Opinión
Trump: No habría acuerdo hasta que haya un acuerdo
La reunión entre Donald Trump y Vladimir Putin en Anchorage, Alaska, fue un espectáculo político de gran impacto mundial que puso de relieve tres hechos importantes: primero, el regreso de la diplomacia de alto nivel entre Rusia y Estados Unidos, cuatro años después de la reunión en Ginebra entre Putin y Joe Biden; segundo, la amplitud del océano que separa a los dos países después de años de sustancial congelación diplomática; y finalmente, la conciencia de que un acuerdo para poner fin a la guerra en Ucrania no será fácil de alcanzar y, como habíamos predicho, los dos líderes nunca podrían haberlo hecho con un simple apretón de manos.
FRENTE Y CAPACIDAD MILITAR
Antes de entrar en los recientes acontecimientos diplomáticos entre Estados Unidos y Rusia, vamos a interpretar lo que está sucediendo en Ucrania en términos de la guerra y, concretamente, en lo que respecta al frente y la capacidad militar que persiste en Ucrania.
Según nos dice el coronel norteamericano Douglas Mac Gregor: “Estratégicamente, no puedo añadir mucho más a lo que ha dicho Viktor Orbán. Ha sido muy claro y ha dicho que Ucrania ha perdido la guerra. Es cierto. La guerra de Ucrania contra Rusia, que es una guerra proxy de Washington contra Rusia, está perdida. Si observamos los acontecimientos actuales, es deplorable. Los rusos están avanzando en varias zonas. Obviamente, todavía hay algunas batallas de cerco en las que quedan focos de resistencia modesta. Pero la conclusión es que están avanzando porque no hay mucha resistencia ucraniana, ya que la mayoría de las tropas ucranianas han muerto. Los que aparecen, salvo algunas excepciones, son en su mayoría ancianos y niños. Así que Ucrania está en las últimas, y creo que por eso Zelensky está recorriendo toda Europa en este momento, tratando desesperadamente de encontrar a alguien que le proporcione dinero y equipo que, de una forma u otra, transmita la ilusión de que todavía existe un Estado ucraniano con fuerza. No creo que sea así. Por lo tanto, lo que veo que va a pasar ahora es que los rusos van a avanzar hacia el oeste. No veo ninguna razón por la que vayan a detenerse en este momento.”
En el párrafo siguiente el militar norteamericano pone en claro algo central: “desde un punto de vista puramente militar, creo que esta guerra ha terminado. No hay ninguna duda al respecto. Los rusos están decidiendo ahora en qué medida se están cumpliendo sus objetivos. Y creo que están manteniendo una reunión con nosotros en Alaska más por cortesía hacia Donald Trump que por otra cosa, no porque lo consideren necesario o lo necesiten”.
CARL VON CLAUSEWITZ
Como hemos dicho tantas veces siguiendo a Carl Von Clausewitz:
1- “La guerra no es más que un duelo en una escala más amplia”, es la continuidad de una lucha histórica entre dos o más actores que decidieron llevar su enfrentamiento a otro nivel de violencia.
2- “La guerra constituye, por tanto, un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad”. Para el conductor militar, la guerra puede definirse como un acto de fuerza que solo tiene como objetivo someter al enemigo.
3- “La guerra estalla, adquiere sus rasgos y limitaciones, y se modifica de acuerdo con esa condición y sus circunstancias. Pero tales elementos no constituyen una parte de la guerra, sino que existen por sí mismos.”. Desde el punto de vista fenomenológico la forma que adopta, la guerra, al iniciarse, tiene características y limitaciones propias. No obstante, con el transcurso del tiempo, estas condiciones y circunstancias pueden cambiar, lo que podría beneficiar a un bando u otro, como efectivamente viene sucediendo en esta larga guerra europea. Por otro lado, el autor prusiano afirma que estos elementos no representan una parte de la guerra, sino que están siempre presentes en cualquier momento de su desarrollo.
4- “La guerra es una mera continuación de la política por otros medios”. Esto se debe a que es un acto en el cual el Estado, el ejército y el pueblo se convierten en tres actores que piensan y hacen la guerra bajo lineamientos estratégicos y tácticos que están dirigidos a someter a uno o varios enemigos. Desafortunadamente, una vez desatado “el demonio de la guerra”, cobra vida propia, tomando caminos inesperados y persiguiendo objetivos que no son inmediatamente obvios. En este sentido, la guerra actual en Ucrania no difiere mucho de todas las que la precedieron ni de las que seguramente seguirán. Lo que cambia, ligado al tiempo y a la época, es la técnica, es decir, las herramientas y sistemas utilizados para el combate, los conductores militares que dirigen las operaciones y por supuesto, los conductores políticos con sus ideas, métodos y políticas personales y singulares.
