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Tiempos de química: agoniza la palabra y "la piel"

 

 

“…vamos a pagar -ya sucede-para que alguien nos escuche… hoy no hay lenguaje, solo mudez y desamparo, el lenguaje está siendo silenciado” (Byung-Chul Han-filosofo residente en Alemania)

La química ocupa la escala superior de valores debajo pareciera estar todo lo demás. Son tiempos de química. Todo se soluciona con ella. La palabra, el diálogo, llorar sufrimientos para "digerirlos" humanamente no está de moda. En la sociedad del espectáculo, la imagen y la tecnología, la química parece mandar. Pero también sociedad desvinculada o sea con vínculos “anémicos”. Reina el desamor. La palabra está devaluada. Además, a quien contarle algo. No parece haber nadie. Somos "nadies" entre "nadies" y en la "nada", precisamente, nada puede germinar.

Un paciente me confiesa que en su escala de valores primero está el DEALER, luego un Dios que imagina superior pero no tan superior al Dealer que necesita y luego todo lo demás. Hay, ya, Patrones de la química; son los que mandan y generan renta con los vaciados por el desamor y la falta de palabras. El Dealer es toda una institución que opera libremente con “soldaditos” humanos (manejados con las dosis) y con medios tecnológicos en donde el Google y los GPS funcionan a la perfección.

Miles de bocas voraces esperan: al entrar a la oficina “degustando” un “porro” que lo salva del stress y/ de una

mala noche, el ejecutivo de finanzas que encuentra en los estimulantes un elixir mágico y destructivo para “ilusoriamente” mejorar sus negocios; también los “transas” venden tranquilizantes hoy y antidepresivos (desplazan ya al psiquiatra como antes desplazaron a los psicoterapeutas ya que hablar no es la profesión hoy más estimulante). El “dealer” vende supuestos reguladores emocionales ilusorios pero instantáneos.

Hablar con otro y vincularse demanda tiempo, parece no estar de moda y el “pasadizo” del sufrimiento y la conciencia de si no es lo más aconsejable para muchos. Mejor proyectar todo en otro o victimizarse. Luego el alcohol hará su parte. Las zonas céntricas son lugares de venta hoy no solo en barrios populares. Ejecutivos, motoristas, empleados, vendedores, jóvenes, etc. necesitan estar “puestos” o “volados” (términos comunes hoy).

Luego los cardiólogos actuarán ante taquicardias, infartos, o los neurólogos ante movimientos involuntarios o convulsiones. Las guardias se llenan de pacientes de todas las clases sociales. También se consiguen recetas por precios módicos de tipo virtual y así la química completa aún más su obra.

Los trastornos mentales y adictivos crecen en una época. Pueden ser incluso la "caricatura" de este tiempo que nos toca vivir. Hoy las drogas ocupan un lugar central en lo sanitario y son una fuente de plusvalía muy importante tanto

para sectores delictivos como para sectores de Poder y de la economía formal.

En esta economía de la producción de enfermos cambia incluso el rostro de quienes sostienen los "males" sociales. No existen más los "Pablo Escobar". Valga la apreciación de los estudiosos colombianos "Notimérica" mencionado por el Plan de Drogas de España (julio-19), donde claramente hay una estrategia diferente en la penetración en las sociedades. La máxima de Pablo Escobar ("Capo" de los "70-"80 y parte de los "90), "plata o plomo", varió hacia plata. Más plata, más plata, que, junto con Poder y un marketing basado en el respeto a los derechos a consumir, logran objetivos impensados.

La meta de no visibilizar el dominio se ve en el negocio de la marihuana. El 10% de los que empiezan a consumir en la adolescencia (máxima vulnerabilidad psicológica y de su sistema nervioso) presentan un consumo abusivo en la juventud y más del 46% consumen estupefacientes posteriormente. Las personas de menores recursos consumen cocaína fumable y los otros por aspiración y, de lo contrario, la inyectable con efecto rápido en cinco minutos, frente a los diez de lo que se fuma y los quince de lo que se aspira (Sedronar, 2017).

En todo esto es fundamental trabajar sobre la opinión pública, ocultando los daños y mostrando los "beneficios" del consumo controlado.

La legalización de ciertas sustancias, contrariando datos de salud pública no es contradictorio con el aumento del poder ilegal, sino que al contrario se complementan. En Uruguay, como ejemplo, la venta en farmacias implicó el aumento de venta del mercado narco. Hay un aumento global del número de consumidores y además aumento hasta los primeros lugares de América (junto a Argentina) el consumo de cocaína.

