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Sexualidad, cocaína y pedofilia

 

 

“…un ´viejo´ me vendía por cocaína…no podía dejar de estar con el” (relatos de unas paciente entre tantas)


Atender cierto tipo de patologías en el sexo femenino nos coloca en el terreno de la sexualidad vivida en forma promiscua y regenteada por “patrones” del sexo que son perversos por los manejos que hacen de ella como objeto de cambio. A más cocaína más “venta” de la mujer a otros y así sucesivamente.

Todo esto a veces culmina en la pedofilia y hoy, nuestra sociedad en vilo por el robo de niños debe quizás pensar en la pandemia de drogas como la cocaína que lleva a todas las perversiones posibles posibles entre las cuales está la pedofilia (sexo con chicos).

Hoy incluso la cocaína forma parte del intercambio sexual y el costo de la unión “hombre-mujer o lésbica o en trio” tiene un valor distinto si hay cocaína de por medio. Me lo dice todo esto la clínica luego de llantos y pesares de personas que no saben como llegaron a eso. 

Otras encandiladas por esa vida y ya entregadas a ese tipo de encierro vital solo toman el tratamiento como un “respiro” de desintoxicación para luego seguir en la misma. Consiguen dinero y cocaína a pesar de que ganan en deterioro y en un suicidio en cuotas o rápido.

BUSQUEDA DE PARAISOS ARTIFICIALES

La cocaína hoy forma parte de la vida sexual prostituida o no. La cocaína produce en el consumidor un fenómeno de “éxtasis”, un proceso de intensificación del afecto descrito con el nombre de “tormenta límbica cerebral” y que logra a veces, constituir un “coctel” de neurotransmisores que son una mezcla de euforia y confort que estimulan o engrandecen el autoconcepto y la autopercepción de atractivo. Verdadero efecto de “paraíso artificial” que cautiva.

Mientras tanto la compulsión aumenta y esto se transforma en una obsesión que ya hace entrar al sujeto en el cautiverio de la perdida de si mismo. Más…más …hasta ese más allá del principio del placer que es la sobredosis.

Todo sirve y el golpe, la violencia, los ultrajes al cuerpo están ahí por la pérdida de la función frontal del cerebro (o sea de la neuro moral) que produce la cocaína. 

Se van generando progresivamente alteraciones en la capacidad, discriminativa, afectiva y con toma de decisiones erróneas. Se activa el sistema nervioso autónomo (con emisión de orina y deposiciones), conductas estereotipadas, bruxismo, rigidez física y contractura muscular. Van apareciendo dificultades en la erección y en los orgasmos; se ha triunfado ahora lo único que importa es la cocaina más allá de las impotencias continuas.

Se depende de una sustancia; el vínculo sexual ya no importa es solo una excusa para consumir.

Los relatos de los pacientes son la vigencia de la compulsión mortífera. La tragedia sigue y el “más y más” busca ahora pornografía: “…no supe cómo, pero había consumido mucho alcohol y cocaína, sentado en internet todos dormían; con ansias y casi desesperación buscaba pornografía, nada me dejaba pleno”.

“Salí a la calle buscando excitación y más droga. Comenzó con una prostituta, de pronto la paranoia, me hizo regresar. Volví al computador en busca de algo más excitante...era una sensación entre la locura y la desesperación.

AGREGADOS NECESARIOS ALCOHOL Y PEDOFILIA

Buscan sedarse como sea ante la turbulencia de la excitación y ahí aparece el alcohol… calma por un instante, pero ya se va agregando a la compulsión sexual, el sexo, la búsqueda de “proxenetas” el contacto con el alcohol.

Así se va generando una tolerancia farmacodinámica que se manifiesta a través de una necesidad creciente de consumir mayores dosis para obtener los mismos efectos, mezclados con estimulantes sexuales y alcohol. 

Las conductas más evidente son masturbaciones sin eyaculación, relaciones sin erección, experiencias bisexuales, ausencias progresivas de placer físico, uso de instrumentos sexuales.

Las conductas sexuales frecuentes y más evidentes son relaciones frecuentes con prostitutas, relación con desconocidos, pensamientos y fantasías obsesivas, aparición permanente de impotencias sexual, conductas voyeristas, travestismo, etc.

Todo esto puede ir acompañado y es frecuente por parafilias (conductas excitatorias con objetos inanimados, niños, adultos, humillación de la propia persona o de la pareja), dificultades en la eyaculación utilización de distintos medicamentos como el Viagra por ejemplo y por último pedofilia.

En los distintos estudios se ha descripto una curva evolutiva en años de uno a cuatro años de utilización de la cocaina en la vida sexual que va desde : erotización, prostitución, erección sin eyaculación, masturbaciones prolongadas, y finalmente entramos en la pornografía, el uso de instrumentos sexuales, la sexualidad solitaria, la parafilia, la pedofilia, etc.

El robo de niños esta muy relacionado hoy con el uso de drogas y la perversión que esta genera además de la perdida de la neuro-moral por el propio uso de sustancias nocivas para el dinamismo químico neuronal.


* Director general de Gradiva - Rehabilitación en adicciones.