EL RINCON DEL HISTORIADOR

Un cuadro de Joaquín V. González

Hace unos meses algunas personas de La Rioja que cultivan el estudio del pasado, miembros de la Asociación Gonzaleana de esa provincia me encargaron la gestión en Buenos Aires de hacerle presente al Lic. Manuel Belgrano el deseo de donar al Instituto Nacional Belgraniano un retrato de don Joaquín V. González.

Hecho el contacto, pensamos en realizarlo en el mes de abril. Por distintas razones -feriados por el día de Malvinas y la Semana Santa, y en la otra semana un paro- decidimos fijar una nueva fecha y pensamos a fin de mayo, la que también desestimamos.

En el camino se tuvo noticias del decreto 346/25 de disolución del Instituto Nacional Belgraniano, pero el Lic. Roberto Rojo y el Mg. Ranulfo Bazán que eran los motores de este homenaje decidieron continuarlo, para lo que contaron desde un primer momento con el apoyo de la Casa de su provincia en Buenos Aires, que dirige Fabiana Oviedo.

Así se fijó el 26 de junio en horas del mediodía, para no interferir con los actos de homenaje al general Mitre, el gran biógrafo de Belgrano de cuyo nacimiento se cumplían los 204 del nacimiento. Pero también se presentó un problema: la Casa de La Rioja en Buenos Aires se encuentra en un proceso de remodelación y no se podían utilizar sus salones; el diputado Facundo Herrera no pudo tampoco obtener un salón del Congreso, pero todo se solucionó con la feliz intervención del doctor Francisco Echarren que ofreció su oficina frente a la Plaza de Mayo.

EL ACTO

Concurrieron entre otros la presidente de la Asociación de Directores de Museos Lic. Margarita Larraignée, el presidente del Instituto Belgraniano de La Banda (Santiago del Estero) José Olivieri, el historiador Jorge David Cuadrado y un calificado público.

En la oportunidad, hicieron uso de la palabra el Lic. Rojo, autor de varios libros y del Diccionario Gonzaliano, quien después de referirse al famoso episodio de la exhumación de los restos de Belgrano, destacó la gravitación que tuvo su figura en la del riojano, quien le dedicó no pocas páginas e imitó su labor.

El Mg. Ranulfo Bazán a continuación después de dos palabras alusivas al acontecimiento no encontró nada mejor que recitar la Oración por los pueblos poema de Armando Tejada Gómez, que arrancó el aplauso de la concurrencia.

El diputado nacional Jorge Ricardo Herrera, destacó la labor de González y lamentó el cierre de algunos Institutos Nacionales dedicados a exaltar a nuestro pasado y sus hombres y que no pudiera encontrarse en la Cámara un recinto donde realizar la ceremonia.

La Lic. Liliana Arrascaeta, directora de Todo es Historia revista con 58 años de trayectoria, hizo presente que Belgrano y Joaquín V. González han sido figuras recurrentes en sus páginas, muy especialmente por la labor que ambos desarrollaron en pro de la educación, que es lo que rescata esencialmente a los pueblos.

El Lic. Manuel Belgrano, después de agradecer el cuadro obra del artista Mauricio Martínez de manos de los señores Rojo y Bazán, destacó la calidad de la obra y dejó en claro que el Instituto Belgraniano de la República Argentina es la denominación con la que la entidad seguirá trabajando por la memoria del general e hizo el elogio de González.

AMOR A LA PATRIA

Por nuestra parte al momento de hablar dijimos estas breves palabras:

“Quisiera empezar diciendo algo que González me sugiera, y lo que me sugiere es el amor a la Patria, a la que aspiró ver como una familia en que se desterró el odio y en la que germina desde el hogar y la escuela, el bien que es belleza y justicia: la enseñanza debe tender a descubrir el bien en su esencia transformante”.

Hermosas palabras verdad, pero no son mías son de otro riojano ilustre, al que quise convocar esta tarde, a Arturo Marasso el discípulo de don Joaquín.

También le quiero aclarar al diputado Herrera, que mucho mejor hacer este acto frente a la Plaza Mayor, la que muchas veces Belgrano caminó rumbo al Consulado o al Cabildo; y también porque acá a unos metros está el edificio del viejo Congreso de la Nación, hoy sede de la Academia Nacional de la Historia, en cuyas bancas se sentó el senador o el diputado Joaquín V. González o a las que concurrió como ministro de los presidentes Roca y Quintana.

“San Martín y Belgrano, vinieron para darse”, según González y agregó: “Belgrano es entre todas las figuras que en nuestra historia tienen ya un sitial de inmortalidad, el que mayor número de cualidades ejemplares reúne. Modestia inefable, varonil y fecunda, el valor de reconocer los propios defectos, de aceptar leal y públicamente la ajena superioridad, el heroísmo de confesar la verdad, aún en contra de sí mismo”.

Marasso recordaba que su maestro conservaba en su biblioteca un único retrato, el de Carlos Vega Belgrano y en el escritorio el busto de bronce de Belgrano.

Sabemos que don Manuel murió en la pobreza, pero su nieto Vega Belgrano perdió buena parte de su peculio en empresas editoriales que poco o ningún rédito le daban, pero lo hacía por la educación y la cultura. ¡Qué simbolismo, abuelo y nieto con ese desprendimiento!

Cuando ya sus bolsillos estaban agujereados, don Joaquín V. González, que mucho mérito le reconocía a Vega Belgrano, para ayudarlo lo nombró al frente de la Universidad de La Plata uno de sus grandes méritos. Y recuerda Marasso: “Viejo y en la pobreza, recompensaba el parvo sueldo llevando cada día en su viaje en tren a La Plata, una parte de sus libros que donaba a la biblioteca universitaria”.

En este dos Belgranos se unen a don Joaquín V. González por distintos motivos, y el retrato que recibe el Instituto Belgraniano de la República Argentina es un testimonio de ese lazo invisible que une a los hombres.