Silvia Kutika, el rostro del suspenso

Acaba de estrenar en teatro ‘Te espero en la oscuridad’ y sigue representando la exitosa ‘El cuarto de Verónica. Decidió seguir siendo fiel al género después de la primera experiencia porque le plantea desafíos que la mantienen en vilo como actriz.

El suspenso no es un género común en teatro; sin embargo, hay no una sino dos obras que lo abordan. La primera es ‘El cuarto de Verónica’ y la otra, ‘Te espero en la oscuridad’. Ambas se presentan en el Metropolitan (la primera, los martes, y la segunda, los domingos) y tienen como denominador común a su protagonista, Silvia Kutika.

En conversación con La Prensa, la actriz remarcó el desafío que le representa ir por caminos que no son los convencionales: “En cine la podés disfrazar e ir contando el cuentito, pero en teatro se complica un poco más. No obstante, decidimos seguir adelante y ver qué sucede con la gente. Hay un público que está muy interesado en este tipo de género”.

‘Te espero…’ -adaptación teatral del filme ‘Sola en la oscuridad’, de 1967- es casi un apéndice de ‘El cuarto…’: no sólo repite a Kutika como protagonista sino también a Fabio Aste y Adrián Lázare, a quienes se sumaron Fernando Cuellar, Camila Barberis y Jorge Almada. De hecho, fue Lázare quien adquirió los derechos de la puesta de Frederik Knott y les propuso a sus compañeros y a la directora, Virginia Magnago, subirse a este nuevo e intenso thriller que se presenta los domingos a las 21 en la sala ubicada en Av. Corrientes 1343.

 

LOS ENSAYOS

Pese a ostentar más de treinta años de carrera, Kutikaaún siente los nervios a flor de piel cada que se está por levantar el telón: “Atravesar ese primer pasito al escenario me sigue dando una cosa que se me sale el corazón (risas). Es mucha responsabilidad”.

Y vaya que la es: en ‘Te espero en la oscuridad’, Silvia encarna a una mujer no vidente, condición que hizo su labor como actriz particularmente difícil: “Estuve trabajando la mayor cantidad de los ensayos con los ojos vendados”.

Pero es en esas dificultades que la pareja de Luis Luque -que viene de participar en ‘ATAV 2’, en la película ‘Cuando la miro’, junto a Julio Chávez, y en la serie ‘Nada’, con Luis Brandoni y Robert De Niro-, encuentra la mayor satisfacción: “Cuando me llega algo quiero siempre que sea un desafío, que me tenga que romper la cabeza para resolverlo”.

-Evidentemente se siente muy cómoda en el género suspenso.

-Sí, el suspenso y el misterio me cautivan, me encantan. Desde muy joven me gusta leer y mirar policiales, las cosas de terror también me gustan mucho, pero sobre todo me gustan los policiales negros, oscuros. En principio, me había llegado la propuesta de ‘El cuarto de Verónica’ y la verdad es que leí el guion y me encantó. Pensé que si o si eso tenía que probarlo. Y me pasó algo similar con ‘Te espero…’, que es casi con el mismo equipo de trabajo, que justo estábamos terminando ‘El cuarto de Verónica’ y Adrián Lázare consiguió los derechos de la obra y empezamos a hablar de la posibilidad de hacerla. Es una obra que sigue con esto del suspenso, del misterio, es una propuesta distinta y armamos un equipo muy sólido para afrontar este tipo de desafíos que no son nada fáciles en teatro. En cine, con la edición, con los cortes, con los planos, la podés disfrazar e ir contando el cuentito; pero en teatro se complica un poco más. No obstante,  decidimos seguir adelante y ver qué sucede con la gente. Hay un público que está muy interesado en este tipo de género, por suerte.

-¿Cómo es interpretar a una mujer no vidente?

-La verdad es que la directora me ha castigado un montón (risas). Hicimos muchos ejercicios y estuve trabajando la mayor parte de los ensayos con los ojos vendados. Hay una cosa muy cierta que es que cuando te falta un sentido, los otros se agudizan. Noto mucho más las pisadas de mis compañeros, hasta la textura de la ropa.  Mis oídos y mis manos, pasaron a ser mis ojos.

-¿Aún siente nervios antes de salir a escena?

-Antes del estreno no podía dormir. Ya es el tercer año que estoy haciendo ‘El cuarto de Verónica’ y cada vez que voy a dar ese paso para entrar al escenario me pregunto: ‘¿con qué necesidad todo este calvario?’ (risas) Esto es como tirarse a una pileta y no saber si hay agua o no, pero te tirás igual y es hermoso. Después, te gana el cuento que tenés que contar, te capta la historia, las emociones, pero la verdad es que atravesar ese primer pasito al escenario me sigue dando una cosa que se me sale el corazón. A veces pienso que me voy a morir de un ataque cardíaco por los nervios. Es mucha responsabilidad.

 

TIRARSE A LA PILETA

-¿Qué debe tener un proyecto para que le interese?

-Me importan mucho mis compañeros y la dirección. En este caso, Virginia Magnago es una bestia. Es una directora que sabe de actores, entonces tenés ahí una contención maravillosa. También busco que la historia me pegue, cuando la leo tiene que suceder algo que me haga como un clic. Puede ser un delirio lo que elijo, pero siempre con convicción. Lo elijo absolutamente enamorada del libro y de mis compañeros. Si el equipo y el material son buenos, yo me largo. Sobre todo con géneros como este, distintos; me gusta que sea un desafío y que no me permita quedarme cómoda.

-Forma parte del elenco de ‘Argentina, tierra de amor y venganza’, la única ficción nacional de la tevé actual. ¿A qué cree que se debe esta escasez?

-No lo sé. No sé si será una cuestión de presupuesto, pero cuando yo hacía novelas hace muchos años, los canales estaban atestados de actores, vos ibas pasando por los estudios y era una novela tras otra. La tarde estaba inundada de telenovelas. Claro que también ha cambiado la manera en que se mira televisión, la gente ya no se sienta en un horario preciso, es raro que lo hagan. Creo que habría que buscar una manera de atrapar al espectador o que las mediciones se hagan de otra manera. Los jóvenes ya no sé si miran tele, pero más allá de eso, la falta de ficción es preocupante a un nivel extremo.

-Trabaja en el medio artístico desde muy jovencita, ¿qué balance hace de su carrera hasta ahora?

-Cuando miro para atrás me da mucha ternura pensar en esa joven que empezó con todas las ilusiones. Veo un camino de mucho trabajo, con aciertos y desaciertos, pero de crecimiento. Para adelante sólo deseo seguir creciendo, formándome, que sigan estos proyectos que son tan locos y tan hermosos. Cuando me llega algo quiero siempre que sea un desafío, que me tenga que romper la cabeza para resolverlo. Espero que no se acabe eso, que hasta el último día esté pensando: '¿cómo resuelvo esto?’.