El campo de batalla condiciona las negociaciones, la realidad bélica se impone: Sigue MacGregor: “creo que ahora mismo estamos en pleno colapso. El estamento militar ucraniano ya no es capaz de hacer gran cosa. No tienen reservas importantes que puedan lanzar al campo de batalla. Y creo que ahora mismo, especialmente con sus unidades de Azov, las están reservando, aunque en su mayoría son unidades del Ministerio del Interior. Las están reteniendo, creo, para protegerse a sí mismos, es decir, al régimen, y con la esperanza de mantenerlo en el poder en Kiev.”
LA CUMBRE: AVANCES Y PROXIMOS PASOS
La reapertura del diálogo y la decisión de adversarios históricos de sentarse a la misma mesa son sin duda positivas. Pero quien pensara en Anchorage como punto de llegada se sentirá decepcionado. En todo caso, Alaska marcó el inicio de un largo viaje, uno que sigue siendo empinado y cuesta arriba.
Tras la cumbre, Trump, en declaraciones a Sean Hannity, de Fox News, afirmó que el camino está despejado para un diálogo prolongado con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sin especificar si se ha establecido una base de negociación. “The Economist” menciona la idea de un alto el fuego inicial en el aire, pero aún no ha recibido la aprobación formal de una propuesta oficial.
CONCRECION Y AMBIGUEDAD
Tras la pátina de la reunión y la sorprendente cordialidad, un hecho persiste: la ambigüedad subyacente en torno al inicio de la cumbre no se ha resuelto. Y sigue girando en torno a una serie de hechos indiscutibles.
En primer lugar, Trump está dispuesto a conceder a Putin un resultado teóricamente positivo para la guerra en Ucrania e incluso a abrir la vía a la cesión de territorios, de facto, si no de iure, sin que, no obstante, se alcancen los objetivos estratégicos deseados por el líder del Kremlin.
Estados Unidos tiene prisa por terminar la guerra para centrarse en el Lejano Oriente y China. Rusia no está tan ansiosa, pero sabe que la oferta de Washington parece estar muy por debajo de lo que Moscú espera lograr (territorial y estratégicamente) y, sobre todo, no justifica el esfuerzo de tres años y medio de guerra, con las muertes, los daños al comercio y la economía, y la movilización interna que ha conllevado.
En segundo lugar, Washington y Moscú se comportan como si estuvieran navegando en un eterno 1945, o al menos en una Guerra Fría sin fin, donde el encuentro entre los dos emperadores, el ocupante de la Casa Blanca y el ocupante del Kremlin, pudiera realmente conducir a decisiones inmediatas y sustancialmente ejecutables para el mundo. Hasta la fecha, ni siquiera el accionista mayoritario del orden global, Estados Unidos, ni la principal potencia nuclear mundial, Rusia, pueden reivindicar este derecho, e incluso su relación bilateral sigue siendo incapaz de crear una dinámica tectónica de este tipo. El mundo ha cambiado; es más complejo y más competitivo, incluso para Moscú y Washington.
EL ORDEN GLOBAL IMAGINADO POR TRUMP Y PUTIN
Por último, es importante entender en perspectiva qué tipo de orden mundial tienen en mente Trump y Putin más allá del “reflejo imperial” que su enfoque parece revelar. La idea de una "Nueva Yalta" es fascinante y tentadora, pero ¿es realmente factible? ¿Está Trump dispuesto a desafiar el espacio hegemónico de Estados Unidos, el control de Washington sobre Europa, en nombre del apaciguamiento con Rusia? ¿Y Putin realmente quiere fomentar, con un rápido desenlace de la guerra en Ucrania, el posible repliegue de Estados Unidos contra su principal socio, China? ¿Cómo interpreta Pekín estas dinámicas, originadas al otro lado del Pacífico y desde Anchorage, que en 2021 albergó conversaciones exhaustivas, pero que quizás sellaron definitivamente la transformación de las relaciones entre Washington y Pekín en una rivalidad bilateral? Todas estas preguntas deben responderse adecuadamente.
Mediados de agosto fue la ocasión para las primeras palabras cruciales. El futuro debe presentar hechos.
Decisivos para Ucrania, Rusia, Estados Unidos y gran parte del orden global. Sin embargo, un hecho ineludible persiste: algo ha comenzado a cambiar. Depende de Trump, Putin y los demás líderes mundiales comprender y decidir adónde conducirán estos cambios.
