CLASICA. Una atractiva velada que completaron obras de Prokófiev y Juan José Castro

Stravinsky por la Sinfónica Nacional

Concierto de la Orquesta Sinfónica Nacional. Programa integrado con obras de Serguéi Prokófiev, Juan José Castro e Igor Stravinsky Dirección: Ezequiel Silberstein. Solista: Alberto Bohbouth (piano). Con el Coro Polifónico Nacional (dir.: Antonio Domenighini). El viernes 22 en el Auditorio Nacional del CCK.

Un concierto de interesantes características presentó en su actual temporada la Sinfónica Nacional, ante una sala nutrida y entusiasta. Y como señaló el director invitado Ezequiel Silberstein, muy vinculado también al Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, haciendo referencia a las obras previstas (ya que siguen faltando los siempre necesarios programas impresos), empezó destacando la importancia de la pieza final de la velada. Como suele decirse popularmente, “de fondo”.

Esto, porque se ofreció como un atractivo musical la llamada ‘Sinfonía de los Salmos’ (en francés, ‘Symphonie des Psaumes’), que es una sinfonía-coral compuesta por Igor Stravinsky, el compositor ruso que la concibió en su período llamado neoclásico, con sus tres movimientos y una duración poco mayor a los veinte minutos.

Como la obra debe su nombre al Libro de los Salmos, Stravinsky llegó a decir, conforme quedan testimonios, que “no es una sinfonía en la que he incluido salmos para ser cantados. Por el contrario, es el canto de los salmos lo que estoy convirtiendo en sinfonía” (sic).

Con su texto en latín, que el autor se negó a que fuera traducido, culmina en el tercer movimiento con el ‘Laudate Dominum’. Su estreno mundial data de 1930, en Bruselas, con la dirección de Ernest Ansermet, y como dato histórico también, la primera grabación la hizo el propio Stravinsky en la Ciudad Luz, al año siguiente.

Efectiva y lucida exposición realizó la Sinfónica Nacional de esta obra stravinskyana, con la participación del Coro Polifónico Nacional dirigido por Antonio Domenighini, ubicado en las bandejas abalconadas del recinto, extrayendo del compositor ruso su valioso contenido y mensaje

PROKOFIEV

En la primera parte de la sesión tuvo lugar el Concierto Nº 3 para piano y orquesta en Do mayor, opus 26, de Serguéi Prokófiev, que data de 1921, y que de algún modo, entre los cinco conciertos para piano de este compositor ruso, ha logrado la mayor popularidad.

Su estructura en tres movimientos, de la cual el más virtuoso es el ‘Allegro ma non troppo’ de cierre, permitió el destaque del pianista actuante, el porteño Alberto Bohbouth, de cincuenta y ocho años, ganador del concurso Prokófiev de Jerusalén, cuando su época de residencia en Israel. Logró acentos vistosos, terminando con una ovación del público.

Entremedio de ambas obras comentadas estuvo también presente un justo homenaje a un músico argentino, como acostumbra la mencionada orquesta, de larga trayectoria en nuestro medio, La evocación recayó en esta oportunidad en el siempre recordado Juan José Castro (1895-1968), músico y director orquestal de una relevante labor, además de local, también internacional, como compositor operístico y también de una nutrida y valiosa producción.

Los Corales criollos Nº 3 para orquesta, elegidos en esta ocasión, tuvieron también una digna ejecución. Una obra de unos veinte minutos, cuyo estreno tuvo lugar en Caracas con la dirección del propio autor, en 1954, para entrar en el Colón dos años más tarde con la propia Sinfónica Nacional, con la batuta del recodado Paul Klecki. Posee una estructura con seis variaciones y un finale (danza), lo cual dio también la oportunidad de traer al público ese aporte de nuestra música nacional.

Calificación: Muy bueno.