Tócala de nuevo, Sam

No todas las semanas tienen siete días. Al menos la de Javier Milei terminó el miércoles por la noche en el Luna Park, cuando frente a cientos de fieles libertarios presentó su último libro y, sobre el escenario, montó un show de rock cuya singularidad estriba únicamente en la investidura presidencial del cantante.

Ese fue el punto más alto de su agenda semanal. Cayó el telón tras el espectáculo. Sobretodo de cuero, el micrófono en la mano derecha, la voz cavernosa, el jefe de Estado cantó Panic Show, un clásico de La Renga. Arengó a las masas al frente de La banda liberal, un grupo conformado por los hijos del diputado Alberto Benegas Lynch, cuyo padre a su vez hizo las veces de sherpa en la senda que llevó a Milei hasta el liberalismo extremo.

Las acciones del presidente en particular, y del gobierno en general, nos suben a un vertiginoso tobogán hacia los ‘90. Es inevitable asociarlo a los lejanos días de Carlos Menem, cuando el riojano se daba el gusto de jugar al fútbol y al básquet con los seleccionados nacionales; al tenis, con el mandatario estadounidense; corría a 200 kilómetros por hora en una Ferrari por la ruta 2 rumbo a Mar del Plata y visitaba los sets televisivos codeándose con la farándula. Es esto de nuevo.

Antes y después de la presentación del libro hubieron las fotos de rigor -pose antipapada, mirada elevada, trompita, pulgares arriba- y la descalificación repetida para todos aquellos que se atreven a cuestionarlo. Los llamó, simplemente, “liliputienses” por su baja estatura política.

Los micrófonos amigos se abren para alimentar el ego de una criatura que crece ante la reiterada exposición pública. Aparecer en la portada de la revista Time no hace más que convencerlo de su supuesta trascendencia global. Lo lleva a declarar que es “el segundo líder mundial" y que encarna la figura del “mayor defensor de las ideas de la libertad en el mundo". Incomprobable.

Quienes lo votaron entronizaron en el poder a un economista que camina por la cornisa de la racionalidad, un fanático que ve en todos lados el acecho del comunismo que avanza en el mundo, como si se hubiera quedado atrapado en algún capítulo de la Guerra Fría.

La semana fue intensa. Y pese a que se preparó para el show, en los días previos tuvo tiempo de escribir cáusticos mensajes en las redes sociales, dinamitando las relaciones diplomáticas y comerciales con España. Si alguien pensaba que algún día podría ver la luz el pacto Mercosur-Unión Europea, pues que se siente a esperar. Ni La Libertad Avanza ni Vox -la ultraderecha española- gustan de la política de bloques con resabios “socialistas”.

Pero así y todo, y aunque Milei sueña con que el comercio fluya libremente sin intervención estatal de ningún tipo, tensar las relaciones con España ha sido a todas luces un error. Tanto creció el intercambio de munición gruesa entre el mandatario argentino y Pedro Sánchez, su par español, que Madrid llamó de vuelta a casa a la embajadora María Jesús Alonso.

¿De qué nos perdemos sin España? Veamos en términos comerciales lo que significa el vínculo. De acuerdo al último informe del Intercambio Comercial Argentino (ICA) elaborado por el Indec, España es el segundo socio comercial europeo de la Argentina y el  segundo inversor externo en nuestro país.

En 2023 Argentina realizó ventas a España por u$s 1.441 millones y en el primer trimestre de este año las exportaciones sumaron u$s 264 millones, siendo el principal destino dentro del viejo continente en ese período. Las importaciones totalizaron u$S 220 millones, por lo que se registró un saldo positivo en la balanza comercial de u$S 44 millones.

Se exporta mayoritariamente harina de soja, aunque también aceite y  biodiesel. Argentina provee cerca del 60% de las importaciones de harina y aceite de soja de España, además del 62% de los porotos, el 82% del extracto de quebracho y el 42% del maní sin cáscara. El otro gran complejo exportador con inserción en el país ibérico es el pesquero, que envía fundamentalmente camarones y langostinos. Es el destino que concentra el 20% de sus ventas al exterior.

En conjunto, España tuvo una participación del 16% en las exportaciones de la agroindustria a Europa en 2023 y durante los últimos 5 años, la participación promedio fue del 21%.

Milei, lanzado en una esgrima personal contra Pedro Sánchez y su esposa, poco caso le hace a estos números. El analista Marcos Novaro destacó esta semana que "a Milei no le interesa ser presidente, le interesa ser un ideólogo global".

Eso es lo que hoy construye con sus viajes al exterior, ladrillo sobre ladrillo: la posibilidad de erigirse como una figura que le garantice en el futuro vivir de brindar conferencias y escribir libros. Mientras tanto, en un país remoto llamado Argentina…

RECESION

En la semana el Indec publicó los datos del Estimador Mensual de la Actividad Económica, que arrojó una caída del -8,4% interanual en marzo, y un retroceso de -1,4% contra el mes de febrero. La recesión es un hecho. Se advierte en la retracción del consumo y en los telegramas de despido, que ya han comenzado a llegar.

