Trump tuvo un recibimiento de rey
Londres (AP y EFE) - Ningún presidente de Estados Unidos ni otro líder mundial había tenido el honor de una segunda visita de Estado al Reino Unido, hasta que Donald Trump arribó hoy a Windsor para disfrutar del recibimiento real con toda la pompa que le brindó el monarca británico Carlos III, donde no faltaron guardias de honor, la más grande en tiempos recientes, lujosos carruajes y espectáculos con tono hollywoodense.
La visita había arrancado con el príncipe William y su esposa Kate esperando el helicóptero del mandatario norteamericano en el Jardín Amurallado privado de la amplia finca. Luego fueron al encuentro del rey y de Camila.
Los invitados viajaron en procesión de carruajes tirados por caballos, ante filas de militares. El dúo masculino conversó a bordo del Estatal Irlandés durante el breve trayecto hacia el patio del castillo, donde ambos pasaron revista a soldados con uniformes rojos y sombreros de piel de oso.
Continuaron charlando y bromeando juntos a medida que avanzaba el día, con el anfitrión poniendo varias veces su mano en la espalda del líder republicano.
También recorrieron la Exposición de la Colección Real en una sala ornamentada que reflejó las relaciones bilaterales. Entre los artículos resaltaron acuarelas del siglo XVIII, documentos de cuando EE.UU. buscó la independencia del rey Jorge III, materiales del primer cable transatlántico y un gran recipiente de vidrio que Dwight D Eisenhower regaló en 1957.
Trump, la primera dama Melania y el matrimonio anfitrión caminaron por una alfombra roja para ver el Beating Retreat, un desfile que contó con más de 200 músicos y data del siglo XVII.
Un vuelo programado por cazas F-35 fue cancelado debido a mal clima, pero los Red Arrows, el equipo de exhibición acrobática, tronaron en el cielo dejando estelas de humo rojo, blanco y azul a su paso.
Carlos le obsequió al líder republicano un volumen de cuero hecho a medida para conmemorar el 250 aniversario de la Declaración de Independencia de EE.UU., mientras que Melania se lleva un cuenco de plata y esmalte y un bolso personalizado de la diseñadora local Anya Hindmarch. Por su parte, la pareja estadounidense le regaló al Soberano una réplica de una espada de Eisenhower y su mujer recibió un broche vintage de oro, diamantes y rubíes de Tiffany & Co.
LOS MENUS
La jornada, en la que Trump y su esposa colocaron además una ofrenda floral en honor a Isabel Isabel II y se deleitaron con el coro de la capilla San Jorge, tuvo un cierre acorde a la opulencia desplegada, un banquete de Estado nocturno que consistió en queso, pollo ecológico de Norfolk envuelto en calabacín y acompañado de una salsa infusionada con tomillo y ajedrea, más helado y un whisky de más de 50.000 euros la botella. La entrada fue una 'panna cotta' de berros de Hampshire, con galletas de mantequilla de parmesano y una ensalada de huevos de codorniz.
En cuanto a la música que sonó durante la velada, se interpretaron piezas como el 'Nessun Dorma' de Puccini, la sintonía de James Bond, o el Ave María de Schubert, todo por parte de la orquesta de cuerda del Duque de Edimburgo, así como piezas de gaita por el gaitero mayor John Mitchell.
NO TODAS FUERON ROSAS
Aunque la mayoría de las visitas de Estado se llevan a cabo en Londres, hogar del palacio de Buckingham, esta vez se “mudó” a la histórica ciudad de poco más de 30.000 personas situada unos 40 kilómetros al oeste de l a capital inglesa, lo que facilitó el control de las protestas y la protección del visitante en un momento de crecientes tensiones internacionales.
La policía montó un amplio operativo de seguridad que no evitó manifestaciones contra el magnate, como la llevada a cabo por el Led By Donkeys (Liderados por burros) , que proyectó en una torre del castillo una imagen de Trump y el depravado financista Epstein, situación que devino en escaramuzas con la policía, que acabó arrestando a 4 activistas. También hubo nutridas movilizaciones en Londres.