la determinación de la ortografía y la pronunciación norteamericanas, tenían también significación e intenciones políticas y subrayaban en el ámbito lingüístico la independencia de los Estados de Norteamérica respecto de Inglaterra. Los libros de Webster, además, fueron los primeros donde se siguieron los fenómenos del inglés hablado y no las reglas de la gramática latina''.­

Internet me permitió consultar The South Carolina Review (vol. 10, n.º 1, noviembre de 1977), en cuya página 124 pude encontrar una referencia interesante, que traduje al español con estas palabras:­

En 1789 Webster escribió: "Las razones por las que el inglés estadounidense es diferente del inglés inglés son simples: como nación independiente, nuestro honor nos exige tener un sistema propio, tanto en el lenguaje como en el gobierno''.­

Gracias a los buenos oficios de Luis Canossa, que nos suministró la punta del hilo para desenvolver el ovillo, hemos podido conocer una faceta distinta de este, al parecer, algo travieso lexicógrafo.­

­(1) Diccionario de autores de todos los tiempos y de todos los países, Barcelona, Montaner y Simón, 1964, tomo III, pág. 979.­