“Tarde o temprano hay que corregir el precio del dólar”

Se deberán actualizar los precios relativos antes de montar el plan de estabilización, asegura Daniel Artana. Crece el riesgo de una nueva devaluación. “No tengo dudas de que en 2025 la economía estará mucho mejor de lo que está hoy”, profetiza.

Antes de montar el plan económico de estabilización que liquide la inflación hay que corregir los precios relativos, dice Daniel Artana, economista que integra el flamante equipo de Carlos Melconian, potencial ministro de Economía en caso de que Patricia Bullrich llegue a la Casa Rosada.

Corregir es un verbo que se repetirá a lo largo de la charla. Entiéndase que el rubro precios relativos contempla las tarifas de luz y gas, y también el dólar, que es otro precio más dentro de la economía. La medida no está exenta de dolor. Recién después podrá plantearse la hoja de ruta para sofocar el proceso inflacionario y promover la actividad productiva.

Artana integra en el equipo económico de Bullrich la mesa de los considerados “generalistas”, aquellos que tienen como misión “buscar consistencia a las distintas propuestas que hacen las más de 70 personas que vienen trabajando desde hace mucho tiempo. Cada área requiere un análisis profundo”. Lo acompañan el propio Melconian, Rodolfo Santangelo y Enrique Szewach.

Hasta los economistas están en campaña. Hacer campaña implica hablar, tirar algún que otro dardo envenenado. Artana fustiga a Sergio Massa por ser la cara visible del desastre económico. A Javier Milei, en cambio, le cuestiona la carencia de un enfoque pragmático, su visión filtrada por las anteojeras de la escuela austríaca.

Marca distancia, intenta despegarse del resto, hacer una diferencia. Cuando habla de nosotros, habla de Juntos por el Cambio. “Es clave no estar en la torre de marfil. Nosotros somos economistas que también tenemos actividad privada. Sabemos lo que es pagar sueldos”, enfatiza.

DIAGNOSTICO

-Visto el proceso económico, ¿cuán grave le parece esta situación en general?

-En términos de inflación, lo que vimos en agosto es la consecuencia de una devaluación sin plan. Todos sabemos que eso se traslada rápido a precios. En la experiencia de Fábrega (Juan Carlos) y Kicillof (Axel) demoró ocho meses en que la inflación se comiera la devaluación. Ahora todo parece indicar que va a ocurrir en un par de meses, sobre todo porque la nominalidad está mucho más alta. En aquel entonces la inflación rondaba el 20% y hoy tenemos números mucho más altos.

-En su último informe augura que lo que queda de aquí a fin de año es sólo más inflación.

-Lo que pasa es que después tendremos las consecuencias de que el Gobierno ha emitido mucho para financiar al Tesoro y para recomprar deuda del Banco Central en el mercado secundario. Eso opera sobre la economía con algún desfasaje y presiona la brecha cambiaria y también los precios. No es inmediato pero pega. Y obviamente que las consecuencias de este Plan Platita también pegan. No olvidemos que en 2021 el Plan Platita de aquel momento contaminó la inflación de la primera parte del año siguiente. Si se observa la secuencia de aquel momento, teníamos inflación de 3,5% en septiembre del ‘21; 2,5% en noviembre; 3,8% en diciembre; enero, 3,9% y después saltó. Después se fueron a casi 5% en febrero, casi 7% en marzo, 6% en abril, 5% en mayo y junio, y 7% en julio. Es decir, las consecuencias de estos planes no son inmediatas pero lo vamos a sufrir en algún momento del final de este año o comienzos del que viene. Los tiempos ahora son mucho más rápidos. Mi impresión es que vamos a tener una inflación del orden del 10% mensual, con algunos meses por debajo y otros por arriba, de acá hasta bien entrado el 2024. Estas decisiones que se tomaron hoy están hipotecando la inflación de los primeros meses de gestión del gobierno que asuma el 10 de diciembre.

-Será inevitable asumir esa herencia.

-Sí, el próximo gobierno ya va a seguir con esta inercia inflacionaria, más allá de lo que haga. Al comienzo ya está navegando en una inflación subyacente del 10% mensual.

ACTIVIDAD

-¿Cuál es la proyección en materia de actividad económica?