Los estudios sociales de las poblaciones de riesgo, las edades de máxima vulnerabilidad de tipo biológico-cerebral o del desarrollo no son tenidas en cuenta, así como todos los aspectos de salud pública como costos, daños y enfermedades asociadas y discapacidades, minusvalías, etcétera.

El aumento de la esquizofrenia no importa, de los daños neurológicos tampoco y también poco vale el hundimiento familiar en donde todos -padres e hijos- consumen. En el mundo de las evidencias científicas -verdadero “tótem” de hoy para el estudio de todas las enfermedades-los daños cerebrales y metabólicos de todo tipo que produce el consumo, así como patologías psiquiátricas irreversibles parece importar poco.

Nadie parece hablar de lo que le pasa a la gente, sus dolores. La herramienta del lenguaje como medio de resolución de los conflictos se abandona. La química parece ser la solución y sobre esta química se estructuran poderes económicos muy fuertes y controles políticos.

MALES DE EPOCA

 Hoy es la postmodernidad tecnológica la que nos demanda e insta con sus síntomas. También llora la sociedad por los patrones que se han impuesto. Por doquier manifestaciones del desamor y el abandono. Época de soledades anestesiadas. Con psicofármacos tomados sin consulta médica, drogas, alcohol y juego que parecen encubrir el vacío y de desamor. Vemos adolescentes que buscan padres en su desesperada necesidad de identidad. A veces el Padre también usa drogas. En otras oportunidades el hijo llama al Padre desde el consumo. Familias enteras con hijos consumidores se están internando.

Todos necesitamos encontrar la senda perdida de la palabra que es el límite al exceso restaurando un continente normativo perdido y un afecto para culminar en los síntomas autodestructivos. La función, hoy, desde mi punto de vista de los terapeutas es altamente ética ya que apunta a rescatar los valores de la vida y de la ternura ante los imperativos de la violencia.

La sociedad de la anomia va surgiendo claramente. ¿Sin "nomos" (ley-norma) se puede vivir? Solo se apela en nuestra sociedad a la ley penal y cuando esto sucede estamos realmente perdidos. La ley se "mama" y circula en la mesa familiar, en las escuelas con normas y límites, en las tertulias faltantes, en sociedades del encuentro y de la palabra. En tiempos de probables cambios en el marco jurídico en la cuestión de drogas la cuestión fundamental parecería pasar por otro

lado. Generar un sistema inmunológico social preventivo se hace necesario.

La desvinculación y la caída del vínculo familiar que es la primera escuela y matriz educacional para un desarrollo sano empiezan a lucir por su ausencia. La mega-barbarie organizada que relata Edgar Morin ligada a la "errancia de los amores, la droga masificada y el individualismo" deja a miles en la "banquina". Los hijos "sueltos" y sin tutela parecen ser el gran problema moral y económico (Zygmunt Bauman) de hoy.

LA CEGUERA FRONTAL

Se denomina "ceguera frontal" porque la zona frontal del cerebro es el CEO de nuestra personalidad y el guía de nuestras acciones. El Dr. Pablo Malo (estudioso del cerebro en la Argentina) habla de que tienen la "brújula moral" rota. La progresiva búsqueda de placer a través de este euforizante se convierte en cada vez más lejana y aparece el abandono de sí que es el peor de los abandonos y todo esto culmina en un apetito por la muerte. Rápidamente se deteriora la conducta y se expone a riesgos o expone a otros precipitándose, de esta forma, en conductas suicidas u homicidas.

Hoy se habla de una "red neuro-moral" en el cerebro que queda dañada en consumidores de cocaína, especialmente los de larga data, y que lleva a conductas de daño a sí y/o terceros. Son las que se denominan psicopatías adquiridas

por lesiones cerebrales y generan demencias fronto-temporales.

La "vida gracias a la química" decía la pancarta en la Universidad de Berkeley (California), luego de la revolución química a partir de los "80 y como reacción al París del "68, anunciando una nueva época en donde la química iba a ser fundamental.

Épocas en donde una de las tantas llamadas "liberaciones" pasaría por desafiar las puertas de la percepción y superar todas las barreras anímicas. Esta magia a través de las sustancias no era nueva. En ese aspecto la cocaína como euforizante inmediato ocupa el podio de la vida química de hoy. En tiempos de "No future" y en donde la noción de porvenir parece incierta, la sustancia muestra al "ahora, ya" como disvalor central.