El niño con el coeficiente intelectual más alto del país fue declarado personalidad destacada en La Plata
Tiene 8 años, es ‘fierrero’ y superdotado
Stefano Marconi Sgroi ya está revolucionando el mundo del automovilismo. Sueña con correr en Ferrari y busca crear un superdeportivo bajo su propia marca.
"Me gustaría correr en Ferrari porque es la escudería más antigua que sigue vigente", enfatizó a La Prensa Stefano Marconi Sgroi, de tan solo ocho años, que plantea su sueño por cumplir en los próximos años.
Lo que parece una frase inocente de un niño, en boca de Stefano sólo señala su determinación férrea por cumplir las metas que se plantea en su vida. No se engañe, no importa la voz aniñada ni su corta edad ya que acumula logros asombrosos. Residente de La Plata, no solo es capaz de reconocer la falla de un motor con solo escucharlo, sino que también posee el coeficiente intelectual más alto del país para su edad, superior a 150, y ya ha sido reconocido como Personalidad Destacada de su ciudad.
Aunque no recuerda un momento exacto, sabe que "desde los dos años me gustaron" los motores. En lugar de cuentos, Stefano relató que "les pedía a mis padres que en vez de que me lean revistas, en vez de que me lean cuentitos, les pedía revistas de autos". Se define a sí mismo de forma sencilla al señalar que "Siempre fui fierrero”.
La pasión de Stefano por el mundo automotriz es innata, aunque tuvo, al comienzo, la influencia de su abuelo Salvador, un fanático de los coches, y su abuela Alicia, quien en su juventud quiso competir en la Copa de Damas.
Entre herramientas y motores, Stefano se toma un descanso con un mate.
Un episodio a sus tres años confirmó que era un genio en potencia. Mientras viajaba en auto con su familia, identificó a casi 100 metros de distancia un Oldsmobile y un Talbot-Lago T26 C, el único de su tipo en Argentina. La persistencia de Stefano venció la incredulidad de sus padres, quienes accedieron a comprobar lo que decía. Al llegar junto a los coches, el asombro fue doble. No solo las marcas eran las que el niño había identificado, sino que empezó a detallarles el tipo de motor que poseía cada vehículo.
Esta demostración de conocimiento dejó perplejo al ingeniero Roberto Ulibarri, dueño de uno de los autos, quien a partir de ese día decidió darle clases de mecánica. ”Él me enseñó el sistema planetario, cómo funcionan los autos híbridos y algunas cosas interesantes”, recordó Stefano.
Esta habilidad para distinguir motores se pulió con el tiempo; a los dos años ya identificaba problemas mecánicos. “Hay un video donde aparece él ya sabiendo todas las partes del motor de la camioneta. Distinguía los problemas de los motores, si tenía la válvula, si tenía la correa floja”, recordó a La Prensa Adrián, papá de Stefano.
Al ser consultado sobre sus autos preferidos, el fierrero prodigio espontáneamente y sin pensarlo señaló que “Mi auto favorito no se discute, es el Volkswagen Escarabajo. El clásico me gusta. Y el motor que me encanta es el V8, ¡Qué lindo sonido, por favor! Ese auto no suena, ruge. Es una bestia, ese motor es mejor del mundo”.
COEFICIENTE
Su extraordinario intelecto no se limita a los autos. Después de que calculara mentalmente la edad de una persona, la clienta de su padre, que trabajaba con niños de altas capacidades, sugirió realizarle un test de inteligencia. El resultado fue contundente: un coeficiente superior a 150, una condición que solo posee el 1% de la población mundial.
A pesar de su genialidad, Stefano enfrenta los desafíos de un sistema educativo que no siempre está preparado para él. Se aburre con la tarea y desearía que el colegio ofreciera cursos de mecánica, ingeniería y robótica. Sus materias favoritas son plásticas y no tiene ningún problema con la matemática.
Fuera del aula, su formación es extensa. Ha leído más de 1.150 libros, completó dos cursos de mecánica en la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y ha tomado clases de simulación de carreras con el campeón mundial Rodrigo López, mientras sueña con ser piloto profesional.
El Flaco Traverso, fiel a su estilo lo vio, quedó impresionado y no dudó en invitarlo a comer a su casa para seguir la conversación.
Por otra parte, detrás de tanto interés por conocer más de lo que lo rodea, se encuentra un apoyo familiar fundamental. Tanto Adrián como Paola, madre de Stefano, como las hermanas mayores del menor buscan acompañar al joven inventor para que pueda desarrollar todo su potencial. Una tarea compleja en la Argentina donde no es fácil contar con las herramientas educativas para chicos con altas capacidades. “Esta es una situación que probablemente afecta a muchos chicos, no solo a él. No deberíamos juzgar basándonos únicamente en el coeficiente intelectual, porque un número por sí solo no define el potencial de una persona. Hay jóvenes que podrían tener un resultado incluso más alto, pero cuyo talento no llega a descubrirse por falta de visibilidad y apoyo. Es un verdadero desafío”, sostuvo Adrián.
