LA PRODUCCION MAS PERSONAL DEL ARTISTA, EN UNA EXPOSICION UNICA

Todos los grabados de Goya juntos

Por primera vez en la historia se exhiben 213 planchas de cobre de las series más famosas del genio aragonés que fueron restauradas. La muestra monográfica en Madrid incluye además 28 pinturas.

La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando reúne en Madrid, por primera vez en la historia, casi todas las planchas de grabados del pintor español Francisco de Goya (1746-1828), una exposición única que muestra al público la producción más personal del artista. El conjunto permite ver el retrato de un hombre ilustrado, comprometido y que usó la máxima expresividad para defender la razón.

La muestra monográfica Goya, el despertar de la conciencia reúne 213 planchas de cobre grabadas por el genio de Fuendetodos, además de 6 dibujos y 28 pinturas (diez de la Academia, dos del Prado y el resto de grandes colecciones privadas), que se despliegan en las dos salas de exposiciones temporales de la Academia, situada en la madrileña calle de Alcalá.

Todos estos trabajos “revelan la evolución artística del pintor, sus etapas y los temas que trató”, según el curador de la muestra, el académico Victor Nieto, miembro de la Real Academia y responsable de la sección de calcografía.

Creador adelantado a su tiempo, sus obras son precursoras de la modernidad. En esta exposición, los espectadores podrán sumergirse en su vida y entorno para descubrir la revolución pictórica y vital que protagonizó.

En la primera sala "nos fijamos en su autorretrato y los cartoncitos para bocetos, para tapices. Ahí vemos ese Goya optimista. Luego damos un paso y ya es otra cosa completamente distinta", explicó a RTVE Nieto.

Uno de los cuadros preferidos de Nieto es un autorretrato de Goya a los 39 años, que mira al observador con orgullo, vestido con ropas caras en una cuidada puesta en escena que no deja nada al azar. Aparece delante de un gran cuadro, a su lado tiene una mesa con una escribanía de plata y empuña el pincel como si fuera una pluma.

Tal como dijo el curador de la exposición a RTVE, ese gesto supone "considerar la pintura un arte liberal, en lugar de uno mecánico, lo que tenía beneficios fiscales -las artes liberales no pagaban impuestos y alcabalas-". Goya se muestra ennoblecido, lleva luto por la muerte del rey Carlos III, pero, como confiesa un amigo, está cansado de esa obligación formal en su indumentaria.

La muestra aborda la evolución intelectual y personal del pintor, que desemboca en una indómita libertad artística, a tal punto que su denuncia de los horrores de la guerra, de la pobreza y de la ignorancia sigue vigente en la actualidad. Esa evolución, Nieto la sitúa en la década de 1780.

“Goya empieza a tener conciencia de lo que ocurre en la década de 1780 a través del contacto con los ilustrados, que le aportan el sentido crítico que le llevará a proyectar lo que siente su conciencia y lo que ve a su alrededor», señala el curador.

Tras mudarse a Madrid, aprender con un maestro, pintar cartones para tapices y conseguir una clientela, Goya evoluciona y le dice a un amigo "estoy harto de hacer obras por encargo en las que el capricho y la imaginación no tienen cabida".

Precisamente, el pintor aragonés encontró en el grabado un espacio para mostrar su visión más personal del mundo, que no tenía cabida en los encargos.

"No es una exposición más de Goya, es distinta y lo es por su contenido y por lo que significa", según Nieto.

Goya, "angustiado por el mundo que le rodea", encuentra en el grabado un medio expresivo único, que le permite difundir sus ideas sin estar condicionado al encargo.

RESTAURADOS

Por primera vez en la historia, la Academia de San Fernando presenta, restauradas, la totalidad de las planchas de cobre que Goya empleó para estampar sus grabados calcográficos o grabados en hueco: 80 de la serie de los Caprichos, 82 de los Desastres de la guerra y 18 de los Disparates. Completan el panorama, 33 grabados de la serie de Tauromaquia que se exhibe en el gabinete de la Academia. Con esta técnica, el artista incide sobre una superficie metálica para conseguir un negativo de la imagen deseada.

Se trata de “un catálogo excepcional”, asegura el director de la institución, Tomás Marco. Solo faltarían 15 planchas que no se muestran por espacio insuficiente.

Es, por lo tanto, la mayor exposición de planchas de grabados de Goya de la historia. Ni siquiera el propio Goya vio en vida todas sus series reunidas, según indicaron fuentes de la institución.

