Siete días de política

Súbito reacomodamiento de piezas sin CFK en el tablero peronista

Ante el abismo electoral que abría la candidatura de De Pedro se formó una coalición de gobernadores, intendentes, Massa y Fernández que impuso una fórmula sin representantes de la vice.

Jaime Durán Barba, ex consultor de Mauricio Macri, vio alguna vez en Cristina Kirchner una eximia estratega política y su opinión fue repetida como una verdad revelada por los medios. Sin embargo, los compañeros de la vice no opinan lo mismo, si alguna vez lo hicieron.

Pagaron caro sus elecciones de candidatos perdedores --Scioli, Aníbal-- de un ganador catastrófico, como Alberto Fernández, y de vicepresidentes como Julio Cobos o Amado Boudou que resultaron salvavidas de plomo para los peronistas que los votaron sumisamente.

Pero aprendieron de la experiencia y para las PASO de este año se alzaron en una inesperada rebelión que modificó el tablero peronista y armó una fórmula presidencial en la que la vice carece de injerencia directa. La espontánea coalición anti K estuvo formada por gobernadores, intendentes, Sergio Massa y Alberto Fernández.

Los dueños del poder territorial hicieron por primera vez algo que venían prometiendo desde una década atrás sin aminarse a cumplir: rechazar la autoridad de la vice. Lo hicieron ante una doble amenaza: el desastre en las urnas que prometía un candidato improvisado y de nulo atractivo como “Wado” y el peligro de la división que producía la competencia interna. En realidad Unión por la Patria es una coalición de tribus heterogéneas con fines electorales. Ya probaron la dispersión y les consta que su resultado es la derrota.

Por eso la determinación del presidente a alentar las PASO puso en peligro el monopolio del poder de los caciques municipales y provinciales que entendieron que había que negociar con él para que bajara a Daniel Scioli, quien estaba empezando a recoger heridos de la interna en muchos distritos. A su vez Fernández y Massa admitieron que en lugar de enfrentarse les convenía aliarse contra la “señora” para obtener lo que querían.

Lo demás fue sencillo. Ante la adversa relación de fuerzas la vice y la Cámpora privilegiaron la conservación del único distrito que les interesa, la provincia de Buenos Aires. Cedieron la fórmula presidencial, demostrando su verdadera naturaleza. Tendrán comportamientos de secta y un discurso agresivo, pero son tigres de papel.

Con la cesión del principal lugar en la boleta a Sergio Massa Cristina Kirchner mostró además su juego: pretende convertirse en jefa de la oposición. Tan poco cree en el futuro electoral del peronismo. Pero también tendrá competencia en esa posición. Como demostró el desafío que le había lanzado Fernández a través de Scioli y que ella no pudo neutralizar, su declinación es irreversible. Igual que Mauricio Macri tiene una legión de fieles insuficiente para ganar una presidencial y eso la saca del juego. Eso le impide ser considerada “prima inter pares” como quedó a la vista anteayer.

Sin exagerar podría afirmarse que desde el fatídico viernes 23 de junio en que Unión por la Patria (no ella) proclamó mediante un tweet la unidad del peronismo y la postulación de Massa, la vicepresidenta tiene más pasado que futuro. El futuro, muy probablemente tampoco sea muy extenso para Massa si pierde, pero la candidatura era su última carta. ¿Puede ganar?

El pronóstico es más problemático de lo habitual por una confluencia de razones. La más obvia es que se trata del primer candidato que es simultáneamente ministro de Economía en funciones con un desempeño pésimo, por decir lo menos. Lo convocaron como el salvador en medio de una crisis inflacionaria grave, pero empeoró el cuadro. No disminuyó sino aumentó la inflación heredada (120% y contando), tiene cada vez menos reservas, no cumplió las condiciones pactadas con el FMI, bordea el default, etcétera.

A lo que hay que sumar una imagen negativa alta y un techo electoral bajo, parámetros que vuelven inviable la postulación de cualquier político. Lo único que le permite presentarse es el hecho de ser peronista, es decir, beneficiario de un enorme aparato clientelista que ha crecido en paralelo a la pobreza y la existencia de una mentalidad populista mayoritaria. Cuántos votos podrá transferirle Cristina Kirchner es todavía un misterio.

¿Qué efecto tendrá el reacomodamiento peronista en Juntos por el Cambio? “Prima facie” beneficia a Patricia Bullrich. La famosa amplia “avenida del medio” está congestionada de candidatos, entre ellos Rodríguez Larreta, Morales, Schiaretti, todos amigos y socios de Massa. En ese contexto la única que se diferencia es Bullrich con su propuesta de cambio anticorporativo.

En los últimos días se la vio activa presentando candidatos competitivos y su batalla contra Rodríguez Larreta es de final incierto. Tiene además un activo, su carácter y determinación para hacer el cambio, algo que será fundamental para gobernar si triunfa la actual oposición como dejó a la vista la violencia piquetera desatada en Jujuy.