CLAVES DE LA SEGURIDAD

Sic transit gloria mundi

Una vez más afirmo que la Seguridad Interior consiste en garantizar el estilo de vida propiciado por la Constitución Nacional. Esa simple definición, que surge de nuestro ordenamiento legal ofrece dos grandes ventajas, primero evita que se confunda seguridad con cualquier especie de mera paz o tranquilidad que puede obedecer a razones distintas a esa propuesta de vida. Opciones que podrían no ser para nada felices. Porque el idioma español, como enseña el Maestro Sarmiento, no tiene sus locuciones en vano y una de ellas es “la paz de los cementerios”; tan aborrecible como fácil de lograr.

La segunda ventaja es que referir a la irrestricta supremacía de la Constitución Nacional lleva al entendimiento de las políticas del Estado como un conjunto armónico, en el que Defensa, Seguridad e Inteligencia no son compartimentos estancos sino un entrelazado activo que debe operar sostenidamente para la protección de nuestro estilo de vida: la vida misma, la Libertad y la propiedad de los habitantes, valores que conforman la dignidad de la Nación Argentina.

Afirmo también que la Guerra de Malvinas librada en 1982 es el hecho más significativo del Siglo XX para la Nación Argentina, y que debe ser capitalizado interpretando a la Causa Malvinas como el mejor cristal para evaluar la realidad del país, ya que la derrota militar no significó el renunciamiento a la aspiración de integrar soberanamente el territorio nacional.

Y entonces cabe formularse la pregunta que no acepta engaños por respuesta: ¿Estamos haciendo de la Argentina un país capaz de alcanzar sus aspiraciones nacionales? Es evidente que no. 

Otro 2 de abril con palabras de ocasión sobre Patria y soberanía. Palabras vacías. Porque sólo los países serios alcanzan sus objetivos nacionales y Argentina está muy lejos de ser un país serio, ni quieren muchos de sus habitantes que lo sea. La épica soberana en boca del kirchnerismo se prueba absurda por el simple ejercicio de proyectar la evolución del conflicto como kelper: por mucho que declame, el gobierno que destruye a la Argentina garantiza la tranquila continuidad a la usurpación. 

Aquí conviene recordar que a poco del golpe de Estado del 19MAR20, perpetrado por el kirchnerismo con complicidad cambiemita, vimos y escuchamos el video en que un policía dice: “¿Qué Constitución? ¡Estamos en una pandemia, Señora! ”. Esa aberración refleja el credo de la casta política que, con su predominio de varias décadas, hace del país un mamarracho.

MENDOEXIT

Y los mamarrachos también acarrean consecuencias. Así, aunque la pluma de Vicente López haya anunciado que "Se levanta en la faz de la tierra una nueva gloriosa Nación", ninguna Patria se sostiene en pie sin cultivar el patriotismo. El sostenido daño institucional, la degradación cultural y la miseria intelectual que padece la Argentina, es la negación práctica de todo ideario patriota, por lo que en esa aridez de lo que no fue cultivado comienzan a activarse desde Mendoza mecanismos legales de índole secesionista que muestran la enorme debilidad de la Nación Argentina como idea de futuro.

En mi modesta opinión, la posibilidad de plantear formalmente que alguna provincia o varias de ellas abandonen la República Argentina es un proceso complejo avalado en forma tácita por la Constitución Nacional. No significa que me agrade. Es meramente mi opinión como jurista. Y aún si Mendoza se independizara sería una situación no comparable con Malvinas. Porque Mendoza es una provincia preexistente y Malvinas un territorio usurpado por una potencia extranjera con población implantada. No corre ahí la autodeterminación.

En el supuesto que se votara finalmente la propuesta independentista y ganarán los que quieren el MendoExit ¿Subiría o bajaría el valor de la propiedad en Mendoza? ¿Se iniciaría una migración interna desde las restantes provincias o un éxodo mendocino? ¿Crecería el interés por invertir allí? ¿Se activarían movimientos similares en otras provincias? ¿Seguirán sosteniendo las Fuerzas Armadas frente a la desmembración del territorio la misma pasividad que frente a la subversión del orden constitucional? ¿Crecería la violencia de los secesionistas "mapuches" en el sur? ¿Cómo afectaría a Chile? 

Este gran interrogante teórico sobre la vigencia de la Nación Argentina se plantea y sustenta en la realidad de un país que, siguiendo así como va, se proyecta inviable . Demuestra, además, cuánto nos hemos alejado de la posibilidad de recuperar la soberanía sobre el territorio insular del Atlántico Sur y que inofensivos resultamos para nuestros enemigos. Porque mansa y resignadamente estamos dejando de ser argentinos. A falta de reacción, la Nación Argentina -que tan bien conoció la gloria- sin Defensa, sin Seguridad y sin Inteligencia, terminará yaciendo bajo otra lápida de las que rezan: Sic transit gloria mundi.