Luego agregó que “Él estaría perfecto hoy en día si estuviera viviendo en Europa, donde tiene ingeniería para chicos, escuelas y campamentos de altas capacidades intelectuales. En la clase se aburre, pero lo mandas al instituto a estudiar mecánica y está como loco porque es su mundo. Apoyarlo es todo un tema, porque lo tenés que seguir para muchos lados y cerrar tu trabajo e ir para allá, para acá. Pero disfrutamos ver cómo sobresale y difunde lo que sabe”.
Actualmente, también tiene presencia en las redes sociales, a partir de la idea de una de sus hermanas, que le propuso crear una cuenta para difundir sus extraordinarios conocimientos fierreros con otros interesados en la temática.
En Instagram, por ejemplo, en su cuenta @stefanocars_ hay 33.900 seguidores que se maravillan por sus experiencias con referentes del automovilismo y con la posibilidad de ingresar áreas restringidas en eventos. “La gente por ahí se equivoca porque lo que ve en Instagram se cree que el nene es millonario o algo. La realidad que es re sencillo, humilde y no es lo que aparenta”, señaló Adrián.
Por otra parte, el contacto con los dispositivos digitales es de poco tiempo ya que Adrián y Paola buscan que Stefano no pierda su creatividad. “Hoy en día, es una realidad que los chicos están muy absorbidos por los celulares. Y esto, aunque cueste creerlo, les resta una enorme capacidad de imaginar. Entiendo por qué pasa, tanto mamá como papá están todo el día trabajando, a mil. Entonces, cuando un chico está inquieto o simplemente se aburre, la solución más fácil es darle el celular para que se entretenga con los juegos”, sostuvo Adrián.
Asimismo, sostuvo que “nos olvidamos de que es precisamente en ese momento de aburrimiento, en esa 'molestia', cuando su imaginación empieza a trabajar. Es la oportunidad para que se ponga a dibujar, a jugar con autitos o a las bolitas. Los dispositivos electrónicos han reemplazado esos espacios de creación y, creo, que eso empobrece enormemente el desarrollo de sus mentes".
También señaló que “se han perdido por completo los juegos de antes. A mi edad, recuerdo que jugar con amigos era salir a la calle a la escondida o a la mancha. Hoy, en cambio, un chico dice "voy a jugar con un amigo" y eso significa que cada uno se encierra en su habitación para conectarse a través de una pantalla. El encuentro real, el de juntarse en el campito a jugar al fútbol, ya casi no existe”, se lamentó el papá de Stefano que busca que su hijo también haga actividades junto a sus amigos u otros niños de su edad.
CODO A CODO
Ese interés innato por el automovilismo le ha abierto las puertas para conocer a grandes figuras del automovilismo argentino. “Él no corre en auto, no corre en karting y es alguien que solamente leyó un montón de libros y, como decimos, corre con la cabeza. Pero a raíz de todos esos intereses que tiene es que logró cumplir muchos sueños como conocer a varios de sus ídolos”, señaló orgulloso Adrián.
Con Ruben Fangio, el hijo del inolvidable campeón Juan Manuel, y el cariño que los une como si fueran abuelo y nieto.
En un evento de Toyota, Stefano conoció a Juan María Traverso. “El Flaco”, como se lo identificaba popularmente, que lo invitó a su casa en Ramallo. Durante ese encuentro, el experimentado piloto le dio un consejo que lo dejo con los ojos y la boca abierta ante tanta espontaneidad. "Quedó para la historia. Le dijo que para cuando quiera ser piloto de Fórmula 1 no tenía que ser bueno, tenés que ser un hijo de...", recordó Adrián riéndose.
En tanto, con Rubén Fangio, hijo del quíntuple campeón mundial, estableció una relación más cercana que lo "adoptó como un nieto" y le prometió una carta de recomendación.
En otra oportunidad se encontró con el célebre diseñador y empresario Horacio Pagani, a quien le llegó a recomendar el uso de material aeroespacial para la fabricación de sus autos.
PROYECTOS
Actualmente, Stefano tiene dos grandes proyectos en marcha. El primero es la creación de un superdeportivo bajo su propia marca, en colaboración con el diseñador Matías D'Amico y el ingeniero Carlos Hepp. El diseño está inspirado en su auto favorito, el Volkswagen Escarabajo, fusionado con líneas de Porsche y la potencia de una Volkswagen Touareg modificada.
El segundo es un proyecto confidencial que promete un revolucionario sistema de seguridad para el automovilismo, descrito como algo "único a nivel mundial". Su padre, Adrián, busca activamente patrocinadores para patentar el invento a nivel internacional y protegerlo de copias.
Con la mira puesta en el futuro, Stefano sueña con ser ingeniero mecánico y piloto de Fórmula 1, pero también “Me encantaría conocer la colección de autos de los Pérez Companc y la fábrica de Ferrari en Maranello, Italia. Hace poco fui a la planta de Volkswagen en Pacheco y me sorprendí por los robots que tenían, aunque la de Alemania debe ser también increíble”, sostuvo entusiasmado el niño de 8 años que no deja de asombrar a todos los que lo conocen.
Mientras tanto, aconseja a otros niños y adultos "que persigan sus sueños y que nunca dejen de perseguirlos hasta poder cumplirlos".