El Rincón de los sensatos

Si se quiere ir que se vaya

En una república democrática las instituciones son insubstituibles, sin embargo, los liderazgos tienen tanto o más fuerza que aquellas, por eso Alberto Fernández jamás contó para nada.

Hay muchos ejemplos en nuestra historia que evidencian lo dicho, pero quizás este último acontecimiento, su renuncia a repetir, convenza a esta generación de políticos berretas, que creyeron en la farsa del twit del 2019, que esto se acabó.

DA PENA LA CONDUCCION DEL PERONISMO

Años trasegando los caminos de la política para terminar, unos, esperanzados con que el asunto funcionaría, y otros, los más ingenuos, en creer que desde la institucionalidad, la bendita lapicera, podrían dar vuelta un liderazgo.

Un liderazgo se eclipsa desde adentro, se apaga como una estrella muerta. Esta fórmula solo generó zozobra. Pero vamos a lo importante porque los líos no han terminado.

Si se quiere ir que se vaya, así reza la canción que Mimí Maura entona con gracejo y picardía, a la que le adiciona, con vos quebrada, ya no lloro más, si se quiere ir, que se vaya. Ya es tiempo de dejar de lagrimear, se ha tornado insoportable aguantar las extorsiones del Ministro de Economía que en tres oportunidades amenazó con irse, si continúan molestándolo. ¿A donde cree que entró, a un jardín de infantes? No, ingresó a un gobierno en crisis que es un híbrido desde el primer día. ¿El día que ganó? ¡No, el día del twit!

Los que se entusiasmaron con ese disparate fueron chorlitos. En la política siempre conviene volar alto como el cóndor, no al ras, como las gallinas. Se lo decía su fundador. Nunca el poder está detrás del trono.

Las contradicciones insalvables del peronismo no debieron haber sido permitidas por el peronismo mismo. Perdieron el rumbo. Desesperados por los cargos y las canonjías aceptaron lo que venga. La aberración de un sustituto.

Es tanta la incertidumbre y el desconsuelo, que siguieron, durante su gobierno, hurgando en el tacho: Manzur, Berni, Scioli, Uñac, De Pedro, Rossi, Massa, intentando recuperar la mística. ¡Ni Dios puede ayudarlos! Como decía el General hay que desensillar hasta que aclare. O susurraba, Yrigoyen: hay que empezar de nuevo.

EL NUEVO TWIT

Además, como si lo dicho fuera poco, ahora, contamos con otra mujer que se ha puesto a twittear, y nos anoticia: Massa se queda hasta el final y el final es cuando se vaya Massa. La señora suena amenazante, arrogante e infatuada. Pero, si bien se mira, y en voz baja lo decimos, para que no se irrite, el gobierno de ella y de su marido ya fue, se terminó. De aquel amor ya no queda nada. De modo que Massa estaría sobrando. Exagerando, al solo efecto que el lector por contraste entienda, Massa puede ser sustituido por el portero del Ministerio de Economía y el país, mal, como está ahora, llegar de todos modos a las elecciones, porque nadie quiere quilombo. Menos los que van a ganar.

Lo cierto es que el gobierno y los argentinos todos, no podemos seguir tolerando la extorsión: “no me jodan que me voy”. ¡Bueno…ándate! Siempre hay un roto para un descocido, como lo hubo cuando se fue Batakis.

LA SOBRE ESTIMACION

Por otro lado la sobre estimación, confunde, engaña, ciega. Massa que en su momento se flageló públicamente admitiendo que su soberbia le complicaba la construcción política y que estaba dispuesto a dejarla atrás, al parecer, no ocurrió. Creyó y cree que puede desde un gobierno progresista alzarse con la futura presidencia. Ellos saben de sus amistades con empresarios prebendarios, como también de su amistad con Giuliani, abogado de Trump, en los hechos del 6 de enero, cuando fue el intento de toma del Capitolio, siendo que el mismo Giuliani, el día anterior, conversaba con Steve Banon en un café, a una cuadra del Capitolio.

¡Papu, si lo sé yo, te imaginás los otros!

CONOCER LA HISTORIA

Conocer la historia no es importante para hacer política, a veces confunde. Sin embargo no son los hechos en sí lo trascendente sino la improcedencia de creer que las ideas y las inclinaciones políticas pueden ejecutarse desde cualquier espacio político.

Para ser más claro. Tomaremos cuatro ejemplos.

El Presidente Derqui enfrentaba al líder de su espacio el general Urquiza. Lo hizo apoyándose en Mitre a quien le solicitó un Ministro de Economía.

El porteño, de mirada aguda como carancho de monte, le facilitó uno de los hombres de su absoluta confianza, y con excelentes vínculos con la incipiente economía mundial, Norberto de la Riestra. No funcionó.

El doctor Ortiz, radical antipersonalista, siendo Presidente de una coalición llamada la Concordancia, invitó a Pinedo a asumir el Ministerio de Economía. Pinedo tenía su partido y también sus aspiraciones. No funcionó. Se tuvo que ir.

Álvaro Alsogaray que tenía su partido y sus ambiciones intentó lo mismo desde el gobierno de Frondizi. Fracasó.

Domingo Cavallo fue invitado a asumir el Ministerio de Economía del doctor De la Rúa. Al igual que los anteriores tenía su partido y sus aspiraciones. No pudo ser. El fracaso fue estruendoso.

DOLORES DE CABEZA

En síntesis creerse salvador de un gobierno que no funciona trae dolores de cabeza. Ciertamente Massa tiene una a favor, fue con su partido el creador de esta coalición y casi el único que queda en pie. ¿Le permitirá la progresía, a la cual él revivió y le dio aire, alcanzar la gloria? Es excesivamente dudoso. No falta mucho para saberlo.