Putin: “Esperamos que Kiev y las capitales europeas perciban todo esto de forma constructiva y no creen obstáculos ni intenten obstaculizar el progreso emergente mediante provocaciones e intrigas entre bastidores”.
FRENTE Y CAPACIDAD MILITAR
Antes de entrar en los recientes acontecimientos diplomáticos entre Estados Unidos y Rusia, vamos a interpretar lo que está sucediendo en Ucrania en términos de la guerra y, concretamente, en lo que respecta al frente y la capacidad militar que persiste en Ucrania.
Según nos dice el coronel norteamericano Douglas Mac Gregor: “Estratégicamente, no puedo añadir mucho más a lo que ha dicho Viktor Orbán. Ha sido muy claro y ha dicho que Ucrania ha perdido la guerra. Es cierto. La guerra de Ucrania contra Rusia, que es una guerra proxy de Washington contra Rusia, está perdida. Si observamos los acontecimientos actuales, es deplorable. Los rusos están avanzando en varias zonas. Obviamente, todavía hay algunas batallas de cerco en las que quedan focos de resistencia modesta. Pero la conclusión es que están avanzando porque no hay mucha resistencia ucraniana, ya que la mayoría de las tropas ucranianas han muerto. Los que aparecen, salvo algunas excepciones, son en su mayoría ancianos y niños. Así que Ucrania está en las últimas, y creo que por eso Zelensky está recorriendo toda Europa en este momento, tratando desesperadamente de encontrar a alguien que le proporcione dinero y equipo que, de una forma u otra, transmita la ilusión de que todavía existe un Estado ucraniano con fuerza. No creo que sea así. Por lo tanto, lo que veo que va a pasar ahora es que los rusos van a avanzar hacia el oeste. No veo ninguna razón por la que vayan a detenerse en este momento.”
En el párrafo siguiente el militar norteamericano pone en claro algo central: “desde un punto de vista puramente militar, creo que esta guerra ha terminado. No hay ninguna duda al respecto. Los rusos están decidiendo ahora en qué medida se están cumpliendo sus objetivos. Y creo que están manteniendo una reunión con nosotros en Alaska más por cortesía hacia Donald Trump que por otra cosa, no porque lo consideren necesario o lo necesiten”.
CARL VON CLAUSEWITZ
Como hemos dicho tantas veces siguiendo a Carl Von Clausewitz:
1- “La guerra no es más que un duelo en una escala más amplia”, es la continuidad de una lucha histórica entre dos o más actores que decidieron llevar su enfrentamiento a otro nivel de violencia.
2- “La guerra constituye, por tanto, un acto de fuerza que se lleva a cabo para obligar al adversario a acatar nuestra voluntad”. Para el conductor militar, la guerra puede definirse como un acto de fuerza que solo tiene como objetivo someter al enemigo.
3- “La guerra estalla, adquiere sus rasgos y limitaciones, y se modifica de acuerdo con esa condición y sus circunstancias. Pero tales elementos no constituyen una parte de la guerra, sino que existen por sí mismos.”. Desde el punto de vista fenomenológico la forma que adopta, la guerra, al iniciarse, tiene características y limitaciones propias. No obstante, con el transcurso del tiempo, estas condiciones y circunstancias pueden cambiar, lo que podría beneficiar a un bando u otro, como efectivamente viene sucediendo en esta larga guerra europea. Por otro lado, el autor prusiano afirma que estos elementos no representan una parte de la guerra, sino que están siempre presentes en cualquier momento de su desarrollo.
4- “La guerra es una mera continuación de la política por otros medios”. Esto se debe a que es un acto en el cual el Estado, el ejército y el pueblo se convierten en tres actores que piensan y hacen la guerra bajo lineamientos estratégicos y tácticos que están dirigidos a someter a uno o varios enemigos. Desafortunadamente, una vez desatado “el demonio de la guerra”, cobra vida propia, tomando caminos inesperados y persiguiendo objetivos que no son inmediatamente obvios. En este sentido, la guerra actual en Ucrania no difiere mucho de todas las que la precedieron ni de las que seguramente seguirán. Lo que cambia, ligado al tiempo y a la época, es la técnica, es decir, las herramientas y sistemas utilizados para el combate, los conductores militares que dirigen las operaciones y por supuesto, los conductores políticos con sus ideas, métodos y políticas personales y singulares.
