La Mirada Global

Tardía investigación sobre el genocidio de los rohingyas

Los tribunales judiciales argentinos han decidido recientemente aplicar el principio de la "jurisdicción universal'' y, como consecuencia del mismo, asumir jurisdicción e investigar acerca de lo ocurrido en la lejana Myanmar (alguna vez llamada Burma y/o Birmania) desde el año 2017 en adelante, en relación con crímenes aberrantes que pudieran haberse cometido contra la minoría local de los llamados rohingyas.­

La población local en su conjunto, lamentablemente no ha tenido simpatía por la suerte de los rohginyas, incluyendo en ello a la reconocida Premio Noble de la Paz Aung Sab Suu Kyi, que ha sufrido críticas puntuales por su aparente desinterés respecto de este trágico tema, en particular.­

Así lo decidió la sala segunda de la Cámara Federal en lo Penal de Buenos Aires, revocando un fallo de sentido contrario emitido previamente por un tribunal penal argentino de primera instancia. La acción en la Argentina se inició a pedido de seis mujeres de Myanmar que sobrevivieron a la persecución antes aludida que se desató sobre la minoría rohginya

Tanto la Corte Internacional de Justicia, como la Corte Penal Internacional están, ambas, investigando actualmente esa misma acusación. Ambos tribunales cuentan claramente con más medios y recursos que sus similares argentinos.­

Concretamente, la investigación paralela en marcha que tramita ante la Corte Internacional de Justicia se inició en el año 2019, recordemos, a pedido expreso de Gambia, uno de los Estados más pequeños y pobres del Continente Negro.­

En Gambia, Adama Barrow acaba de ser reelecto presidente con el 53% de los sufragios. Es posible que haya llegado entonces el momento de investigar los crímenes aberrantes cometidos durante el mandato previo del dictador Yahya Jammeh. El pequeño país anglófono, de apenas 2,2 millones de habitantes, está comenzando una nueva etapa en su lento tránsito hacia la democracia.­

El presidente Barrow, elegido por primera vez en el 2016, fue alguna vez un agente de seguridad en Gran Bretaña y sólo pudo asumir efectivamente sus funciones cuando los militares obligaron a su antecesor a retirarse del poder y exiliarse en Guinea Ecuatorial.­

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REPARACION­

Adama Barrow es un líder astuto y calculador. Evidentemente ha dejado de lado la incumplida promesa alguna vez formulada en el sentido de gobernar tan sólo tres años, a la manera de líder de una ordenada transición hacia la normalidad.­

Por el momento, el presidente reelecto no ha derogado el conjunto de leyes represivas que fueran sancionadas por su predecesor. Las víctimas de los asesinatos, desapariciones, violaciones y otros delitos cometidos en el pasado reciente aún no han tenido las reparaciones que les corresponde. Una Comisión de la Verdad, Reconciliación y Reparación, investigó las atrocidades del pasado. Ellas están ya a la vista de todos pero, por el momento, no está demasiado claro cuál será el camino a recorrer al tiempo de hacer justicia.­

El duro problema persecutorio que afecta a los rohginyas tiene presumiblemente un componente religioso, atento a que, desgraciadamente, en la hostilidad desatada contra ellos parecen haber intervenido activamente algunos encendidos monjes budistas locales, todos movilizados por sus compartidas visiones de corte "islamofóbico''.­

Las atrocidades que se investigan son enormes y realmente sustanciales e incluyen nada menos que a unos 24.000 asesinatos; a unas 34.000 muertes terribles atribuidas a quemaduras producidas con fuego; a unos 114.000 lesionados por agresiones violentas de todo tipo; a unas 18.000 aberrantes violaciones perpetradas contra mujeres y niñas; y a unos 113.000 casos de vandalismo.­

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REFUGIADOS­

Los crímenes mencionados conforman un inmenso mar de dolor e injusticia, según queda visto. Que ha tenido como víctimas a los miembros de la perseguida minoría rohginya. A lo que se suma una larga serie de acusaciones de tortura, que conforman otro terrible infierno.­

Algunos de los mandos militares de Myanmar (que aún controlan al país) parecen haber estado, personalmente, entre los principales responsables de lo hasta ahora sucedido. El más sospechado de todos es, al menos por el momento, el ex general Min Aung Hlaing.­

Como consecuencia de lo sucedido, hoy hay asimismo otro tremendo infierno: unos 750.000 desplazados rohginyas que están viviendo precariamente en un ambiente de pronunciada deshumanización, instalados en algunos primitivos y lamentables campos multitudinarios de refugiados que están emplazados en la vecina Bangladesh y son los más grandes del mundo.­

Como suele suceder en estos casos, la persecución de los rohginyas estuvo acompañada de una ola simultánea de publicaciones que -desde la oscuridad- sembraron el discurso del odio contra los perseguidos. También esto último debiera generar responsabilidades, tanto penales como civiles, entre los ahora investigados. Ese camino, precisamente, es el que está comenzando a transitarse.­

La mencionada Aung San Suu Kyi, que tiene ya 76 años de edad, acaba de ser condenada a cuatro años de prisión, acusada por los mandos militares -empeñados en hacerla desaparecer de la política local- de promover el desorden y violar las restricciones impuestas como consecuencia de la pandemia del covid 19.­

El ambiente social todo de Myanmar está nuevamente sumergido en la incertidumbre. El proceso que condenó a la mencionada líder local estuvo signado por la opacidad y careció de las garantías del debido proceso legal. Como cabía ciertamente suponer.­