Se ponen en marcha las elecciones democráticas más grandes del mundo

Nada menos que unos 900 millones de votantes indios podrán este año concurrir a las urnas; esto es, por razones de crecimiento demográfico, unos 50 millones de personas más que los que lo hicieran en el año 2014.

La democrática y gigantesca República de la India -uno de los dos países con mayor población del mundo, que pronto será el primero en esa materia- como debe legalmente ocurrir cada cinco años, va nuevamente rumbo a sus elecciones presidenciales. 

Ellas, por las enormes dimensiones del proceso electoral indio se realizarán en siete fases o tramos, comenzando el próximo 11 de abril y concluyendo el 19 de mayo de 2019. En juego habrá 543 bancas parlamentarias. Quien obtenga por lo menos 272 de ellas, elije al Primer Ministro. Para ello se suelen conformar coaliciones de gobierno, multipartidarias. 

Nada menos que unos 900 millones de votantes indios podrán este año concurrir a las urnas; esto es, por razones de crecimiento demográfico, unos 50 millones de personas más que los que lo hicieran en el año 2014.

A nivel nacional, los partidos políticos son esencialmente seis. Pero, sumando todas las jurisdicciones en las que se celebrarán elecciones, competirán nada menos que unos 450 partidos políticos, en más de un millón de distintos centros o estaciones de votación.

NACIONALISTAS VS. GANDHI

El actual gobierno, electo en el 2014, tiene un claro perfil nacionalista y está encabezado por el premier Narendra Modi, un popular y experimentado líder hindú, con perfiles chauvinistas y algunas actitudes propias de la extrema derecha. Pertenece al partido BJP (el Bharatiya Janata Party). Es ciertamente el favorito y tiene una larga experiencia política proveniente del importante estado de Gujarat, del que es nativo y en el que hizo su carrera política.

Su principal rival esta vez es Rahul Gandhi, que encabeza el Partido del Congreso Nacional de la India. Es ciertamente un miembro importante de la familia dinástica Nehru-Gandhi, bisnieto de Jawaharlal Nehru y nieto de Indira Gandhi. Esa tradicional familia política está hoy afectada por acusaciones de corrupción en lo más alto del partido. Su padre -recordemos- fue el malogrado Rajiv Gandhi 

El elevado desempleo, la defensa del medio ambiente y la provisión de agua potable para todos, son los tres temas centrales de la dura aunque civilizada discusión política. 
La discusión electoral será intensa y el triunfo de Modi no parece estar necesariamente asegurado.

La tasa de desempleo es hoy la más alta de los últimos 45 años y el sector rural del país, profundamente endeudado y disconforme, se ha lanzado a realizar protestas masivas. Como consecuencia de esto último, el partido de gobierno lleva acumuladas tres importantes derrotas, en tres distintas jurisdicciones estatales.

A su favor Modi puede invocar la puesta en marcha de una política que apunta a mejorar la vida de las mujeres de menores ingresos; sus iniciativas en pro de mejorar la limpieza de los lugares públicos; y el haber sancionado un nuevo Código de Procedimientos Concursales y Quiebras. A lo que seguramente agregará los temas de seguridad nacional y defensa, particularmente después de los recientes incidentes ocurridos en la zona de Cachemira que forman parte de la siempre difícil relación con Pakistán.

LAS MAS CARAS

Las elecciones de la India que se aproximan pueden resultar las más caras que el mundo haya jamás visto. Las anteriores, las del 2014, costaron más de 5.000 millones de dólares. Un despropósito ante las desesperantes urgencias de la pobreza doméstica. Eso fue un poco menos que las elecciones presidenciales norteamericanas, cuyo costo está en el orden de los 6.500 millones de dólares. 

Desde el punto de vista estrictamente legal, existe un importe máximo para los fondos que pueden destinarse a financiar las elecciones nacionales. Se trata de apenas un millón de dólares por cada candidato parlamentario. Pero lo cierto es que existen fondos poco transparentes que se canalizan para financiar los procesos electorales desde los más diversos rincones de la actividad económica.

El origen de los fondos incluye la posibilidad de contar con aportantes indios del exterior, así como de empresas extranjeras cuya propiedad esté en manos de sociedades de la India. Los aportantes pueden permanecer anónimos e incluir a sociedades que simplemente suscriben bonos electorales.

En las últimas semanas, el mencionado Partido del Congreso ha realizado acercamientos con otros partidos nacionales que podrían permitirle, en algún momento, competir con alguna chance contra el actual partido de gobierno. 

En momentos en que la India se acerca a conformar en la nación más poblada del mundo, superando así a la China, el próximo gobierno deberá invertir fuertemente en infraestructura.

Deberá también moderar el diálogo político. Desde el 2014, el fanatismo ha crecido peligrosamente en el debate político. Hasta en temas curiosos como los que tienen que ver con la "protección de las vacas" que caminan sueltas por las grandes ciudades del país, en cuya "defensa" docenas de indios han sido víctimas de linchamientos que serían inexplicables en la mayor parte del mundo.

Los resultados finales de las elecciones de la India que se aproximan se anunciarán el día 23 de mayo. Las preparaciones en materia de seguridad y logística ya han comenzado.

FACTOR PAKISTAN

Las personalidades de los dos principales candidatos son bien distintas. El presidente Modi se muestra como un hombre fuerte, dispuesto a enfrentar situaciones difíciles con mano de hierro, aunque siempre dentro de los límites impuestos por la democracia. Ejemplo de esto ha sido lo actuado en el último incidente con Pakistán, en el que poco después de una semana de los asesinatos que los originaron, el presidente Modi no vaciló un instante en enviar una escuadrilla de aviones militares a bombardear lo que denunció era un "centro de entrenamiento" de terroristas emplazado en el territorio del país vecino. El incidente no parece haber tenido mayores consecuencias, pero el hecho de que tanto la India como Pakistán son potencias nucleares obliga a cuidar en extremo los posibles excesos que pudieran ocurrir en ese tipo de operaciones de represalia. En el reciente atentado, ello no obstante, los atacantes suicidas provenientes de Pakistán generaron nada menos que 40 muertos entre los paramilitares indios que fueran sus circunstanciales blancos. 

En el último incidente, el primer ministro de Pakistán, Imran Khan, se movió muy rápidamente en defensa de la paz y, en el que fuera un paso realmente inteligente, devolvió inmediatamente a su país de origen a uno de los pilotos militares de la India que había sido capturado.
La relación de la India con Pakistán es compleja, desconfiada y está caracterizada por sospechas y acusaciones recíprocas, no todas las cuales son verdaderas. 

Lo cierto es que la dura reacción del presidente Modi, según las encuestas de opinión, mejoró su imagen en momentos pre-electorales. 

En adelante, Pakistán deberá mantener una actitud firme de vigilancia sobre los movimientos terroristas. Si esa actitud pudiera coordinarse con los esfuerzos similares a realizar por parte de la India, la desconfianza recíproca seguramente disminuiría. 

A lo que debiera agregarse asimismo un esfuerzo coordinado entre ambos países en procura de mantener y priorizar la paz y de caminar juntos en dirección a la reconciliación, de modo que las tensiones entre las dos naciones no alimenten los odios y resentimientos que, en muchos casos, tienen componentes que son no solo culturales, sino también religiosos. 

Como acaba de señalar desde un importante medio norteamericano un diplomático de la India, Nirupama Rao: "Sudar por la paz es mejor que sangrar en una guerra, después de todo". Y es ciertamente así.