El campo de batalla condiciona las negociaciones, la realidad bélica se impone: Sigue MacGregor: “creo que ahora mismo estamos en pleno colapso. El estamento militar ucraniano ya no es capaz de hacer gran cosa. No tienen reservas importantes que puedan lanzar al campo de batalla. Y creo que ahora mismo, especialmente con sus unidades de Azov, las están reservando, aunque en su mayoría son unidades del Ministerio del Interior. Las están reteniendo, creo, para protegerse a sí mismos, es decir, al régimen, y con la esperanza de mantenerlo en el poder en Kiev.”
LA CUMBRE: AVANCES Y PROXIMOS PASOS
La reapertura del diálogo y la decisión de adversarios históricos de sentarse a la misma mesa son sin duda positivas. Pero quien pensara en Anchorage como punto de llegada se sentirá decepcionado. En todo caso, Alaska marcó el inicio de un largo viaje, uno que sigue siendo empinado y cuesta arriba.
Tras la cumbre, Trump, en declaraciones a Sean Hannity, de Fox News, afirmó que el camino está despejado para un diálogo prolongado con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, sin especificar si se ha establecido una base de negociación. “The Economist” menciona la idea de un alto el fuego inicial en el aire, pero aún no ha recibido la aprobación formal de una propuesta oficial.
CONCRECION Y AMBIGUEDAD
Tras la pátina de la reunión y la sorprendente cordialidad, un hecho persiste: la ambigüedad subyacente en torno al inicio de la cumbre no se ha resuelto. Y sigue girando en torno a una serie de hechos indiscutibles.
En primer lugar, Trump está dispuesto a conceder a Putin un resultado teóricamente positivo para la guerra en Ucrania e incluso a abrir la vía a la cesión de territorios, de facto, si no de iure, sin que, no obstante, se alcancen los objetivos estratégicos deseados por el líder del Kremlin.
Estados Unidos tiene prisa por terminar la guerra para centrarse en el Lejano Oriente y China. Rusia no está tan ansiosa, pero sabe que la oferta de Washington parece estar muy por debajo de lo que Moscú espera lograr (territorial y estratégicamente) y, sobre todo, no justifica el esfuerzo de tres años y medio de guerra, con las muertes, los daños al comercio y la economía, y la movilización interna que ha conllevado.
En segundo lugar, Washington y Moscú se comportan como si estuvieran navegando en un eterno 1945, o al menos en una Guerra Fría sin fin, donde el encuentro entre los dos emperadores, el ocupante de la Casa Blanca y el ocupante del Kremlin, pudiera realmente conducir a decisiones inmediatas y sustancialmente ejecutables para el mundo. Hasta la fecha, ni siquiera el accionista mayoritario del orden global, Estados Unidos, ni la principal potencia nuclear mundial, Rusia, pueden reivindicar este derecho, e incluso su relación bilateral sigue siendo incapaz de crear una dinámica tectónica de este tipo. El mundo ha cambiado; es más complejo y más competitivo, incluso para Moscú y Washington.
EL ORDEN GLOBAL IMAGINADO POR TRUMP Y PUTIN
Por último, es importante entender en perspectiva qué tipo de orden mundial tienen en mente Trump y Putin más allá del “reflejo imperial” que su enfoque parece revelar. La idea de una "Nueva Yalta" es fascinante y tentadora, pero ¿es realmente factible? ¿Está Trump dispuesto a desafiar el espacio hegemónico de Estados Unidos, el control de Washington sobre Europa, en nombre del apaciguamiento con Rusia? ¿Y Putin realmente quiere fomentar, con un rápido desenlace de la guerra en Ucrania, el posible repliegue de Estados Unidos contra su principal socio, China? ¿Cómo interpreta Pekín estas dinámicas, originadas al otro lado del Pacífico y desde Anchorage, que en 2021 albergó conversaciones exhaustivas, pero que quizás sellaron definitivamente la transformación de las relaciones entre Washington y Pekín en una rivalidad bilateral? Todas estas preguntas deben responderse adecuadamente.
Mediados de agosto fue la ocasión para las primeras palabras cruciales. El futuro debe presentar hechos.
Decisivos para Ucrania, Rusia, Estados Unidos y gran parte del orden global. Sin embargo, un hecho ineludible persiste: algo ha comenzado a cambiar. Depende de Trump, Putin y los demás líderes mundiales comprender y decidir adónde conducirán estos cambios.
Putin: “Esperamos que Kiev y las capitales europeas perciban todo esto de forma constructiva y no creen obstáculos ni intenten obstaculizar el progreso emergente mediante provocaciones e intrigas entre bastidores”.