Esta exposición en Madrid es el segundo acto de una primera exhibición desplegada en el Palazzo Reale de Milán bajo el título Goya. La rebelión de la razón.

La colaboración entre los equipos de restauración de ambas instituciones permitió devolver a las planchas de cobre su definición y fulgor original, tras eliminar las capas de acero, níquel y cromo con el que fueron recubiertas para poder estampar más grabados sin deteriorar las matrices.

El director de la Academia de San Fernando elogió el valor de este material porque "normalmente las planchas permanecen ocultas, no se muestran" y añadió que Goya es uno de los pocos pintores de la historia que graba sus propias planchas, junto con Durero y Rembrandt. La práctica habitual era entregar un dibujo y el impresor se encargaba de transferirlo a la matriz.

TRABAJOS

En las salas de la muestra, los visitantes pueden ver, entre otros, El sueño de la razón produce monstruos, en el que Goya se autorretrata adormecido mientras una serie de animales nocturnos lo acechan, numerosos grabados con asnos, que representan la ignorancia, o las crudas imágenes de la guerra española de independencia contra los franceses (1808-1814).

También puede contemplarse Volaverunt, el grabado número 61, que es uno de los más personales e íntimos de la serie.

Algunas interpretaciones ven una alusión a su vida privada e identifican a la Duquesa de Alba con tres toreros que la levantan, según RTVE.

El manuscrito del Museo del Prado apunta lo siguiente: "El grupo de brujas que sirve de peana a la petimetra, más que necesidad, es adorno. Hay cabezas tan llenas de gas inflamable, que no necesitan para volar ni globo, ni brujas".

El despecho podría haber hecho nacer esta estampa en la mente de Goya ya que la duquesa lo habría abandonado, añade RTVE. El pintor estaría empleando el término latino volaverunt (volaron) para referirse al fin de la relación y representa a una mujer con alas de murciélago -las que forman sus brazos al extender la mantilla-, un animal que simboliza la ligereza, o podría trascender a sus propias circunstancias y ser una reflexión universal sobre la veleidad femenina.

En la exposición hay préstamos notables, como el fabuloso retrato de Jovellanos y Vuelo de brujas, ambos del Prado; Joaquina Candado Ricarte, del Museo de Bellas Artes de Valencia; piezas de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli y de la Colección del marqués de la Romana, o el célebre Marianito, uno de los tres retratos que hizo de su nieto, único hijo de Javier Goya y Gumersinda Goicoechea, propiedad de los herederos del duque de Alburquerque y por el que Academia mantiene un vivo interés.

Los grabados contrapuestos con las pinturas son el mejor medio para entender a Goya en su tiempo, el continuo intercambio entre el mundo que lo rodea y su quehacer artístico. Desde los encargos y ejecuciones más convencionales del pintor maduro, a la transformación ideológica propiciada por el trato con intelectuales del creador más libre y cáustico, dice Miguel Lorenci en El Correo.

“Goya rompe por completo con los estilos impuestos del arte en esa época”, explica Nieto. Una ruptura debida a una transformación “vital y mental” del artista. “Del despertar de la conciencia, de ese sentido crítico y la ruptura con las imposiciones estilísticas, surge la pintura contemporánea”, sostiene el comisario.

Goya transforma el lenguaje pictórico, la representación y la interpretación, liberándose de modelos, rompiendo con la tradición.

Al Goya en la madurez artística y en contacto con los ilustrados “le empieza a preocupar todo ese mundo irracional que lo rodea”. “Es un racionalista, un ilustrado, sí, pero ve con desesperación cómo le invade ese mundo del desastre, de la guerra y de la sinrazón también”, señala el curador.

“El grabado le otorga, además, la posibilidad de difundir el mensaje crítico que transmitía a través su obra”, dice.

“Sus dibujos independientes son espléndidos, pero siempre basados en la expresividad, un toque mucho más libre, más espontáneo. Más que representar o concretar de manera clásica, le interesa expresar. Reduce el color, está angustiado por lo que ocurre en el mundo. Es un racionalista, pero su pintura es expresiva”, insiste el curador.

Al verse libres del baño de acero y cromo que las recubrían, las matrices calcográficas de Goya pueden contemplarse hoy tal como las creó el artista. Se aprecian ahora matices antes ocultos por el baño metálico.

La muestra íntegra con todos los grabados de Goya puede verse en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando hasta el 23 de junio. Una vez terminada, se mantendrán expuestos los Disparates y Tauromaquia y rotarán en las vitrinas las estampas de los Caprichos y los Desastres.