-Teníamos una actividad que ya empezó a transitar una recesión moderada, fuertemente explicado por la sequía. El resto venía razonablemente bien, pero ahora hay problemas más generalizados. Industria lleva varios meses con caídas en las series desestacionalizadas mensuales. Hipotecar al futuro pidiéndole a las empresas que importen pero no paguen llevó a un aumento de la deuda no deseada por el sector privado que yo calculo que anda en alrededor de los u$s 15.000 millones, pero a fin de año puede estar en el orden de los u$s 20.000 millones. Esto también se agota porque cada vez es más difícil pedirle al proveedor del exterior que te de pedal. En algún momento eso pega en la actividad y comienzan a haber evidencias de que eso está ocurriendo. Y además está el impacto que la aceleración de la inflación genera en el nivel de actividad por el poder adquisitivo. Obviamente los paliativos que ha dado el gobierno no compensan el efecto de la aceleración de la inflación.

-¿Cualquier plan de estabilización implica primero un salto inflacionario para luego empezar a bajar lentamente?

-Yo diría que va a depender mucho de la situación que se herede. Hoy tenemos una distorsión de precios relativos muy importante. Lo lógico será corregirlas al comienzo porque sino después cuando se lanza el programa de estabilización no es deseable tener correcciones de precios que meten ruido en el índice.

-¿Las correcciones de precios se ejecutan antes de lanzar el plan de estabilización?

-Habrá que hacerlo el 10 de diciembre o un poco después. No se puede convivir con estas distorsiones de atraso en algunos precios. Hay precios que el Gobierno ha venido pisando porque le dice poné tal producto en la lista, y las empresas lo compensan subiendo otros. Habrá que permitir que haya un rebalanceo ahí porque no es sostenible. Massa toma decisiones pensando que el mundo se termina el 22 de octubre, y el mundo continúa.

-¿Entre esos precios está el dólar o hay que tratarlo de otra manera?

-Tengo la sensación de que el Gobierno no puede aguantar con el $350 de acá al 10 de diciembre. Por eso, dependerá de lo que pase. Mi impresión es que el Gobierno devaluará otra vez antes del 10 de diciembre. Lo demora porque Massa es candidato, pero si Massa queda tercero en octubre me parece que habrá novedades de devaluación entre fines de octubre y comienzos de noviembre. Si, en cambio, entra al balotaje, tratará de patear la pelota lo más que pueda. Eso le pasará todo el problema al gobierno que sigue. Dependerá de cuál sea el resultado electoral. Tarde o temprano hay que corregir el precio del dólar. El llegó a la conclusión de que había que devaluar. Dijo que el Fondo le pidió, pero en realidad él lo hizo. Si devaluaron el 14 de agosto y la inflación se comió ese salto cambiario en dos meses, otra vez tienen el tipo de cambio atrasado.

DIVISAS

-Se estima que en 2024, lluvias mediante, habrá una mejor cosecha. Y, además, el gasoducto permitirá ahorrar divisas en importación de energía. ¿Eso le dará un colchón al próximo gobierno, más margen para maniobrar?

-En realidad Massa ha estado moviendo dólares del año 2024 al 2023. Por los programas con la soja y lo que le pidieron a los importadores. Pero está también lo que le pidieron a los chinos, que nadie sabe cuándo vence. Si es enero del ‘24, ¿qué hacemos? No sabemos ni la tasa de interés que pagaron ni cuándo vence. Habitualmente cuando un gobierno se va deja un montón de muertos en el placard. A mí me da la sensación de que Massa nos está dejando todo el cementerio.

-Ahí entran en juego tres factores: la expectativa inflacionaria, la paciencia de la población ante las medidas y la gobernabilidad para llevar adelante el proyecto. ¿Cómo ve todo ese paquete?

-Creo que ha habido una señal bastante contundente en las primarias de que el 60 o 65% de los espacios más votados están hablando de la necesidad de equilibrar rápido las cuentas fiscales. Eso lo dice tanto La Libertad Avanza como Juntos por el Cambio. Y esto, más allá de que la prensa o un economista lo tilde como ajuste, en realidad es que uno está haciendo lo necesario para poder bajar la inflación. El que ha hecho el ajuste salvaje sobre el nivel de vida de la gente ha sido este gobierno. A todo jubilado que no está en la mínima lo reventó. De hecho el gasto en jubilaciones bajó más de 1 punto del PBI porque la fórmula corre de atrás a la inflación. Reventó los salarios de los informales, que hoy están un 40% abajo que en 2017; reventó a los trabajadores formales, aunque menos. Están un 15% abajo. Este Gobierno ya hizo un ajuste salvaje sobre la gente. De lo que se trata es de corregir las cosas que han dado lugar al ajuste a través de la aceleración de la inflación. Y por lo tanto creo que en realidad si uno ordena las cuentas fiscales, será progresivo y reactivante. Eso no quiere decir que no haya algunos meses duros, porque la inflación no baja automáticamente. No hay solución mágica. La cosa no va empeorar. Peor de lo que estamos ahora no podemos estar. Argentina tiene todo para que le vaya bien. Ocurre que tenemos un gobierno con una gran impericia en el manejo de la política económica, decisiones oportunistas que miran el corto plazo sacrificando el mediano plazo. Eso genera una herencia muy pesada para el comienzo de la próxima gestión. Pero si se corrigen los desaguisados que ha hecho este gobierno, rápidamente tendremos resultados. No por ahí en el primer semestre del año que viene, pero no tengo dudas de que en 2025 la economía estará mucho mejor de lo que está hoy. Esperemos que la gente identifique bien.

