Por María Eugenia Talerico (*) e Ignacio F. Bracht (**)
El domingo 11 de mayo, el presidente Donald Trump anunció su intención de restablecer el Columbus Day, celebrado tradicionalmente el segundo lunes de octubre. Con esta decisión, busca rendir homenaje a Cristóbal Colón, figura central en la historia de América y símbolo del legado hispánico, denostado en años recientes por sectores del progresismo global y movimientos como Black Lives Matter, y la izquierda woke.
En 2020, estatuas de Colón, San fray Junípero Serra, Isabel la Católica, Cervantes e incluso Thomas Jefferson fueron vandalizadas, junto con iglesias católicas y protestantes.
Este proceso de falseamiento histórico ideologizado no surgió de la nada: fue impulsado desde el ámbito académico.
La Universidad de Stanford, por ejemplo, eliminó el nombre de fray Serra -el único hispano con estatua en el Capitolio- de una calle del campus, acusándolo injustamente de genocida. En realidad, fray Junípero fue un misionero franciscano que fundó nueve de las treinta misiones que jesuitas y franciscanos establecieron en la costa oeste de América del Norte, y que hoy llevan sus nombres en la toponimia. Fue un defensor incansable de los pueblos originarios y llegó incluso a lograr la destitución de un gobernador por abusos, gracias a su protesta ante el virrey Bucareli, del vasto virreinato de Nueva España en el siglo XVIII.
DIMENSION HISPANICA
La iniciativa de Trump no solo tiene resonancia en la comunidad ítaloestadounidense -que reconoce a Colón como genovés-, sino que es también un acto de justicia hacia la dimensión hispánica de los Estados Unidos. Colón llegó a América en nombre de Castilla, y gran parte del actual territorio estadounidense, las dos terceras partes del actual territorio -California, Texas, Florida, Nuevo México, Arizona, Luisiana, Puerto Rico, Alabama, Georgia, Alaska, entre otros- formó parte del imperio español.
Más aún, la independencia de las 13 colonias no habría sido posible sin el apoyo de España. Además de aportar fondos y armamento, la Corona envió navíos, tropas (integradas por peninsulares, criollos -entre los que figuró Francisco de Miranda-, mestizos e indígenas) que combatieron a los británicos en batallas clave como Baton Rouge, Natchez y Pensacola. Bernardo de Gálvez, gobernador de Luisiana, fue una figura decisiva en este conflicto bélico. Esto hizo posible la victoria de George Washington,en la derrota definitiva sobre los británicos en Yorktown.
En 1796, ya independiente los Estados Unidos, la Nación Cherokee y otras diez tribus indígenas firmaron un tratado de amistad y soberanía con la monarquía española. Todo esto ha sido sistemáticamente silenciado por la llamada Leyenda Negra, hoy revivida por discursos que promueven un indigenismo excluyente, despegado del contexto histórico y de la realidad del mestizaje que definió América.
En contraste, el presidente Joe Biden reemplazó en 2021 el Columbus Day por el Día de los Pueblos Indígenas, desplazando una festividad federal instaurada por Franklin D. Roosevelt en 1934. En Hispanoamérica, esa misma línea ideológica ha sido promovida por gobiernos del Foro de São Paulo y del Grupo de Puebla, como los de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Néstor y Cristina Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa, Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum. Todos ellos comparten un mismo enfoque: desvalorizar la herencia hispánica -conformada por el idioma español, la fe católica mayoritaria, el mestizaje cultural y étnico, y la inclusión de las poblaciones indígenas- en favor de un indigenismo impostado, ideologizado y sectario, que pretende borrar las raíces reales de nuestros orígenes.
Bienvenida sea, entonces, la determinación del presidente Trump de rescatar a Colón y, con él, al legado hispánico en América. Su gesto recuerda que la historia no se puede construir sobre negaciones ni sobre relatos forzados.
En Argentina, este debate también está abierto. El presidente Javier Milei afirmó que “hará lo que Trump haga”. Si esa declaración tiene sustancia, podría restaurar el 12 de octubre como Día de la Hispanidad, tal como lo estableció Hipólito Yrigoyen en 1917, denominándose Día de la Raza, en alusión a la identidad mestiza que define a nuestra civilización. Esa denominación fue sustituida en 2010 por el kirchnerismo, que adoptó la línea trazada por Hugo Chávez, que la había bautizado como el “Día de la Resistencia Indígena” y Cristina Kirchner lo estableció por decreto como el Día del Respeto a la Diversidad Cultural. El cambio no fue revertido por el gobierno de Mauricio Macri, y permanece vigente hasta hoy.
(*) Miembro fundador de la OnG Será Justicia. Ex Vicepresidente de la UIF y actual candidata a diputada nacional por Potencia Buenos Aires.
(**) Miembro de Número de la Academia Argentina de la Historia y de la Academia de Artes y Ciencias de la Comunicación. Vicepresidente del Instituto Cultural Argentino Uruguayo.