Como bien dijo Friedrich Hayek, la planificación conduce a la dictadura, es indispensable para hacerla posible. Donde se afecta la propiedad privada, los mercados, o lo que es lo mismo la estructura jurídica que asegura su funcionamiento y lo perfecciona, resultan dañadas las posibilidades de vida de la gente, especialmente la de los estratos más bajos.
Lamentablemente la necesidad de un cambio benefactor, que termine con gobiernos estatistas no es contemplado por un buen número de diputados y senadores, muchos sin la preparación y responsabilidad necesarios para ocupar el cargo. Éstos en un año electoral se preocupan solamente por ser vistos como reyes magos por la población, en busca de votos, sin importar que los logros del Gobierno se vengan abajo.
Varios, respondiendo a Cristina Kirchner, hacen todo lo posible para que el Gobierno fracase. No los une el bien del país sino el odio a Javier Milei y el miedo a perder las posiciones de privilegio que la anterior administración les proporcionó a cambio de lealtad.
Es así como votan aumentos, algunos justificados, pero imposibles de sustentar sin alterar el déficit fiscal y el índice inflacionario. Acuerdan medidas sin decir cómo se pueden financiar sin volver al círculo vicioso que nos afligió por tantos años.
CORPORATIVISMO
Pero no solo diputados y senadores distorsionan la realidad, también los grupos de presión; todavía tiene fuerza el corporativismo de hecho que existe en nuestro país. Parte de la sociedad se ha acostumbrado a que golpeen directamente al poder en busca de intereses particulares sin pasar por los partidos políticos, los cuales, en realidad, son corrientes electorales más que partidos.
El sistema de partidos, está dañado: no se sintetizan, como en países donde funciona, aspiraciones, intereses e ideas, en propuestas políticas para ofrecerlas en las elecciones signadas por la libre competencia.
Inversamente, los sindicatos le ganan en fuerza a los partidos, es una historia antigua que seguirá lastimando la economía hasta que se puedan hacer las reformas sindical y laboral.
Fueron un aparato de poder de Perón, ahora, independientes, se rifan a quien le proporcione acomodos, manejo de los fondos sociales y arreglos con funcionarios públicos. La tónica de su accionar es intolerante y violenta, amenazan consientes de su poder: por ejemplo, el sindicato de camioneros puede parar al país en un día. Los Kirchner les permitieron enriquecerse ilegalmente a sus líderes para que acepten, a cambio, sus medidas de gobierno, muchas veces contrarias a quienes representan.
NEFASTA CREENCIA
Son numerosos los que siguen creyendo en los gobiernos populistas cuyos rasgos distintivos son el nacionalismo, el estatismo, el distribucionismo, la xenofobia y la autarquía, continúan creyendo que el país debe estar orientado hacia adentro, sin una economía capitalista.
Los monopolistas del progresismo no tienen en cuenta el enorme avance que la acumulación y concentración de capital y la ciencia, unida a la tecnología, ha provocado en el Mundo. Su ignorancia supina no les permite percibir como la expansión del capitalismo y la libertad, que le dio origen, han permitido elevar nuestro saber enormemente desde hace apenas unos siglos.
La Argentina de 1862 a 1914, incluso hasta 1942, se convirtió en un país con mejor nivel de vida que la mayoría de los países de Europa Occidental. La expansión de los mercados, en particular el de tierras, con la llegada de inmigrantes y grandes inversiones extranjeras convirtieron a una región pobrísima, al margen del mundo, en un país donde la producción aumentó fantásticamente y se organizó el Estado moderno argentino, creación por completo liberal.
También se llevó el nivel educacional a la gente de más baja extracción social y, entre muchísimas otras cosas, se crearon grandes hospitales, aquellos que le dieron al país un elevado nivel a la medicina.
A los senadores, diputados, sindicalistas y sus tropas, no les gusta leer historia. Si lo hicieran, por el método comparativo sabrían que allí donde hay crecimiento de la economía de mercado encontraremos siempre más riqueza social y creación en todos los planos de la vida cultural. Y los enamorados de la igualdad sabrían que el desarrollo equilibrado no existe y que solo la miseria crea condiciones de igualdad en la medida que nos acercamos a la muerte que todo lo iguala. No parecen enterarse que la mera distribución de riqueza, sin antes crearla, solo trae pobreza general y desarrolla efectos malignos sobre la ética del trabajo.
ALBERDI, LA GUIA
La Constitución liberal de Alberdi fue diseñada más para permitir que para prohibir: libertad económica y leyes que promueven condiciones para que cada uno elija su destino. Desde Perón le entregamos los problemas al Gobierno, es así como peleamos a la burocracia estatal para que nos deje usar nuestros recursos; por un sistema injusto nos convertimos en mentirosos, tratamos de evadir el sistema tributario.
Hay un amplio consenso, lo vemos en quienes nos representan en el Congreso y en las calles, en las prácticas contrarias a la libertad, al Estado de derecho, si es que van acompañadas de subsidios y dádivas demagógicas.
Los países que funcionan bien están lejos de las utopías. No lo hace Cuba, Venezuela, la gente por ello se escapa, arriesgando la vida, allí se ha votado, como una buena parte de los argentinos, con los pies.
El Gobierno intenta el cambio: desregular, no expandir los planes, dádivas ni gastos. Faltan las reformas estructurales, no ha podido hacerlo de golpe porque necesita que el Congreso las acepte junto a medidas que atraigan capitales. Piensa no mantener empresas deficitarias ni aumentar planes por votos, seguir bajando la inflación. Ir de a poco a un gobierno que cumpla con la obligación de imponer orden haciendo respetar el marco normativo y ofreciendo estímulos a la libertad, que marche hacia la libre empresa con menos carga impositiva y más austeridad.
JUEGO MAFIOSO
Pero no se lo ayuda: el Presidente, debería, con paciencia y tranquilidad, hablarle a la gente explicando por qué no puede ser un rey mago y mostrar el juego mafioso que se está haciendo desde el Congreso y otros sectores de presión. Advertir sobre las infortunadas consecuencias que ello podría traernos. Concientizar de la importancia de la libertad económica para la libertad personal, como bien lo enseñó Adam Smith: el hombre buscando su propio interés beneficia al resto, mostrar la importancia de la cooperación en un mundo civilizado.
Lo que no puede hacer el Presidente es avanzar contra la oposición (algunos radicales, sindicatos, socialismo, populismo o intelectualidad socialoide) mediante arbitrariedades, sino con los procedimientos políticos aceptados por el consenso de la legalidad institucional.
Es cierto que está siendo falsamente acusado de pretender convertirse en un dictador, no obstante haber creado condiciones para que eso sea imposible, precisamente por las reformas que pretende llevar a cabo. Muchos de los aspectos autoritarios de la acción del Gobierno derivan de las facultades que le concede el sistema presidencialista y sobre todo de la política disruptiva que ha iniciado, la cual comprende la estructura económica y también la ideacional y cultural, sin olvidar la estructura política.
Se está luchando innovadoramente contra ideas que perduran desde hace más de medio siglo en cualquier nivel de enseñanza, en políticos, periodistas, escritores, obispos, actores, actrices y empresarios. No estaría demás, entonces, tener un poco de paciencia y ayudar a que no se cambie el rumbo.
* Miembro de Número de la Academia Argentina de la Historia. Miembro del Instituto de Economía de la Academia de Ciencias. Morales y Políticas. Premio a la Libertad 2013 (Fundación Atlas). Autora de “El Crepúsculo Argentino” (Ed. Lumiere, 2006).