El fallecimiento de Susana Grassi, periodista acreditada durante décadas en la Casa de Gobierno, acaecido el 18 de este mes, ha suscitado sensible dolor entre sus colegas, que valoraban la seriedad de su trabajo profesional y la estimaban como persona buena, generosa, alegre y servicial.
Había estudiado periodismo en el Instituto Católico de Estudios Sociales (ICES), entidad de enseñanza terciaria de la Federación de Círculos Católicos de Obreros (ICES), que funciona en su sede de Junín casi esquina Santa Fe. Allí fue compañera de estudios de Bernardo Goncalves Borrega hijo, quien ya desde sus 16 años frecuentaba la Sala de Periodistas de la Casa de Gobierno, donde su padre (que fallecería en 1993) era un periodista de reconocida trayectoria, y donde él mismo se desempeñó durante medio siglo –casi podría decirse vivió como su hogar-, hasta su fallecimiento en octubre de 2023.
Siendo estudiante, Susana empezó a acudir a esa sala y conocer los pasillos de la Casa de Gobierno a sus 19 años. Al principio, comenzó a ayudar al periodista Roberto Di Sandro, en notas que él escribía entonces para el diario Clarín
. Poco tiempo después, obtuvo su primer empleo formal en la radio Argentina.
También en sus primeros años se desempeñó allí escribiendo para la agencia noticiosa Saporiti. En ocasiones, extendía su presencia a conferencias de prensa o coberturas en otras esferas gubernamentales, como el área económica.
Luego estuvo años en la radio Continental; su voz se hizo familiar para los oyentes con sus informes como corresponsal desde la Casa de Gobierno del programa Magdalena y las noticias, y otros servicios informativos de la emisora (en su momento, acompañó además a Magdalena Ruiz Guiñazú no solamente en su audición sino en la dura labor que debió encarar en la Comisión Nacional de Desaparición de Personas –Conadep). Algunas personas de su ambiente familiar le decían, en amable broma, que ella no se había casado, pero estaba casada con la Casa de Gobierno, porque siempre se la nombraba por la radio “Susana Grassi de Casa de Gobierno”.
Más tarde fue por muchos años cronista de la agencia Diarios y Noticias (DYN), hasta fines de 2014. Buena compañera de tareas, brindó su aporte entusiasta al Círculo de Periodistas de la Casa de Gobierno, cuya comisión directiva integró, y actuó como delegada gremial en la agencia DYN.
Siempre acometió, con singular dedicación y empuje, un trabajo realizado a conciencia, con vocación por transmitir fielmente al público la verdad. Incorruptible, sin ceder a presiones o amiguismos de tantos funcionarios como pudo ver pasar, de distintos signos, a lo largo de su larga trayectoria. Tenía sentido del humor para recordar mil anécdotas de ese trato no siempre fácil, a veces con un deje de ironía como sagaz observadora de actitudes, y a la vez con cierta conmiseración y comprensión de las inevitables debilidades humanas.
EL RETIRO
Al retirarse y no tener más la obligación de informar día a día (o minuto a minuto) no se retrajo del contacto e intercambio con los colegas. Es así que en 2020 participó con quienes habían sido compañeros de la misma sala de prensa de la Casa Rosada en la creación de la Asociación de Periodistas de la República Argentina (APeRA), a la que aportó su experiencia, buscando vincular también a algunos colegas que desarrollan su trabajo, en medio de otras circunstancias y dificultades, en distintos puntos del interior del país.
“Estuvo acreditada en la Sala de Periodistas de la Casa Rosada en una época de oro –señaló esta entidad-, de excelentes colegas como Roberto Di Sandro –el Decano-, Enrique Llamas de Madariaga, Jorge Sánchez Parra y Bernardo Goncalves, entre otros.”
APeRA le había entregado en 2023 a Susana Grassi la Distinción Decano Di Sandro, que recibió junto a su compañera de trabajo Marta López, en un acto en el Club del Progreso. Ante su fallecimiento, la entidad la calificó como “trabajadora, prolija, creadora, brillante”.
En el sepelio en la Chacarita, luego del responso oficiado por un joven sacerdote, y de compartir los presentes la oración del Padre nuestro, despidió a la colega, por APeRA, Fernando Martínez: “Como dijo el sacerdote, no hay que despedir a Susana Grassi con dolor, con tristeza, sino que hay que estar feliz porque hemos conocido a una persona maravillosa; una entrañable amiga a la que todos los que estamos acá la hemos disfrutado y mucho”.
“Susana Grassi, así como siempre la vimos, tan humilde, ha sido una de las periodistas más importantes de la Argentina”, expresó.
Era un día de tormenta, lluvioso, y eso dificultó la presencia de algunos periodistas veteranos, de su camada o mayores, para acompañar a Liliana -su hermana viuda, inseparable, con quien vivía en los últimos años-, y otras personas de su entorno familiar, social y profesional. Di Sandro, que empezó a trabajar en la sala de periodistas hace nada menos que 78 años, no pudo acudir y estuvo representado por sus hijas Rosana y Silvia.
Por ese motivo -no haber podido ir al cementerio-, los colegas que habían compartido con ella el 20 de agosto el último almuerzo del grupo Veteranos en su Tinta, de que participaba, y que habían puesto expresado su tristeza en un aviso pidiendo una oración en su memoria, entendieron que su fallecimiento debía volver a reunirlos. José Ignacio López, periodista de reconocida labor y ex vocero presidencial, que convoca y aúna a ese grupo de renovada amistad, escribió: “Interpretando el sentimiento general por la partida de Susana Grassi y las dificultades para despedirla hoy generadas por la tormenta, creo que pronto debemos encontrarnos”.
Así, el miércoles 24 de este mes 18 periodistas se reunieron, como otras veces -y algunos por primera vez-, en el restaurante Lo de Rita, en la calle Pacheco de Melo 2832. Recordaron a Susana, que vivió con temple y entereza, sin hacerlo notar, una dura enfermedad en los inmediatos últimos años. Pero, a pesar de ello, el 20 de agosto todos la habían visto muy bien, animada, desenvuelta, ocurrente, con energía, como en los mejores momentos.
“Reía con la boca y con los ojos”, comentó alguien que la conoció de cerca solamente en esas últimas reuniones, en las que transmitía afecto y vitalidad. Como lo hizo a lo largo de su vida –había nacido en esta ciudad el 9 de noviembre de 1950-, en que se ganó el aprecio de quienes la trataron, por su rigurosidad profesional y su dedicación incansable a verificar la información, guiada por su respeto al público. Pero sobre todo, y especialmente, por su cálida aproximación a los demás, su genuino afán de servicio, su profunda humanidad.