'CARTA A UN NIÑO QUE NUNCA NACIO', DE ORIANA FALLACI, REEDITADO AL CUMPLIR 50 AÑOS
Un clásico cada vez más actual
La obra, intensa, dramática, autobiográfica, aborda temas como la maternidad, el aborto, la libertad y la responsabilidad. Ahora viene acompañada por un diario que dio origen a la publicación de 1975, escrito diez años antes.
Lettera a un bambino mai nato (Carta a un niño que nunca nació), un monólogo desgarrador de Oriana Fallaci con el hijo que nunca tuvo, cumple 50 años y para la ocasión la editorial italiana Rizzoli acaba de reeditar la obra en una edición especial de lujo.
La ocasión invita a volver la mirada sobre este clásico, que aborda temas siempre actuales como la maternidad, el aborto, el amor, la libertad y la responsabilidad de traer una vida al mundo, y que lo hace de un modo que resiste las etiquetas.
Si la publicación desató entonces una gran controversia, hoy podría decirse que este "himno a la vida", como algunos lo califican con entusiasmo excesivo, resulta cuando menos incómodo para el pensamiento dominante de nuestros días.
No es tan extraño, por eso, que la prensa italiana haya querido presentar como un manifiesto a favor del aborto a esta desgarradora historia de una mujer que vive unos pocos meses de embarazo y que va registrando la tormenta de pasiones que le suscita la maternidad. No es extraño, en primer lugar, porque el texto revela, en efecto, un conflicto interior entre deshacerse o no de esa nueva vida en momentos en que Italia todavía prohibía el aborto (lo aprobaría tres años después). Y en segundo lugar, porque muestra hasta qué punto el entorno de la protagonista era ya favorable a esa fatal decisión.
De hecho el texto entero muestra la tensión entre la mujer emancipada, que ama su trabajo, que teme perder su libertad y que no quiere ser "víctima del sistema", y la creciente conciencia que va adquiriendo sobre esa vida que está gestando, a la que se aferra, por momentos, con palabras que hoy algunas personas ya no quieren escuchar.
El libro se convirtió en un best seller a partir de su publicación en septiembre de 1975, con dos millones de copias vendidas sólo en Italia y otro tanto en el resto del mundo, siempre acompañado de polémicas.
Así lo admitió la propia Fallaci en una carta a Pasolini de esa época. "Las mujeres se indignan, los hombres se enfurecen, los abortistas me maldicen porque concluyen que estoy contra el aborto, los antiabortistas me insultan porque concluyen que estoy defendiendo el aborto. Y ninguno o casi se da cuenta de lo que realmente significa el libro. En la pelea, ninguno de los dos tiene razón, o ambos la tienen. El libro es la saga de la duda. Quiere ser la saga de la duda".
Aunque Fallaci negó inicialmente ser la mujer del monólogo, e intentó tomar distancia del texto, el carácter autobiográfico es evidente. Esto lo acaba de confirmar Edoardo Perazzi, su sobrino y heredero, quien anticipó que la nueva edición incluye una copia facsímil del borrador del libro, escrito a mano por Fallaci en un "cuaderno típico" descubierto en una cómoda de su casa de Nueva York tras su muerte.
El "diario" ya era conocido e incluso había sido expuesto en otras ocasiones, pero nunca había sido publicado hasta ahora.
"Desde un punto de vista filológico, no es una versión diferente; no hay ningún capítulo que no haya publicado", explicó Perazzi. "Pero lo que aporta es increíble: no solo prueba que era un libro autobiográfico, sino que fue algo que atormentó a Oriana durante muchos años", agregó.
Está fechado en Nueva York en 1967, casi diez años antes de la publicación del libro. El "diario" desmiente el "mito" de que el libro nació de una investigación sobre el aborto encargada a Fallaci por el editor del semanario italiano L'Europeo.
Perazzi no está seguro, en cambio, de quién era el padre. "En el imaginario colectivo se asocia a su amor por Alekos Panagulis", que comenzó en 1973 y durante el cual tuvo un aborto, pero "no es así: Oriana tuvo varios abortos, no pudo quedarse con sus hijos, y uno que la afectó especialmente dio origen a este cuaderno".
