Buena Data en La Prensa

Todos somos responsables

Aunque la moda sean los relatos y se hable de la posverdad en casi todos los temas, existe en nosotros una necesidad profunda de verdad. Podemos engolosinarnos con un facsímil de verdad edulcorada, pero el deseo de verdad estará siempre vigente. Necesitamos afirmaciones que se adecuen a la realidad y no a la inversa.

Claro, que lo fundamental radica en encontrar la Verdad que da sentido a la vida, pero nuestra reflexión hoy no es tan presuntuosa. Nos referiremos a cuestiones cotidianas. reflexiones deshilvanadas sobre la información, los comunicadores y los transmisores de noticias.

SOBREABUNDANCIA

En los últimos años, el entorno digital incrementó de tal manera los canales de emisión y la posibilidad de esparcir noticias que comenzaron a usarse dos neologismos: infodemia e infoxicación.

La infodemia, una forma de sobreabundancia de datos, algunos verdaderos y otros falsos, que confunde y termina por desinformar y la infoxicación, la sobrecarga de información con sus efectos negativos. Una especie de pandemia de información, de intoxicación de información.

Según un informe de Voices! “La desinformación es parte de la vida cotidiana de los latinoamericanos: 5 de cada 10 señala que se encuentra todos los días o casi todos los días con noticias o información que cree que tergiversan la realidad o son falsas”.

Se puede encontrar de todo, lo verdadero, lo falso, las medias verdades y las mentiras verosímiles. ¿Cómo discernir? ¿Quién nos ayuda a discernir?
Ni lerdos ni perezosos surgieron los fact-checkers o verificadores, entidades supuestamente apolíticas que tienen la función de desmentir declaraciones o anuncios que no se ajustan a la realidad.

Una simple recorrida por internet nos lleva a recoger esta información, para que cada uno extraiga sus conclusiones.

LOS VERIFICADORES

La International Fact-Checking Network es una red Internacional de Verificación de Datos, propiedad del Instituto Poynter (EEUU). La red cuenta con más de 100 verificadores esparcidos en todo el mundo. Cada fact-checker es controlado minuciosamente y si su comportamiento es acorde a lo exigido se lo califica como “obediente” y puede seguir permaneciendo en la red. Estos verificadores pueden aceptar financiamiento externo. Por ejemplo, el verificador de nuestro país, recibió aportes de Holanda, Nueva Zelanda, Reino Unido y Estados Unidos, entre otros y fue quien aseguró que antes de que se promulgara la ley de aborto se realizaban 500.000 abortos clandestinos por año, tomando los datos de una investigación de dudosa calidad.

Otro dato: Entre los mayores aportantes del Instituto Poynter figura la Open Society Foundation de George Soros.

¿Y si una verdad inconveniente se ocultara con la complicidad de toda la red mundial?

Es una realidad que a esos niveles no tenemos más que tratar de discernir dentro de las posibilidades que se ofrecen, pero como comunicadores (hoy todos lo somos) nos compete una gran responsabilidad. La mayoría de la población tiene al menos una aplicación de mensajería instantánea para teléfonos inteligentes.

PENSAR, REFLEXIONAR, ACTUAR

A menudo sentimos que el tiempo vuela. Muchas veces la escasez de este preciado tesoro nos preocupa y nos acelera. La vida está llena de horarios y de días. De ese tiempo cercano que a veces pensamos que nos devora. Ni que hablar cuando miramos hacia atrás y notamos que los años pasaron demasiado rápido.

La ciudad nos impone su ritmo acelerado. Lo incorporamos, lo naturalizamos. Nos cuesta parar y tomar un respiro.

Las diferentes pantallas que consumimos nos ocupan buena parte del tiempo. Recibimos por intermedio de ellas varios estímulos. Son en gran parte las causantes de la aceleración en que estamos inmersos. Ese bombardeo de imágenes, de opiniones y de ofrecimientos nos envuelve y nos tienta a participar en varios temas.

En esos entornos recibimos una noticia y accionamos. El flujo de datos que pasan por delante de nuestros ojos activa nuestros dedos y nos lleva muchas veces a actuar llevados por la inercia, sin tomarnos el tiempo necesario para pensar, reflexionar o evaluar si el mensaje es verdadero.

El informe de Voices! ya citado dice que en este contexto, “los encuestados valoran más la confiabilidad de actores informales como familia, amigos y personas como ellos”. Sin embargo, a pesar de la alta preocupación que genera el tema, es relativamente baja la concreción de acciones concretas para minimizarla, como consultar otras fuentes”.

Muchas veces somos el vehículo necesario para difundir información parcializada o falsa, o somos tentados a consumir cosas que de otro modo no hubiéramos elegido.

Distraer o embobar sería lo más liviano que hace una noticia falsa. Con una mentira, podemos asustar, contaminar, entristecer, predisponer mal a los otros.

Tenemos que tomar conciencia que todo mensaje que emitimos a través de un entorno digital puede llegar a reproducirse infinidad de veces. Este mundo globalizado necesita nutrirse de la verdad. Seamos responsables. De nosotros también depende.

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