Un compromiso con la democracia y la UCR

Se cumplieron, recientemente, 137 años del nacimiento del dirigente radical, José Pascual Tamborini.

José Pascual Tamborini (Buenos Aires, 22 de febrero de 1886, 25 de septiembre de 1955), fue un médico y político que desde muy joven integró las filas de la UCR. De hecho, desde sus tiempos de estudiante secundario en el Colegio Nacional de Buenos Aires y fundamentalmente en el campo de los estudios universitarios bajo el influjo de las ideas reformistas, se desempeñó como Vicepresidente del Comité Universitario Radical.­

De reconocida aptitud oratoria y por su militancia en pos de las ideas radicales, fue concejal de la Ciudad de Buenos Aires y, posteriormente diputado nacional por ese distrito. En tiempos de la presidencia de Alvear y luego de la división radical entre personalistas (partidarios de Yrigoyen) y antipersonalistas, adhirió a este nuevo espacio lo cual no fue obstáculo para que aún en debates álgidos producidos en el recinto defendiera con ahínco políticas desplegadas por el presidente Yrigoyen ante el ataque conservador y reaccionario e incluso, manteniendo un clima de convivencia y respeto con el otro bloque radical.­

Así, en el momento en que la coyuntura política profundizó más aún las diferencias entre el presidente Alvear y su antecesor, aquél eligió a Tamborini como ministro del Interior, convencido no solamente de su lealtad al primer magistrado sino también de su decencia y caballerosidad, así como de la buena voluntad hacia sus correligionarios, de la que dio cuenta su gestión a cargo del ministerio político desde el cual le correspondió organizar y presidir los intachables comicios de 1928 que volvieron a llevar a Hipólito Yrigoyen a la presidencia de la República por una mayoría abrumadora de votos, desconocida hasta entonces, de más del 60%.­

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AÑOS DE LIDER­

Luego del derrocamiento de Yrigoyen por el golpe cívico militar de 1930, Tamborini que había adherido al antipersonalismo reingresó a la UCR unificada bajo la conducción de Marcelo de Alvear para enfrentar a la dictadura y al fraude conservador vigente durante los dramáticos años treinta.­

Fueron los años en que Tamborini se probó como líder, orador de masas, organizador partidario y como tal sufrió la persecución, la cárcel y el confinamiento en el extremo sur del país.­

El 3 de julio de 1933, al anochecer, cuando falleció Hipólito Yrigoyen en casa de su sobrino ubicada en Sarmiento 944, Tamborini estaba entre quienes rodeaban al caudillo en el trance y fue él quien al salir al balcón del domicilio donde se congregaba una multitud doliente iluminada con antorchas, anunció la muerte de Yrigoyen y todo el público descubrió sus cabezas hincando la rodilla en el suelo.­

Volvió a la cámara de diputados en 1935 y más tarde fue electo senador nacional por la Capital desde donde siguió enfrentando a la mayoría conservadora que dominaba la cámara alta, siempre con la altura y jerarquía de los grandes repúblicos. Parlamentario estudioso de los temas en análisis; orador incisivo en el debate y sobre todo exponente cabal de las ideas fuerza del radicalismo que había abrazado desde su adolescencia.­

Tras el fallecimiento de Alvear, su personalidad se convirtió en referencia ineludible de los sectores que seguían la conducción del expresidente. En el núcleo intransigente se destacaba Honorio Pueyrredón ya anciano y el exgobernador cordobés Amadeo Sabattini. A comienzos de los años cuarenta el radicalismo impulsó una política frentista que nuclease a los partidos democráticos de oposición para enfrentar a los conservadores y al fraude electoral, bajo la sombra de los totalitarismos antidemocráticos dominantes en el planeta. El golpe militar de 1943 encontrará a Tamborini en la defensa de la vigencia del orden constitucional y la democracia. Padecerá persecución y cárcel, aunque siempre activando en la UCR y en el desempeño de su profesión de médico.­

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UNION DEMOCRATICA­

Cuando se produjo la apertura electoral por desgaste del gobierno de facto presidido por el general Farrell, las conversaciones entre los partidos democráticos estaban avanzadas y el frente denominado "Unión Democrática" integrado por la UCR junto al Partido Socialista, el Partido Comunista y el Partido Demócrata Progresista tenían acordado concurrir al comicio con una sola fórmula, que fuera proclamada por el radicalismo y listas individuales propias para los cargos electivos. Consciente de la realidad interna de su partido, Tamborini, en quien recaía el consenso mayoritario para la candidatura presidencial,se reunió privadamente con el doctor Sabattini para ofrecerle integrar el binomio como candidato a vicepresidente, lo que éste no aceptó pero comprometió el apoyo de su sector a la decisión de la Convención Nacional.­

Esta finalmente proclamó la mentada fórmula Tamborini-Mosca (exgobernador de Santa Fe, que ya fuera candidato a vicepresidente en 1937 acompañando a Alvear). La campaña fue intensa, se realizaron actos y concentraciones masivas y los candidatos recorrieron todo el país a bordo de una formación ferroviaria "El Tren de la Libertad" que sufrió no pocos ataques a lo largo de su extenso recorrido. Pero ya estaban fogueados en las duras luchas contra el fraude y violencia de conservadores, policías bravas y militares.­

Los comicios nacionales fueron el 24 de febrero de 1946, el clima triunfalista que animaba a los partidarios de la UD fue mermando con el correr de los días, los escrutinios duraban mucho tiempo y la victoria del peronismo naciente (que aún era una incógnita electoral) fue quedando en evidencia. Aunque en números la derrota opositora no fue aplastante, el sistema de colegio electoral le otorgó a Perón mayoría absoluta en todas las provincias menos en cuatro y 304 electores contra 72). La derrota electoral no melló en Tamborini su compromiso radical y democrático, continuó con su actividad política aunque desde un plano de mayor reserva apoyando a las nuevas generaciones de dirigentes que asomaban pujantes en su liderazgo partidarios en ese nuevo tiempo.­

Injustamente olvidado, incluso por su propio partido al que consagró su vida a pesar de su intachable cursus honorum y su vida austera y serena, lo recuerda una calle que recorre los barrios de Núñez, Coghlan y Villa Urquiza de la ciudad de Buenos Aires.­