-Por eso marcaba el punto de la paciencia de la gente para soportar las políticas de corrección.

-Yo digo que la gente tiene todo el derecho de protestar pero debe tener claro quién es el culpable. ¿A quién le van a echar la culpa, al médico que nos viene a curar o al virus que generó la enfermedad?

EL FONDO

-¿Habrá que sentarse a renegociar con el Fondo Monetario Internacional las pautas del acuerdo?

-Eso va a ocurrir naturalmente porque el Gobierno no va a cumplir ninguna de las metas. Con lo cual el programa se va a caer en noviembre. Argentina no va a caer en default porque le han dado los dólares para que pueda cumplir. Y el Gobierno que sea electo en octubre o en noviembre, ya los equipos económicos van a tener que ir a discutir con el Fondo un nuevo programa porque éste ha volado por los aires. Lo sabía el Fondo y lo sabíamos todos: el Gobierno iba a incumplir las metas. Por eso no le dieron más dólares. Recordemos que Massa decía que iba a conseguir u$s 10.000 millones. Lo único que le dieron fue los u$s 7.500 millones que le tocaban y que no le habían dado en junio. En realidad básicamente alcanza para pagarle al Fondo lo que se debe de acá hasta fin de año. No le dieron financiamiento bruto. Entra por una ventanilla y sale por la otra.

-Alejandro Werner, exfuncionario del Fondo, asegura que Argentina debe darse la discusión de qué Estado puede solventar. ¿Acuerda con esa idea?

-A mí me queda claro que la sociedad argentina no quiere este nivel de gastos. Lo que pasa es que después cuando se le pregunta a cada uno, quieren que baje el gasto que favorece a los otros. Nosotros no estamos dispuestos a pagar más impuestos para tapar el agujero fiscal que tenemos. Y tampoco nos gusta la inflación que tenemos. Por lo tanto, lo que estamos diciendo entre líneas, si somos medianamente conscientes, es que tenemos que bajar el gasto.

-El desafío es dónde cortar.

-Está bien, pero eso lo tiene que arbitrar la política. La política tendrá que decir esto no se toca, esto aumenta, esto hay que recortarlo y esto se elimina. Uno lo que puede dar es el elemento técnico para decir se puede ir por acá o por allá. La política debe determinar las prioridades. Pero está claro que la sociedad argentina no está dispuesta a seguir conviviendo con esta inflación y ni siquiera con estos niveles de presión tributaria.

-¿Cómo sería el escenario de baja de la presión tributaria? ¿Se produciría un desfinanciamiento del Estado o se evitaría a partir de la baja del gasto?

-La primera cuestión es que el primer impuesto que hay que bajar es el impuesto inflacionario por la regresividad y las distorsiones que genera. Después hay una lista de impuestos peores que otros. Lamentablemente este gobierno empezó por los que son menos malos como Ganancias e IVA, en lugar de empezar por los peores como Ingresos Brutos e Impuesto al cheque o las retenciones y las cargas patronales. Uno tiene que tener prioridades de cuáles son los impuestos más dañinos. Por eso una reforma tributaria no se puede discutir a tres meses de un cambio de gobierno, hay que discutirla al principio o a la mitad de una gestión, cuando uno pueda hacer un debate profundo. Lamentablemente los peores impuestos son los menos visibles. Por lo tanto son los más difíciles de cambiar.

-¿Vislumbra reformas de otro tipo?

-Son inexorables. Argentina necesita hacer reformas que aseguren la solvencia fiscal, reformas que integren la economía con el mundo. También hay que resolver los problemas del mercado formal de empleo, en particular la litigiosidad. Además hay que hacer reformas que mejoren la productividad. Que el empresario use el tiempo para pensar en cómo mejorar su producto y no en hacer cola en la Secretaría de Comercio para que autoricen una SIRA, y después en el Banco Central para que autoricen el pago de las importaciones. Argentina necesita una agenda de reformas muy importantes.