En una reciente nota, el periodista italiano Giusseppe Silvestri, jefe de redacción de la edición toscana del Corriere della Sera, subrayaba también ese carácter autobiográfico del texto. "Fallaci vivió una vida marcada por intensas pasiones y profundos dolores. Uno de los momentos más significativos de su existencia fue su embarazo y aborto espontáneo", comentó Silvestri, antes de arriesgar quién podía ser el padre de la criatura.
"En los años cincuenta, Oriana Fallaci inició una relación con Alfredo Pieroni, periodista que trabajaba como corresponsal en Londres. La intensa y apasionada historia de amor llevó a Oriana a quedar embarazada en 1958. Sin embargo, Pieroni no estaba dispuesto a asumir responsabilidades familiares, lo que dejó a Oriana en una situación difícil y solitaria. El embarazo terminó en aborto espontáneo, lo que la dejó en un estado de profunda desesperación y crisis emocional. La pérdida del bebé la sumió en una espiral de sufrimiento tan profunda que la llevó a intentar suicidarse. Esta experiencia marcó profundamente su vida y su escritura, influyendo también en su enfoque de la maternidad y la libertad de elección", recordó.
Edoardo Perazzi no puede responder por qué Fallaci no habló jamás sobre el origen del libro. "La conclusión a la que he llegado -responde- es que fue por modestia. Oriana nunca tuvo reparos en contarlo todo sobre sí misma, y Carta a un niño que nunca nació es la personificación misma de todo esto. Cómo no se volvió loca al escribirlo es un verdadero misterio, porque es algo muy íntimo, catártico y poderoso. Creo que, en última instancia, lo hizo precisamente para defenderse de alguna manera, para distanciarse un poco".
Ese esfuerzo de Oriana Fallaci por tomar distancia del texto se entiende porque allí se revelan angustias, contradicciones, inseguridad, e incluso la fragilidad del razonamiento de esa mujer que, en su ateísmo, prefiere creer, por ejemplo, que el origen del bebé es “el azar” que lo “arrancó de la nada”.
Por inconsistente que sea, el monólogo parece el comienzo de un tortuoso camino de reflexión.
El interés de la obra está en cómo esa mujer emancipada es tocada, de algún modo, por el misterio de la vida. Un misterio ante el cual cae subyugada, fascinada, y que -según ella misma admite- disipa sus miedos y su ansiedad. No es que llegue a comprenderlo todo, porque seguirá en tinieblas y seguirá dudando.
Pero, como un revulsivo para el presente, la crónica de su deslumbramiento, de su enamoramiento, -pasa largo tiempo observando cómo se forman los deditos del hijo, cómo se despliega la trama de sus venas-, es más poderosa que cualquier argumentación. Lo mismo podría decirse del cariño que empieza a asomar en su voz al hablarle al niño, al impulsarlo a ser una buena persona, a ser dulce con los débiles y generoso con quien lo quiera.
La carta es un grito desesperado de una mujer desorientada, que por momentos llegó a vislumbrar que el amor no consiste en ser correspondido sino en entregarse a ese niño solo, indefenso e inerme.
El drama de esa mujer es descubrir el privilegio que significa llevar una vida en su vientre, algo superior a cualquier trabajo, dolor o libertad, sin poder desprenderse por completo de su forma de pensar anterior.
REEDICION
El libro regresa ahora a las librerías cuando se acerca el vigésimo aniversario de la muerte de Fallaci, quien falleció el 15 de septiembre de 2006.
Edoardo Perazzi destaca el "extraordinario" trabajo realizado "por el equipo de investigadores y archivistas de la Biblioteca de la Región Toscana" sobre el fondo Fallaci que donó a la Junta, a partir de "una idea de Oriana y Riccardo Nencini", que fue presidente de la Asamblea Toscana.
Fue en ese mismo archivo donde se encontró un manuscrito sin fecha -publicado en Panorama en 2016 por Cristina Manetti- en el que Fallaci habla de la píldora como el verdadero aborto y escribe: "Nunca he usado anticonceptivos porque, con la misma intensidad con la que siempre he detestado y rechazado el matrimonio, siempre he deseado tener un hijo. Uno de los mayores dolores de mi vida fue perder al hijo que mi pareja y yo esperábamos con orgullo y alegría".