Los economistas se debaten ante la disyuntiva de cuándo y cómo volverá a ponerse en marcha la economía. Abundan los interrogantes. Sergio Chouza, especialista del espectro kirchnerista, recalca que la baja de la inflación anularía el efecto licuadora del plan económico. Al Gobierno sólo le restaría seguir adelante con la motosierra.

Tal es el frenazo económico que ya hasta los libertarios han comenzado a leer el mapa económico en clave política. De allí que se pospongan algunos aumentos en los servicios, alzas que harían trizas el recientemente logrado dígito de inflación mensual.

Además, pese a que las encuestas aún benefician a la figura de Milei de cara a las elecciones legislativas del 2025, y a la gobernabilidad misma -que no es poco en el actual escenario- todos saben que el ajuste socava el capital político. A la larga, se paga.

Por ahora el descontento de la sociedad apunta mayormente a las gestiones pasadas. Pero llegan, sin embargo, datos preocupantes. El Banco Central informó que en el primer trimestre se cerraron un total de casi 275.000 cuentas sueldo.

Las señales de la recesión son alarmantes. La Cámara Argentina de Comercio y Servicios recalcó que el consumo sufrió en abril una caída del 4,5%, mientras que las ventas en los supermercados se desplomaron en marzo un -9.3% interanual. Algo similar ocurrió con los autoservicios mayoristas, dónde la baja fue del -10.7%, año contra año.

El tablero exhibe números pero detrás hay toda una muestra de descomposición social. En el país que no miramos, ese que a veces desdeñan los canales de televisión de alcance nacional, esta semana se puso al rojo vivo el conflicto en la provincia de Misiones, dónde maestros y policías pararon y exigieron la actualización de sus salarios. Frente a ellos, en los cortes de calles y rutas, la Gendarmería se plantó lista para reprimir. La sensibilidad social es extrema y cualquier chispazo enciende la mecha. Tal vez el Gobierno no lo esté advirtiendo.

INFLACION

El primer mandamiento del gobierno es bajar la inflación. Lo hará, pese a todo. Y aunque el eje es la disciplina fiscal, tanto que le ha cerrado el grifo al gasto en todas sus dimensiones, existen otras variables más difíciles de controlar que tal vez se erijan como piedras en el camino.

Una de ellas es la cotización del dólar blue. En la Argentina, es sabido, cada vez que escala el precio del billete verde la réplica no se hace esperar en las góndolas. Por eso, aunque el equipo económico intentó minimizarlo, se encendieron las alarmas ante la remontada semanal de la divisa estadounidense.

Varios factores explican el alza: la baja de la tasa de interés hasta un techo del 40% anual pudo haber sido para el gobierno casi como pegarse un tiro en el pie.

Cuando el plazo fijo no rinde, el refugio más sencillo de alcanzar es el dólar. El otro punto es la pereza de los productores para liquidar los granos de la cosecha. Hasta el momento sólo vendieron el 34% de la producción de la campaña 23/24, lo que representó el nivel más bajo de los últimos 6 años.

En el mes de abril la liquidación de divisas por exportación de granos alcanzó los 6,433 millones de dólares. Unos 1,200 millones por encima del mismo periodo de 2023 (golpeado por la sequía), aunque 40% más bajo que en 2022, que sería un año más comparable.

Otra cosa que aún queda en el tintero es la salida del cepo, con sus impredecibles consecuencias. El economista Juan Carlos De Pablo, un referente para el presidente Javier Milei, aseguró: “El Gobierno no tiene ningún apuro de sacar el cepo porque tiene que tomar decisiones en un escenario incierto. Los tipos dicen 'me apresuro, se arma y me rajan'. El BCRA tiene que comprar dólares".

El presidente Milei tiene claro cuál es su rumbo. No conjuga el verbo gastar. "Cualquier proyecto que manden desde el Congreso, que quieran romper la caja y hacer volar a este país por los aires, se los voy a vetar", amenazó.

Así como el título de esta nota es apócrifo ya que nunca nadie dijo esa frase en la película Casablanca, también es de cartón el liderazgo global de nuestro jefe de Estado. El país lo necesita acá, trabajando. 

En tiempos de profunda crisis y ante el inevitable ajuste Alfonsín atornilló la frase “economía de guerra”, y Menem acuñó la suya: “Cirugía mayor sin anestesia”. Dependerá de Milei ser recordado como el presidente que patentó el “No hay plata” o como el timonel que hizo zarpar al barco, de una vez y para siempre, sin dejar a nadie tirado en el muelle.